Trabajar la compersión en pareja es un concepto de esos que debemos meternos en la cabeza con un martillo. En este artículo lo relacionaremos con los intercambios de pareja, pero es extensible a muchos otros ámbitos de la vida en compañía de otra persona.
La definición de manual dentro del mundo swinger, sería algo así como un estado empático en el que un individuo experimenta placer o felicidad cuando su pareja está disfrutando de una relación sexual con alguien distinto. Simplificándolo al máximo podríamos decir que es lo contrario a los celos.
Descubrí este término en una publicación de Henar Álvarez en la que promocionaba la película Amor en polvo, enfocada en el intercambio de parejas. En una charla con la actriz Lorena López llegaban a la conclusión de que la compersión es el ideal al que toda pareja debería aspirar.
Este concepto fue acuñado por la doctora Deborah M. Anapol en su libro Polyamory: The New Love Without Limits (1997), y aunque la compersión se relaciona con el poliamor y los intercambios de pareja, debemos diferenciar dos tipos distintos. En el primer caso, se trata de relaciones que no se limitan al acto sexual y no tienen una duración concreta, como en el caso de la pareja swinger, que practicaría la compersión únicamente durante el sexo.
Muchas de nosotras vemos esta práctica como algo impensable dentro de una pareja, en mi caso no tiene que ver con los prejuicios y si con el miedo a no conseguir superar esa barrera de los celos. ¿Cómo es posible que nos asuste tanto un sentimiento tan positivo? El desapego, el autoestima, la confianza en uno mismo y la empatía son unos cuantos aspectos que debemos trabajar antes de plantearnos abrir una relación. Si flaqueamos en esto y fingimos o forzamos una situación que realmente no queremos, spoiler, no va a salir bien.
La primera condición que debemos asumir si queremos llegar a ese ideal de compersión es que todo tiene que fluir de una forma sencilla, sin esfuerzo. Tiene que salir sólo.
Que en la pareja haya una relación más allá del sexo, que ambos se sientan especiales y orgullosos del otro es algo esencial. Saber que si algo sale mal vas a tener la confianza de contarle a tu pareja por qué te has sentido así.
Y lo más importante, desear que el otro esté bien. Tiene que ser un impulso espontáneo, no puedes planear sentir que lo que le hace feliz a tu pareja te lo haga a ti. Y tampoco es algo que debemos conseguir en todo momento. Una pareja no tiene por qué coincidir en gustos continuamente, pero aspirar a encontrar la felicidad con la plenitud de él o ella es un ideal al que podemos intentar llegar.
*Foto de portada: Dainis Graveris on SexualAlpha
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