La barbuda, a.k.a. Paulah Lovelle, tiene tres gatos y un perro. Le gustan los cómics, el cine, los videojuegos y los tatuajes. La Barbuda Shop, su tienda online, es la suma de todos estos conceptos y mucho más. Conocí los diseños de Paula porque habían viajado desde Galicia al mostrador de una tiendecita del barrio de Malasaña, en Madrid. El flechazo fue instantáneo y no dudé en adornar una cazadora con sus parches. Hablamos con ella sobre lo guay que es ser friki, la búsqueda incansable de inspiración y lo importante que es conocerse a uno mismo.
¿Cómo nace La barbuda? ¿De dónde surge esta idea y por supuesto, este nombre tan bizarro?
El concepto nace de la idea de crear ropa y accesorios de nuestras películas y series favoritas que sean estéticamente bonitas y no tachen a quien las lleva de ‘friki’. Es decir, que si tú llevas puesta una camiseta barbuda con un diseño inspirado en La Guerra de las Galaxias, alguien que nunca ha visto la saga pueda llegar a decirte: “oye, qué camiseta más chula ¿dónde la has comprado? ¡Me encanta!”.
Para elegir el nombre de mi marca me he inspirado en los freak shows, que se hicieron populares durante el siglo XVII: espectáculos viajeros, similares a los circos, que exhibían rarezas humanas. La mujer barbuda era una de sus protagonistas: Una mujer que en vez de afeitarse, decidía hacer de su inusual característica una virtud.
Actualmente, ‘friki’ es un término coloquial para referirse a una persona cuyas aficiones son inusuales o minoritarias. La barbuda es una marca pensada para la gente diferente que se enorgullece de serlo. Si has nacido ‘con barba’, ¡no te la afeites! Sé tú mismo y luce tu rareza con orgullo. Different is cool. Stay freak!
Cuando te pones a crear, ¿qué te llega antes a la mente, el diseño o el mensaje?
Habitualmente elijo una película o serie y con el revisionado surgen juntos el mensaje y el diseño, ya que pretendo con la confluencia de estos dos elementos hacer un resumen que aluda a la obra y nos lleve a todos a revivir aquello que sentimos cuando la vemos.
Tu punto de partida como La barbuda nace de unos diseños muy característicos y originales aunque muchas veces estén basados en personajes conocidos por la mayoría de la población. Has sido capaz de hacer, por ejemplo, de una imagen de E.T., un diseño completamente propio, ¿hay alguna fórmula mágica para conseguirlo?
Jajaja. Pues la verdad es que incluso a mí me sorprende el éxito de alguno de mis diseños y en algunas ocasiones, mis diseños más conocidos o emblemáticos ¡no son mis favoritos! En algunos diseños, como ocurre en el caso de E.T., el concepto es muy claro y directo. En otros casos, como ocurre con mi diseño de León el Profesional, que también es uno de los favoritos entre los clientes barbudos, existen más elementos (tanto del largometraje como del estilo del tatuaje tradicional que marca la estética de la mayoría de mis diseños) que conforman la ilustración y aún así diseños tan diferentes son emblemáticos.
Ahora hago sobretodo diseños de películas o series que me apetece hacer, creo que esto es importante porque cuando de alguna manera conectas más con una obra, vas a plasmarla de una forma más clara en un diseño. Para mí se trata de resumir en una imagen estéticamente equilibrada y bonita, una película o serie acerca de la que ya tenemos recuerdos y sensaciones arraigadas en nuestra nostalgia.
De todas formas no deja de sorprenderme la cantidad de mensajes que recibo semanalmente de clientes que me envían fotos de mis parches falsificados y a la venta en mercadillos de Jerusalén, Irán, Bangladesh… Hace dos años, en Bangkok encontré a la venta en un mercadillo falsificaciones de algunos de mis parches. Al principio estas cosas me desanimaban mucho, ahora, con perspectiva, ¡creo que es realmente increíble que haya falsificaciones de mi trabajo en mercadillos de todo el mundo!
¿Crees que tus diseños sirven para acercar al público joven figuras del cine que pueden considerarse ya “vintage”? Me refiero a tus diseños inspirados en películas como El gran Lebowski o Señora Doubtfire.
Pues en contra de lo que se puede imaginar, ¡creo que no! A pesar de que mi canal principal de venta es mi página web, acudo a 4 ó 5 eventos al año en Galicia y Madrid. Y en estos markets compruebo que la gran mayoría de personas que se paran en mi stand conocen prácticamente todas las referencias cinematográficas. Y no solamente adultos. Muchos niños saben perfectamente quién es E.T., han visto Los Goonies y les encanta Miércoles Addams. Es cierto que, de alguna manera, mi tienda es un filtro en el sentido de que si no te gusta el cine, no te vas a parar ni en mi stand ni en mi página web. Pero si te gusta el cine, creo que, tarde o temprano, vas a verte los clásicos 🙂
Con las redes sociales, ¿es más fácil captar a ese público específico que se pueda sentir atraído por tus productos?
Creo que hace tres o cuatro años, las redes sociales eran un auténtico canal a través del cuál las tiendas indies y pequeños negocios podían crecer. Hoy en día, con el famoso algoritmo, es muy complicado llegar de forma gratuita a una masa grande de público objetivo. De todas formas, en mi caso, Instagram y Facebook son un gran escaparate y me tomo la programación de fotografías para estas redes, textos, e incluso las sesiones de fotos como un auténtico trabajo en sí mismo.
Varias horas de cada jornada las destino a gestionar comentarios y mensajes directos que me llegan a través de las redes sociales; un día a la semana lo destino a retocar las fotografías que publicaré en los siguientes siete días y una tarde a la semana, hacemos (mi madre y yo) una sesión de fotos. Creo que lo imposible es colgar una foto recién sacada con el móvil, aplicarle un filtro y pretender que tu marca crezca en redes sociales. Las publicaciones y la gestión de las Redes Sociales son un trabajo en sí mismo ¡un aspecto tan exigente e importante como cualquier otro en una empresa!
¿Qué consejo le darías a alguien quiera montarse un negocio propio por Internet y no sepa por dónde empezar?
Mi consejo es que trate de crear una empresa de aquello que le fascine. Porque después de muchas horas, muchos días y muchas noches, después de buenas ¡y también malas! noticias que se acumulan, junto con horas de cansancio, tienes que amar realmente lo que haces para despertarte cada mañana con ganas y seguir guerreando ahí fuera 😉
También le diría que no se deje influenciar por la opinión de los demás. Está bien pedir consejos y ampliar nuestra mente con diferentes puntos de vista: estar siempre abiertos y abiertas a nuevas ideas, nuevos ‘experimentos’ e incluso nuevas formas de enfocar y desarrollar nuestro talento (o aquello que mejor se nos da). Pero todos somos diferentes, especialmente, en mi opinión, las personas creativas. Es imposible ponernos del todo en el lugar del otro y nadie mejor que nosotros mismos conoce nuestros potenciales, limitaciones y capacidades. Emprender es muy incómodo. Habitualmente las personas que tienen un negocio propio te animarán a que lo intentes y que te des una oportunidad. Júntate con personas que te inspiren y que alimenten ese talento o esa capacidad tuya que crees que puedes comercializar.
Hoy en día, gracias a las redes sociales, es más fácil que nunca dar con personas que admiramos, que ejemplifican una meta que queremos alcanzar o que nos proporcionan la energía que necesitamos para continuar persiguiendo nuevos retos. No dejes que la energía de aquellos que nunca lo han intentado y tienen miedo te contagie. Si puedes, creo que es mejor haber intentado crear aquello en lo que crees hasta el final ¡tanto si tienes éxito como si no! que trabajar en algo que no te satisface del todo con la incertidumbre de pensar cada día ‘qué hubiera pasado si lo hubiera intentado’. También les diría que escuchen y analicen sus resultados para redirigir su trabajo siempre en la dirección correcta. ¿Cuál de tus últimas acciones ha tenido más éxito? ¿Puedes hacerlo de nuevo? ¿Puedes mejorarlo? ¡Adelante!
Si tuvieras que salvar un único producto de todos los que tienes en La barbuda, ¿cuál elegirías?
Bufff!! Es muy difícil porque tendría que decidir entre salvar uno que me guste mucho y tenga valor sentimental para mí y uno que guste mucho y del que pueda tener un feedback económico que me permita seguir desempeñando mi trabajo. Habitualmente, mi trabajo favorito está siempre entre los últimos que he hecho. En estos momentos, si tuviera que elegir uno de mis productos favoritos sería mi cuadro de El Libro de la Selva (el lienzo de los años 70 en el que me dibujé a Mogwli y Baloo) o alguna de las últimas manos de madera que pinté (la de Lucky Luck, la de Calvin y Hobbes).
Si tuviera que elegir un producto de los que mejor funcionan, elegiría el cocodrilo Never Grow Up o a Leon y Mathilda. Los dos son diseños que me parecen súper armoniosos y con una gama de colores muy chula ¡son de los pocos que yo misma me pongo a diario!
Ver esta publicación en Instagram
¿Nos podrías recomendar algún otro artista que te llame la atención o que te haya servido de inspiración?
¡Claro! Una de las cosas que he hecho desde el principio es hacer intercambios artísticos con otros creadores con la finalidad de compartir su trabajo con mis seguidores, para crear así un pequeño movimiento con el que descubramos todos los meses el trabajo de otros artistas que se merecen nuestra atención.
Admiro mucho tanto el trabajo como la forma de enfocar la vida profesional de Steen Jones, también me gustan Jeremy Ville, Yeaaah! Studio, elrana.art y sigo a un sinfín de tatuadores que son mi verdadera fuente de inspiración: Moira Ramone, Christopher Scott, Aaron Breeze… La verdad es que sigo el trabajo de más de 700 artistas. En mi tiempo libre, no dejo de ver nuevas publicaciones y tiendas. ¡Es de lo que más me disfruto haciendo!
¿Tienes algún diseño/idea futura en mente que nos puedas adelantar sobre La barbuda?
Pues estoy a punto de lanzar en mi web chapas para perro personalizables. La próxima colección tendrá cosillas de Vaiana y ahora, en la cuarentena he comenzado a hacer vídeos en directo para que todos nos entretengamos un ratín dibujando.
Y ya para terminar, haciendo alusión al nombre de la revista, ¿Más de cultura y menos de qué?
Más cultura y menos miedo. Creo que el ser humano teme aquello que es diferente o que no entiende y que cuanto más conocemos y más nos conocemos, sobretodo, a nosotros mismos, más libres somos ¡y más felices! A menudo lo que más nos coarta la libertad son nuestros prejuicios y temores a emprender una actitud diferente o cortar con una situación para comenzar una nueva. Vivimos desconectados, especialmente de nosotros mismos.
Una vez vi un documental en el que un deportista de élite, que vivía sumido en una rutina vertiginosa de entrenamientos y estrés, se vio obligado a detenerse debido a una lesión y tras un par de días sin hacer nada, se preguntó “pero, ¿quién es este señor con el que vivo?”. Porque ni sabía lo que quería, ni lo que le gustaba, ni lo que necesitaba, ni era siquiera feliz ¡ni estaba tranquilo! La paz y la felicidad no la vamos a encontrar nunca en el exterior. Es un estado de ánimo.
Está en nosotros mismos y ya la llevamos incorporada de serie. Sólo debemos buscarla de nuevo y aprender a conectar con ella. Escuchémonos, aprendámonos, relajémonos y dejemos de tener miedo. Hemos dejado que la sociedad defina el éxito. El éxito es ser felices y que no nos importe lo que piensen los demás.
*Todas las imágenes que aparecen en el artículo son propiedad de Paulah Lovelle.
Deja tu comentario