A nadie se le ocurre que un distribuidor español que venda una nueva edición de Lazarillo de Tormes le cambie el título por Un lazarillo muy pillo. En cine, en cambio, es completamente habitual que los distribuidores se tomen licencias con los títulos. Aunque hay algunos ejemplos de títulos que mejoraron el original, son muchísimos los casos de títulos españoles absolutamente disparatados, algunos demenciales. Ahí van los más famosos y carismáticos:

Centauros del desierto (1956) es un ejemplo de ocurrente y brillante cambio por parte de un distribuidor. Así llamaron en España a The Searchers (Los buscadores), la obra maestra de John Ford.

Con la muerte en los talones (1959) es otro ejemplo de un buen cambio. El clásico de Hitchcock se titulaba North by Northwest (Norte por noroeste). En Latinoamérica, Portugal e Italia la llamaron Intriga internacional. Por cierto: en Internet corre el rumor de que en Portugal Psicosis fue titulada La madre era él, pero está bastante poco fundado.

¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú (1964) es como se tituló. Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba). Mantuvieron el largo título, pero lo cambiaron para convertirlo en un chiste de Gila.

La semilla del diablo (1968). Otro pedazo de spoiler. El cartel de Rosemary’s Baby no mostraba que Mia Farrow estuviese embarazada de Satanás, pero el título español lo dejó bien claro. También el legendario poster polaco, una maravilla en la que la manita de un bebé monstruoso tocaba el debo de su mamá.

La semilla del diablo

Hasta que llegó su hora (1968) sustituyó a Érase una vez en el oeste, que era una gran título y Tarantino homenajeó en su última película.

Sonrisas y lágrimas (1968). Más al grano que Sound of Music. En Latinoamérica fueron más allá y la titularon La novicia rebelde.

Si quieres ser millonario no malgastes el tiempo trabajando (1969) es como tradujo uno genio (quizás afectado por las drogas psicodélicas de la época) The Magic Christian, en la que aparecían Peter Sellers, Ringo Star, Roman Polanski, Rachel Welch y Christopher Lee. En Italia fueron todavía más psicodélicos y la titularon Las increíbles aventuras de Mr.Grand con el complejo de mil millones de dólares y la estafa.

El diablo sobre ruedas (1971). Tampoco había ningún diablo en el título original y en realidad el gran debut de Steven Spielberg se titulaba Duel.

¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? (1972) fue el horrible título que le endosaron a Avanti!, de Billy Wilder, al que ya le habían traducido Sunset Boulevard como El Crepúsculo de los Dioses y Some Like It Hot como Con faldas y a lo loco.

Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus locos seguidores (1975) es como un cretino que se creía gracioso tituló Los Monty Python y el Santo Grial.

Los caballeros de la mesa cuadrada

Aterriza como puedas (1980) es como se tradujo Airplane, que era una parodia de las películas catastrofistas que empezaban por la palabra Aeropuerto. En Argentina, México, Perú, Chile y Colombia la titularon ¿Y dónde está el piloto?.

¡Cole, cole, que te como! (1980) es como titularon Vamos a comerte. La peli es de chinos y todo el mundo sabe que los chinos en vez de “corre” dicen “cole”. En Japón y en Alemania del Este la titularon Kung Fu Cannibals.

Granujas a Todo Ritmo (1980). Nadie conoce The Blues Brothers con ese título, pero a sus distribuidores les pareció una buena idea. En Latinoamérica la titularon Los hermanos caradura.

Jo, ¡qué noche! (1985) es el horripilante título que le pusieron a la estupenda comedia negra Afterhours, de Martin Scrosese.

Los inmortales (1986) fue otro buen título sustitutivo. El original (Highlander, montañés) hubiese parecido el biopic de Miguel Ángel Revilla.

Mejor solo que mal acompañado (1987) fue como se llamó en España a Aviones, trenes y coches, título, reconozcámoslo, difícil de vender.

La Jungla de Cristal (1988). La película se titulaba Die Hard, pero Morir duro suena raro. En este caso el nuevo título también dio en el clavo.

Bitelchús (1988). Se inventaron una palabra para titular Beetlejuice (Jugo de escarabajo) y se quedaron tan panchos. En Latinoamérica la titularon Beetlejuice, el súper fantasma.

Dulce hogar… ¡a veces! (1989) es como titularon Parenthood (Paternidad). En Latinoamérica la titularon Todo en la familia.

Este muerto está muy vivo (1989) es el título español de Weekend at Bernie’s. Tal cual.

Harley Davidson and the Marlboro Man (1991) es como titularon en España la espantosa Dos Duros Sobre Ruedas. En el resto del mundo el título fue el mismo que el original.

Le llaman Bodhi (1991). El título original de este thriller surfero de Kathryn Bigelow era Point Break (Punto de ruptura). Pero decidieron titularlo con el nombre del personaje de Patrick Swayze. Su título provisional eran Riders on the Storn, como la mítica canción de los Doors.

Los blancos no la saben meter (1992) es uno de los título más desafortunados de los noventa. White Men Can’t Jump (Los hombres blancos no pueden saltar) acabó con un título más adecuado para la estantería de las pelis porno.

Atrapado en el tiempo (1993) es como titularon Groundhog Day. Y lo más fascinante de esta película es que en España todo el mundo la conoce como El día la marmota. Es más: el título pasó al lenguaje popular y desde su estreno el día de la marmota es sinónimo de bucle, repetición. Vamos, que no dieron una. En Latinoamérica y China la llamaron Hechizo del tiempo.

Atrapado en el tiempo

Algo para recordar (1993) fue como titularon Sleepless in Seattle (Insomnio en Seattle). Cracks.

Mi Padre, ¡qué ligue! (1994) es como tituló un genio a My Father the Hero convirtiendo a Gérard Depardieu en un padre incestuoso.

El gran peque se va de ligue (1995) se titulaba Angus, que en la película es un tímido y obeso adolescente de catorce años.

¡Olvídate de mí! (2004). Es como titularon Eternal Sunshine of the Spotless Mind. El traductor de “Eterno resplandor de una mente impecable” vio que era una peli de Jim Carrey y se dejó de títulos intelectuales.

Soñando, soñando… triunfé patinando (2005) es como titularon Ice Princess, Princesa de hielo. Uno de los títulos más largos y ridículos perpetrados en España. En Argentina y Perú esta cursilada de Disney fue titulada Sueños sobre hielo.

Un canguro superduro (2005) es el nombre que le dieron a The Pacifier. Imaginamos al genio de la distribuidora recibiendo palmaditas porque además rimaba.

Pozos de ambición (2007) fue el infame nombre para There Will Be Blood (Habrá sangre), basada en una novela de Upton Sinclair que se titulaba ¡Petroleo!. En Latinoamérica la titularon Petróleo sangriento.

Megapetarda (2008) es como titularon en España Wild Child. Sin comentarios.

Y hay muchos más, claro. Danzad, danzad, malditos (1969) es como llamaron a They Shoot Horses, Don’t They?, Dos hombres y un destino (1969) a Butch Cassidy and the Sundance Kid, Entre pillos anda el juego (1983) a Trading places, Atrapado por su pasado (1993) a Carlito’s Way El protegido (2000) a Unbreakable

Son cientos, miles los ejemplos. Pero estos, desde luego, los más recordados.