En mi mente cuadriculada tengo apartados de todo tipo. Por ejemplo, “maleta para escapada de 2 días”, “canciones para el estrés” o “restaurantes para ir con padres”. En esta última sección encontramos un listado de restaurantes, cantinas, cafeterías y un largo etcétera de establecimientos para disfrutar de la compañía de mis padres, cuando vienen a visitarme a Madrid.
LAVERÓNICA es uno de ellos. Y de este restaurante vamos a hablar hoy en Más de Cultura. Alerta spoiler: LAVERÓNICA ya no está solamente en esta categoría. Pero tendrás que continuar leyendo para saber más…
Desde LAVERÓNICA vemos como su descripción es de restaurante y lugar de encuentro, y no pueden tener más razón. Situado en el Barrio de las Letras (C/ Moratín 38), es una opción ideal para dejarse caer tras disfrutar de una exposición en cualquiera de los Museos que encontramos por el Paseo del Prado de Madrid.
Por un lado, su restaurante en el que disfrutar de una carta cuidada, con la mezcla justa de tradición y modernidad, productos frescos y platos fuera de carta, en función de mercado, que te dejan sin palabras. Si hay que señalar algo de su oferta, me quedo con pasta fresca con carabinero, el Arroz meloso con trigueros, setas y confit de pato y su Ensaladilla rusa que sorprende con su huevo frito. Todo para quitarse el sombrero y encandilar a los más exigentes. Platos de toda la vida, pero con un toque diferente que pilla por sorpresa.
Y LAVERÓNICA es también un punto de encuentro, en el que disfrutar de conversaciones, tertulias, eventos literarios, y también poder tocar y sentir el diseño y el arte. Porque hasta la decoración del restaurante está creada con mimo, como sus platos.
Pero además de estas dos razones, la hospitalidad y el trato humano de los que forman LAVERÓNICA es probablemente otro motivo que señalar. ¿Sabes esos restaurantes donde todo es impostado y los camareros parecen actores que no tienen suerte en los castings y tienen que sobrevivir en la hostelería? Pues eso no lo encontrarás en LAVERÓNICA, donde su equipo son profesionales con amplia trayectoria, y eso se nota desde el momento en que te sientas en la mesa.
Por todo esto, LAVERÓNICA se ha convertido en uno de mis restaurantes favoritos. Y como las visitas de mis padres no son tan habituales como me gustaría, he tenido que mover a LAVERÓNICA a “lugares a los que volver es siempre una gran idea”.
Así que… ¿nos vemos en LAVERÓNICA?
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