Virginia Rodrigo es compositora, multiinstrumentista y cantante. Una persona con muchas cosas que contar y que cantar, de ahí que diera el salto de la música instrumental a componer sus canciones. Aprovechamos un ratito de espera para que Virginia Rodrigo contestara unas preguntas a Más de Cultura. ¿Será la primera entrevista que ha hecho con mascarilla? Se nos ha olvidado preguntarlo…

– Empezamos por el principio, y en estos momentos complicados para todos, nos gusta comenzar con una pregunta, ¿qué tal estás?

Estoy bien, la verdad es que estoy bien. Dentro de la dificultad tan grande que ha sido cancelar toda la gira de “La instrusa”, que ha sido bastante heavy. En el confinamiento me he sentido bastante privilegiada. He podido mantener todas mis clases online y bueno, he podido descansar. Ha sido una oportunidad que no me había tomado nunca en mi vida, la de descansar. Yo me encuentro bien, toda mi familia está bien, en fin. Como que dentro todo me siento bastante privilegiada.

– ¿Quién es Virginia Rodrigo cuando no está en un escenario?

Una persona (risas). Una persona que vive como cualquier otra y que a nivel profesional, lo que más me inspira, que no sea estar en un escenario, es mi otra vocación, la docencia y que es lo que más me gusta hacer.

Y diría que cuando no estoy en un escenario, soy muchas cosas, pero en lo profesional soy docente, que para mí es muy importante. Tengo una escuela de percusión, que dirijo e imparto las clases y me hace muy feliz. Es algo que no cambiaría solo por estar en el escenario. Hay gente que piensa que dar clase es lo que hacen los músicos cuando no pueden estar encima del escenario, y en mi caso, es algo que me complementa mucho y me ayuda mucho a entenderme como artista. Me da una visión que para mí es muy importante.

Mezcla de música urbana, electrónica y pop

– ¿Cómo tomas la decisión de dedicarte a la música?

Mi carrera se divide como en dos partes. Hubo una primera parte que es cuando decidí ser percusionista y baterista, y eso fue cuando yo tenía unos 16 años. Empecé a tocar percusión como hobbie, y en un momento pasó a ser el centro de mis estudios. Dejé la carrera, estaba estudiando ciencias políticas, y me di cuenta que era tan viable o inviable dedicarme a las ciencias políticas como a la música. Y me alegro mucho de haber escuchado esa voz.

Y el siguiente paso, que fue dedicarme a cantar, componer y escribir mis propios espectáculos, eso fue en el año 2010 o 2011, cuando decidí que quería hacer algo que tuviera más narrativa, no solamente con música instrumental, sino que también quería decir algo.

– Las etiquetas a veces son necesarias, ¿cómo etiquetarías tu música?

Uff… es que odio tener que definirla, jajaja. Yo diría una mezcla de música urbana, electrónica y pop. Aunque por decir algo, jajaja.

– El año pasado lanzaste tu segundo disco, “La Intrusa”. ¿Qué nos puedes contar sobre él?  

Fue una criatura gestada durante 3 o 4 años. Un proceso creativo muy intenso que me desafió mucho, tanto en lo artístico como lo personal. Para mí, sacar este disco ha sido un camino de transformación. Suena muy rimbombante, pero ha sido así. Lo que tuve que atravesar, aprender, batallar… para mí, es un hito en mi vida artística y personal.

– ¿En qué ha cambiado Virginia Rodrigo desde 2013, cuando decides dedicarte a la música, hasta ahora?

Muchísimo, son unos años muy intensos de mi vida. El camino de encontrar una voz propia (no me refiero con esto a cambiar el mundo o revolucionar el lenguaje), sino mi voz. No una voz que sea distinta a la de otros, sino tu propia voz. Estos siete años han sido muy intensos, en los que he buscado mi voz dentro de un proyecto personal como compositora.

De la que fui cuando empecé con la guitarra y más cantautora, a lo que hago ahora, ha cambiado todo. En el primer disco las letras las hacía con otra persona y después ya las empecé yo sola. Ha sido un proceso de muchísimo aprendizaje.

Virginia Rodrigo: «me di cuenta que era tan viable o inviable dedicarme a las ciencias políticas como a la música»

– Hemos visto que para estos meses tenías un buen puñado de planes y conciertos. ¿Dónde vamos a encontrarte cuando pase toda esta crisis del COVID19? 

Donde nos deje el COVID19 (risas). A mí me gustaría que me encontréis en los escenarios dándolo todo. Esa es mi intención. Estar en los escenarios a tope de power.

– ¿Cuáles son los referentes que tienes como artista?

Tengo una mezcla de referentes bastante loca, y es que empecé tocando estilos musicales muy distintos a lo que yo hago como cantante. He tocado mucho y he escuchado mucho jazz, mucha música instrumental, mucho flamenco, mucho folclore. Cosas que aparentemente no están en mi música, y para mucha gente puede parecer que no hay ni rastro de eso.

Por mucho que estos estilos se alejen de lo que hago, este bagaje musical está presente.

– ¿Y hay algún artista con el que te gustaría colaborar?

Hay mil, pero últimamente he descubierto un dúo muy increíble que se llama Ualla Musica y hacen una cosa muy genial. Música vocal con una mesa y sus voces. Hacen percusión con lo que tienen, con una mesa y un bolígrafo. Son increíbles, musicalmente, su discurso, su puesta en escena… todo.

Me encantaría, de hecho, estoy planeando hacer algo con ellos.

– Si pudieras definir tu estado vital con una canción, ¿cuál sería?

Últimamente pienso mucho en “Al otro lado del río” de Jorge Drexler. Por la letra, por lo que dice… la escucho mucho y el mensaje me toca mucho. “Creo que he visto una luz al otro lado del río, rema, rema, rema…”. Es un poco como la luz al final del túnel raro de incertidumbre en el que estamos. Esa canción me habla.

– ¿Nos puedes recomendar el último libro, canción, película, obra de teatro, o cualquier expresión artística que te haya emocionado?

Lo que me ha gustado este año ha sido la obra de teatro MAN UP de Teatro En Vilo, es una compañía que me flipa y la obra me atravesó y me dejó loca. Me parecen unas genias ellas dos.

– Nuestra revista se llama Más de Cultura, por lo que nos gusta preguntar, Más de Cultura y ¿menos de…? 

Clarisimamente menos fascismo, menos racismo, menos xenofobia, menos caceroladas a las nueve de la noche, menos banderitas y menos chorradas. Básicamente, menos fascismo, en este momento en el que mundo se está volviendo loco, y hay fascismo en los países más importantes del planeta y estamos convviiendo con él. Es un retroceso y da mucho miedo. Así que Más de Cultura y muuuuuuucho menos fascismo.