Pocos conceptos son tan desbordantes como el que atiende a CATÁSTROFE. Cuando esa palabra aparece en un medio, una historia o una conversación no hay dique que la contenga. Catástrofe indica desesperanza, fin e inicio de una cascada de emociones confusas, terribles y desesperadas.
Ahora sobre un escenario una compañía valiente e innovadora, La Caja Flotante, presenta la catástrofe llamándola por su nombre. Dándole forma un dramaturgo Antonio Rojano, un director Íñigo Rodríguez-Claro y cuatro actores: Ion Iraizoz, Irene Ruiz, José Juan Rodríguez y Mikele Urroz.
Para contar la historia todo el equipo realizó una residencia artística en la Sala Exlímite y juntos desarrollaron lo que han denominado «proyectos abisales». A través de la investigación y la inmersión en el desastre que caracteriza a nuestra sociedad contemporánea, han tocado diferentes realidades: desastres naturales, tecnológicos…pero también personales como los sueños no cumplidos y las desilusiones cotidianas.
Conscientes de que la responsabilidad de la catástrofe trasciende cualquier frontera, esta compañía la hace llegar hasta el público, incluyéndole y traspasando todas las narrativas. Han sido necesarias varias residencias artísticas, de este equipo y la adopción de nuevas técnicas para tratar de dotar de lenguaje a este concepto rotundo. Han utilizado técnicas como la estructura abismada y la creación de distintos niveles de ficción, algo más habitual en el cine y que ahora llega al teatro.
La incertidumbre y la confusión de la catástrofe sólo puede representarse de manera laberíntica, y la estructura abismada es un buen molde. Un plano de ficción se fija dentro de otro y éste dentro de otro hasta desbordarse y mostrar un abismo.
Es cierto que Catástrofe no tiene final feliz porque su significado expulsa esta opción, pero llega a convertirse en catártico. Como ese vómito que deja el cuerpo liviano y limpio una vez expulsado. Por eso recomendamos esta obra.
Si se ve atenazado por miedos e incertidumbres, ya sean propias o que lleguen del exterior, póngalos sobre la mesa en la Sala Cuarta Pared, saldrá renovado y podrá al fin, partir de cero.
Catástrofe
Sala Cuarta Pared. C/ Ercilla, 17. Madrid
Hasta el 23 de febrero
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