«Papá dice que ha hecho, algo estúpido. Le cuesta ser feliz». Las crisis personales y cómo cada ser humano intenta hacerles frente. Esas son las verdaderas cosas extraordinarias. Amante de la gastronomía, el actor y director Pau Roca ha creado un plato con su compañía teatral basado en Las cosas extraordinarias (Les coses excepcionals). Se trata de una adaptación de una novela de Duncan Macmillan en la cual, varios actores se turnan para interpretar un monólogo de ficción cargado de verdad. Una obra prorrogada, si el virus nos deja, del 2 de abril al 29 de agosto de 2020 en el Teatro Lara de Madrid.
Charlamos con Pau Roca del proceso de preparación de un monólogo tan cómico como profundo en el que el viaje de cada actor por su texto provoca resultados distintos y donde la participación y respuesta del público es fundamental.
¿Cómo llegas a este texto del británico Duncan Macmillan y cómo decides convertirlo en teatro?
Desde nuestra compañía Sixto Paz, hace unos cinco años hicimos un texto que se llama Pulmones, del mismo autor y la verdad es que fue un éxito. Para nosotros fue una historia muy bonita dentro del equipo. A partir de ahí decidimos leernos la obra de ese autor porque nos parece un tío muy brillante.
Una de esas obras que leímos fue Every Brilliant Thing que aquí la hemos traducido como Las cosas extraordinarias. Cedimos los derechos y ya llevamos un año y medio dando tumbos con ella.
En 2013 creas la compañía Sixto Paz para incluir al espectador y que él también tome decisiones.
Cuando nos referimos a incluir al espectador es que le intentamos hacer partícipe en el pre y post función. Intentamos convertirle en testigo de la obra que convierta el boca-oreja en algo creativo, que no solo sea recomendarla.
Les damos las herramientas necesarias a través de juegos. Pero en Las cosas extraordinarias ya de por si el autor mismo es el que plantea una especie de juego comunitario en el que el público participa y modifica la obra cada día.
¿Vivimos en una crisis constante?
Supongo que eso depende de cada uno y de cómo lo viva (risas). En esta obra lo que creo que la gente se lleva a casa, aunque cada uno se lleve su vivencia, es una idea acerca de la felicidad. Que solo puedes encontrarla en pequeñas cosas. No es un concepto global. A lo que uno puede aspirar es a centrarse en el presente y en las cosas pequeñas.
Yo creo que todos pasamos crisis personales durante la vida pero estar constantemente en crisis creo que tiene que ver con no valorar las cosas pequeñas del día a día.
¿En qué cambia el Pau Roca actor del Pau Roca director?
La verdad es que no lo se. Mi vivencia es que cuando soy actor me debo totalmente al público y mi máxima ocupación es enganchar a cada uno de ellos y no soltarles durante toda la función.
Como director, evidentemente piensas en el público pero piensas sobretodo en cómo llevar a un equipo, cómo crear un ambiente y unas sinergias que hagan que la gente se sienta a gusto para luego hacer esto como actor. Necesitas mucha convicción y responsabilidad.
Te turnas con Brays Efe, que viene de triunfar con Paquita Salas. ¿Es diferente verle ahora en este texto viniendo de la comedia más pura?
Sí, Brays la hizo hasta enero y fue muy interesante trabajar con él porque es una persona con la sensibilidad ideal para hacer este texto. Es un texto que requiere de cierto dominio de la comedia. El maestro de ceremonias, el mago. Y eso no puede tapar lo profundo del texto porque no solo es una comedia al uso sino que hay momentos muy profundos y la verdad que fue muy interesante trabajarlo con él.
Cuando el texto se basa en un monólogo, ¿En qué aspectos trabajáis para generar el ritmo que necesita la historia?
La conciencia del ritmo es complicada tenerla durante 70 minutos uno solo. Tampoco es algo que tengas la varita mágica para ensayarlo, sino que a través de repetición y de hablar mucho o intentar hablar el mismo idioma si que creo que se va creando como un reloj interno. Tanto Brays como yo, como Leticia Dolera en Barcelona, que ahora me ha sustituido allí, como los futuros actores y actrices que acabarán haciendo esta obra.
Creo que al final todos pasamos por el mismo lugar y eso si que es dirigir e intentar hablar todos un mismo lenguaje.
¿Tendrías el primer recuerdo relacionado con la interpretación?
Buf, no. Porque ya desde el cole era así. Esto es muy habitual entre actores. Ya en el cole tenía tendencia a meterme en todos los fregados que tuvieran que ver con el teatro y con representaciones.
Pero sí es verdad que ya de mayor, a los 17 y 18, cuando te toca decidir, lo vi bastante claro. En el primer proyecto profesional, que fue una película, lo vi muy claro, que es lo que quería hacer.
¿Cuáles son las cosas extraordinarias de Pau Roca?
Ahora soy bastante mono-tema porque tengo un hijo de tres años. entonces me voy mucho hacia ahí. Pero por ejemplo, ahora mismo, te podría decir que es una cosa extraordinaria poder estar haciendo una entrevista en un día tan soleado enfrente de la Taberna J. Blanco que es una maravilla de lugar en La Latina.
Saber que voy a quedar con mis amigos en Madrid para hacer una rutilla de tapas por La Latina. Esto a mi me vuelve loco porque me encanta la gastronomía, tengo un restaurante en Barcelona que se llama Lluritu. Es una marisquería y para mí la gastronomía es una de las grandes cosas extraordinarias de la vida (risas).
Nos gusta que nuestros entrevistados nos recomienden cultura. ¿Alguna idea?
La obra que se llama Jerusalem es de un autor buenísimo que se llama Jez Butterworth, lo está haciendo una compañía catalana que funcionó mucho en Barcelona y ahora están aquí en Madrid y yo la recomiendo mucho. Y quiero ir a ver La leyenda del tiempo de Carlota Ferrer que es una directora y amiga a la que admiro y me apetece verla, pero no se como hacerlo pero tengo función siempre y no se si lo voy a conseguir.
¿Más de Cultura y menos de qué?
Más de Cultura y menos de criticar, dediquémonos más a construir a través de la cultura.
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