Fotografía: festivalmusicasur.es

Desde el 19 al 27 de septiembre, tendrá lugar en Motril (Granada) el ya habitual Festival Música Sur de Motril. Bajo la dirección artística de Juan Carlos Garvayo, el festival se centra en la música de cámara y en la fusión de estilos musicales.

Juan Carlos Garvayo es pianista y Catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. En su amplia trayectoria como solista y como miembro del Trío Arbós, su música ha viajado por todo el mundo. En el año 2013 le fue otorgado el Premio Nacional de la Música en la modalidad de interpretación. Hablamos con el desde hace años director del Festival de Música Sur de Motril en un año especialmente complicado para los eventos.

Contra todo pronóstico vais a cumplir con las fechas del evento y con la programación original. 

Hemos podido salvar prácticamente al cien por cien la programación original. Ahora nos estamos encontrando con algún cambio, por ejemplo, el cuarteto alemán que venía acaba de decirnos que no puede venir porque el gobierno alemán les obliga a mantener una cuarentena al volver. Perderían otros conciertos que tienen en Alemania.

Curiosamente el cuarteto que originalmente quería que viniera, el Cuarteto Quiroga, que es español y no podía venir porque tenía una gira en Suecia, ahora se la cancelan y son los que vienen (risas). Así estamos.

¿Qué es la música de cámara? 

Estrictamente es música de habitación. Da camera, viene del italiano. Se hace con un grupo reducido de personas. Es decir, no es sinfónica, no es de grupos grandes.

Nosotros lo hemos expandido también a otros estilos y, de hecho, tenemos música de cámara flamenca, jazz… todo sigue siendo música de cámara, al fin y al cabo. Lo que no tenemos son orquestas. No queremos directores (risas).

La música clásica con flamenco eran mezclas a las que no estábamos tan acostumbrados pero en los últimos años en la música hay cada vez más fusiones como estas. ¿Esto es positivo? 

Yo creo que es lo suyo. La música es como la vida. Yo mismo, que soy músico educado en conservatorio y profesor de conservatorio toda mi vida, escucho todo tipo de música.

El público agradece esa variedad. Creo que es muy enriquecedor para el público y creo que es lo que se debería hacer. A no ser que sean festivales muy especializados, que tengan un perfil ya muy determinado. Pero en este caso es un festival abierto a cualquier persona que disfrute de la música.

Porque viene público habituado a un estilo que descubre el otro. Siempre que lo ofrezcas con cierta inteligencia, con un programa que esté bien estructurado, que tenga cierta coherencia. No puedes mezclar tampoco a lo loco. Hay que encontrar esa fórmula alquímica donde las cosas florecen. Pero sí, a mi me gusta eso. Me gusta mucho.

El mundo de la música exige mucha disciplina. ¿Algún consejo que te hayan dado y que recuerdes siempre?

Hay tantos… En esto de la música siempre pasas por muchos profesores y cada uno con sus consejos. Pero uno de los grandes consejos es aprender a escuchar al otro. Quizá he aprendido más tocando con otros colegas y escuchando lo que hacían que incluso de mis propios profesores.

Es aprender a escuchar y la música de cámara es un poco eso. Es como si fuese una sociedad ideal en la que cada individuo aporta lo suyo pero siempre en beneficio de algo mayor. Considerando las otras posibilidades de los otros colegas exponiendo sus argumentos. Es un dar y estar todo el tiempo entre el grupo y lo individual. Y eso es muy bonito. Es un gran aprendizaje.

Por ahí va la cosa. Sobre todo para los pianistas, que somos músicos que muchas veces estamos muy aislados en nuestra carrera porque es un instrumento que tiene gran repertorio de solista. Al final acabamos metidos en nuestro estudio solos durante 8 horas al día y no nos enteramos de lo que pasa alrededor.

También te dedicas a la docencia. ¿Has notado el salto generacional en cuanto a las inquietudes de los alumnos?

Es muy distinta la situación. Sobre todo aquí en España. Cuando yo estudiaba todavía la música clásica estaba muy subdesarrollada, tanto a nivel de conservatorios como de infraestructuras. Cuando me fui a estudiar al extranjero hubo un boom en España y la situación es muy distinta.

Ahora hay mucho más y quizá también de una actitud menos apasionada a la hora de buscar el conocimiento. Los alumnos disfrutan. Tienen más posibilidad de formación más instrumentos para su desarrollo musical y a veces están un poco aburridos.

Yo recuerdo el ansia tremenda de tener una biblioteca en condiciones, poder escuchar una orquesta sinfónica, tener la posibilidad de tocar como solista en una orquesta… todas estas cosas hoy están mucho más a mano. Y está muy bien que estén, pero de alguna manera noto esa especie de desidia de buscar por uno mismo, de vivir la música con esa pasión que está por encima de cualquier otra cosa que te pase en la vida.

Después de un año tan complicado ¿Qué esperáis de Música Sur? 

Estamos cruzando los dedos. Las noticias son muy alarmantes y nos encontramos cada día con una situación distinta. Que se pueda celebrar es nuestro objetivo. Que por lo menos se pueda celebrar. Por supuesto conservando todas las medidas de seguridad, el protocolo sanitario… todo eso.