Hace años Peter Jackson, director de la saga de El señor de los anillos y la de El hobbit, las dos basadas en la famosa obra de John Ronald Reuel Tolkien, reveló que hubo un proyecto de hacer la película de El Señor de los Anillos protagonizada por los Beatles y que fue cancelado por orden del mismísimo Tolkien. El disparatado proyecto se manejó en la década de lo sesenta y Jackson, tal y como reveló en el Comic-Con de San Diego, lo conoció por medio de Paul McCartney, que le dijo que tras el estreno de Help!, en 1965, los Beatles pensaron en la obra de Tolkien para protagonizar una psicodélica película. Y no se les ocurrió otra cosa que llamar a Stanley Kubrick, que vivía en Inglaterra y acababa de rodar la parodia ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú.

Para esa versión McCartney iba a ser Frodo, George Harrison Gandalf, Ringo Starr Sam y John Lennon el Gollum. Cuando se enteró, a Tolkien le pareció una broma de mal gusto y acabó vendiendo los derechos de su obra a United Artists, que en 1978 estrenó su versión animada dirigida por Ralph Bakshi y con John Hurt dando voz a Aragorn. Además, el escritor, un serio profesor de vida rutinaria, odiaba la nueva música pop de los sesenta. En el garaje de una casa que estaba muy cerca de la suya, en Sandfield Road (Oxford), una banda de música ensayaba. En una carta enviada a un amigo, Tolkien describía esos ensayos como “un ruido indescriptible”.

De todas maneras, a Stanley Kubrick el proyecto de los cuatro de Liverpool siempre le pareció un disparate y encima consideraba que la obra de Tolkien era demasiado compleja para adaptarla al cine. Así, él se dedicó de lleno a escribir, producir y rodar su obra maestra 2001: Una odisea del espacio y los Beatles tardaron cinco años en estrenar a su tercera película, el documental Let It Be.

Tendrían que pasar cuarenta años hasta que El señor de los anillos. El retorno del rey hiciese historia. En La 76 edición de los Oscar, en 2004, la película de Peter Jackson batió un récord al ganar los 11 premios a los que estaba nominada, incluido el de mejor película. Las películas que habían logrado el pleno anteriormente eran Gigi, en 1958, y El último emperador, en 1988. Las dos se llevaron los 9 Oscar a los que estaban nominadas. Además, los 11 Oscar situaron a El señor de los anillos. El retorno del rey en el podio de las películas con más Oscar de la historia junto a Ben Hur (1959) y Titanic (1997) y por encima de Lo que el viento se llevó, que logró 10 premios.

¿La tercera parte de una saga fantástica merecía semejante prestigio académico y tal lluvia de premios? Es, por lo menos menos, cuestionable. Aquel año Jackson compitió películas como Mystic River, Master and Commander, Ciudad de Dios o Lost in Traslation.

Khraniteli, El Señor de los Anillos ruso

Hace poco supimos que además de las versiones de Ralph Bakshi y de Peter Jackson hay una locura rusa de la que todo el mundo habla. Se puede ver en el canal de YouTube de la cadena de televisión rusa 5TV, que ha publicado un espeluznante documento que pertenecía a Leningrado Televisión, su antecesora. Se trata de una terrible versión rusa de El Señor de los Anillos grabada a principios de los años noventa y titulada Khraniteli, dividida en dos vídeos que juntos suman dos horas de metraje demencial, teatral, grotesco, mísero.

Oculto durante tres décadas y más cutre que una película de serie B, ya tiene una legión de locos fans. Cómo no. Los vídeos ya han superado el millón de visualizaciones en Youtube. Y, por supuesto, tampoco han tardado en aparecer los seguidores de la obra de Tolkien, que se han fijado en algo: la aparición del personaje de Tom Bombaldil, que juega un papel clave en las novelas pero que no aparece en las películas. El personaje significa “el más viejo y el que no tiene padre” y en la voluminosa novela de Tolkien es descrito así: “Lleva una chaqueta azul y una larga barba castaña, los ojos eran azules y brillantes y la cara roja como una manzana madura, pero plegada en cientos de arrugas de risa”. Peter Jackson alegó que Tom Bombaldil no era necesario para la historia y por eso se lo cargó en su guion.

La bizarra teleserie rusa solo se emitió una vez en Leningrado Televisión y fue abandonada en un viejo almacén. En aquella Unión Soviética, en la que la libertad de expresión lucía por su ausencia, las novelas de Tolkien estaban prohibidas por la censura. De hecho, la primera novela de la saga (La comunidad del anillo, publicada en 1954) tardó más de tres décadas en llegar a algunas librerías rusas, con la disolución de la Unión Soviética.

De hecho, Khraniteli, que significa Los guardianes, se emitió de forma limitada justo el año en que se disolvió la URSS: en el 91. Y hay quien argumenta que Khraniteli va más sobre cómo se desvaneció la URSS que sobre el mundo imaginario de Tolkien.

El Sopor de los Anillos… y el de Jack Nicholson

Bored of the Rings, la parodia de 1969 de El Señor de los Anillos, comienza así: Este anillo, y ningún otro, es la obra de los Elfos, que venderían a su madre para tenerlo de nuevo. Soberano de Mortales, de Grelos y del Jamón; si lo luces en el dedo, queda de los más fardón. Único Anillo que tiene un Poder Onmipotente: todo lo que tú le mandes, lo cumplirá mismamente. Si lo rompes o lo fundes, no podrá ser reparado; de hallarlo, mándalo a Sauron (los portes ya están pagados)”.

Escrita por Henry N. Beard y Douglas C. Kenney, Bored of the Rings es una farsa en la que la mayoría de los nombres de los protagonistas se refieren a marcas comerciales y celebridades de la época. Una vez más, la trama sigue a la Comunidad liderada por el mago Goodgulf Greyteeth para destruir el anillo que lleva Frito Bugger y así salvar el mundo de la oscura tierra de Fordor.

Bored of the Rings fue un pelotazo editorial, tuvo varias ediciones a lo largo de los años y fue traducido al alemán, húngaro, italiano, finlandés, portugués, ruso, sueco, francés, polaco y castellano (traducido como El Sopor de los Anillos). Existe un audiolibro en inglés y tiene hasta adaptación a cine. Entre los mayores atentados contra la obra de Tolkin destacan la espantosa Bored of the Rings: The Trilogy, del “director” Glenn Millar, y también The Knobbit, webserie porno de la precuela de El señor de los anillos.

El último atropello contra Tolkien lo cometió Jack Nicholson, que parodió a Gandalf en uno de los vídeos de la gala de los Oscar de 2004. En el backstage, Jack se topó con Elijah Wood (Frodo) y, según contó el joven actor en The Graham Norton Show, tuvieron esta conversación:

– Elijah, esa película tuya… tiene demasiados finales. ¡No acaba nunca! ¿Qué pasa al final?

– Pero, Jack, ¿qué quieres decir?

– ¿Qué pasaba al final?

– Ya sabes, los hobbits se despiden, me monto en el bote…

– Ah, no, ni lo vi. Me fui de la sala antes del final.

Genio y figura.