Tríos y arte, un artículo poliamorosamente artístico

Sus imágenes destacaron por su simplicidad moderna y la corriente erótica que desprendían. Cadmus, era un pintor homosexual que se había hecho famoso por sus escenas de hombres de cuerpos esculturales. Cuando conoció a Jared French, con el que compartía estilo artístico, se convirtieron en amantes.

Aunque se casara con Margaret en 1937, el trío mantuvo la relación a tres bandas que expresaron también en sus fotografías, en las que a menudo aparecían los tres. Las fotografías no llegaron a hacerse públicas hasta los años 80.

Controvertidos por sus imágenes, en 1944 el arte y las relaciones aún les sabían a poco y Cadmus encontró a otro miembro llamado George Tooker, que estaba estudiando en la Art Students League. Tras presentárselo a sus amigos, se negó a abandonar su relación con los French y se hicieron amantes al mismo tiempo que no abandonaba el trío que había formado. Así, estos cuatro artistas pasaron a protagonizar un cuarteto.

Algo parecido le ocurrió a George Platt Lynes, Glenway Wescott y Monroe Wheeler tres artistas que trataron de explorar los límites de las relaciones humanas.

George Platt Lynes se especializaba en fotografías homoeróticas en blanco y negro. Por su parte Monroe Wheeler era director de publicaciones del MoMa de Nueva York. Este último y Glenway Wescott (un novelista de éxito de la época) mantenían una relación sentimental. Fue en los años 20 cuando Lynes llegó a sus vidas y se introdujo en su relación.

Sin embargo, al contrario que en el caso anterior, este trío pareció vivir una situación algo más turbulenta cando Wescott publicó el libro «The Pilgrim Hawk», sobre una frustración sexual. En 1943 Lynes se retiraría de la ecuación, sin embargo se calcula que Westcott y Wheeler mantuvieron su relación no monógama durante 68 años.

Sin barreras al amor

Por todos es conocido la relación que mantuvieron Diego Rivera y Frida Khalo a pesar de las adversidades como el accidente de ella que la dejó postrada en una cama sin poder moverse.

Demasiado infieles, o quizá adelantados a su tiempo, se sabe que muchos fueron los hombres y mujeres que pasaron por los deseos de Frida. Algunos de estos amantes llegaron a convivir con la pareja. En las cartas de la pintora, ella misma se muestra capaz de amarlos a todos igual. Grandes nombres de la historia como Josephine Baker, León Trotski, Chavela Vargas o Isamu Noguchi son los que se le conocen, pero la historia también evidencia que a Diego veía mejor las relaciones que mantenía con las mujeres.

Sin embargo, con la familia no se juega y por eso cuando Frida descubrió que las sesiones en las que su hermana Cristina había posado para Diego habían provocado otro tipo de acercamiento, no le hizo ninguna gracia. A pesar de eso, él la acompañó siempre hasta el final de sus días.

El amor platónico por la poesía

Piano, ballet, arquitectura, francés, alemán… Lilya Yuryevna Kagan dominaba todas estas disciplinas. De familia adinerada, no tardó en contraer matrimonio con el poeta Osip Brik. Sin embargo, su amor por el arte de la lírica fue tan amplio que cuando conoció al poeta Vladimir Mayakovsky, que se convertiría después en uno de los más importantes del siglo XX, no pudo evitar su interés amoroso. La chica fue correcta y se lo contó a su marido, al cual no pareció importarle puesto que entendía perfectamente la atracción que su esposa podía sentir hacia él. Cuenta la leyenda que cuando Osip descubrió que Lilya se había acostado con él le dijo: «¿Cómo puedes negarte a ese hombre?».

Fue así como el trío terminó viviendo bajo el mismo techo. Sin embargo, las relaciones a tres bandas no siempre acaban del todo bien. Por eso en este caso la relación tornó de lo sexual a lo puramente artístico y laboral. En concreto la relación entre Lilya y Mayakovsky terminó en 1923, sin embargo, el artista no dejó de vivir en la casa del matrimonio hasta años después.

Son algunos de los ejemplos que nos recuerdan que aunque la época a veces no acompañe, la mente y los sentimientos de un artista van siempre por delante de la historia. Solo así se puede crear arte. Y si como en el arte, en el amor, todo vale, como dijo Osip Brik: ¿Quién somos nosotros para oponernos?