En la localidad madrileña de Alcorcón nace el primer Centro del Títere integral y articulado que ofrecerá a todos los amantes del arte de la marioneta una formación estable. Se suma así a otros centros de exposiciones como TO.PIC (Centro Internacional del Títere de Tolosa). Será un espacio para la investigación, creación y divulgación del arte del títere.
Isis Abellán nos atiende al otro lado del teléfono, forma parte de la junta directiva del Centro del Títere y también es patrona de la Fundación del Arte del Títere. Reconoce que sigue siendo un arte denostado a pesar del legado histórico que encuentra en nuestro país: «Ha habido muchos creadores y gente investigando, pero siempre ha estado como deshilachado, desorganizado. Nunca ha existido un lugar donde todo eso se pudiera integrar. Donde tú pudieras ir si te interesa el títere, como espectador, o como profesional y que te encontraras un lugar donde vas a estudiar todas las técnicas».
Formación de 2 años en todas las disciplinas relacionadas con el títere
La novedad del centro es precisamente esa formación de dos años en el arte del títere. Una disciplina que se encuentra a medio camino entre las Artes Escénicas y las Bellas Artes y que, según nos explica Abellán, requiere de conocimientos que no siempre se adquieren en una titulación relacionada con el Arte Dramático: «La gente que quiere hacer títeres al final lo que se encuentra es que tiene que ir haciendo cursos monográficos y buscándose la vida. Siendo un poco autodidacta».
Por eso quieren, desde este recién inaugurado centro, tratar las distintas formas de abordar un oficio tan característico, desde las concepciones más modernas donde se reciclan objetos cotidianos y se convierten en personajes con vida propia hasta la técnica de construcción de dichos personajes: «Hay gente que querría hacer títeres y no sabe construir, manejar el hierro, hacer la plástica…», apunta.
Un arte denostado
Aunque Isis reconoce que efectivamente es un arte que llama la atención de los niños, también indica que esa percepción tiene que ver, en mayor medida, con la dificultad de subsistencia de la propia industria, puesto que la tradición de los títeres se remonta a los espectáculos para adultos: «En la base de todos los creadores de referencia internacionales está el títere y hacen espectáculos para adultos. Si nos remontamos hasta el origen, en las tribus, al teatro de sombras, todo se basa en el títere. Es muy antiguo y no era para niños solamente. Esto ha sido, sobre todo, una cosa muy en España. Porque las compañías que se han atrevido a hacer teatro de títeres para adultos les ha costado mucho sobrevivir. Es algo que a nivel político y cultural no se ha apoyado«.
Su objetivo pasa precisamente por elevar a los títeres a esas representaciones para todos los públicos, que puedan surgir de la investigación aportada por el recién bautizado Centro del Títere de Alcorcón.
Pero es inevitable pensar en esos apelativos como «titiriteros» que tanto les hemos escuchado a los políticos en nuestros días para menospreciar a personas o profesiones: «Ojalá eso se pueda dignificar y revalorizar porque los grandes creadores son muy conscientes de la importancia que eso tiene en el teatro», reivindica Abellán para recordar que «la imagen del títere no está tergiversada, son los políticos los que han tenido una imagen de que el títere tiene que ver con la ignorancia y la pobreza. No creo que haya que cambiar la imagen del títere sino que precisamente lo que hay que hacer es conocerlo y profundizarlo».
Exposiciones e investigación
Los muros de este centro también serán un espacio para las exposiciones. Un ejemplo de ello es el 40 aniversario de una de las compañías veteranas de esta especialidad: La Tartana Teatro. Una exposición interactiva donde algunos de los títeres son autómatas y se activan al tocar un botón para que el visitante los pueda manejar, ver cómo funciona el mecanismo y descubrir su encanto.
Y es que el títere no solamente es importante por su interés artístico. Desde los centros especializados ya han descubierto que a nivel terapéutico también tiene mucho valor. Por ejemplo, en el terreno de lo sanitario o lo social: «En una terapia, alguien que no se atreve a poder decir algo de sí mismo a través del títere, del tercero, es capaz de avanzar mucho más rápidamente».
Así, otros trabajos con colectivos como los mayores, las mujeres, gente en exclusión social… son algunas de las ramas que les gustaría también explorar. Por supuesto, sin dejar de lado las residencias artísticas para trabajos en proceso, avalados con profesionales que harán el seguimiento. Todo, como recalca la propia Isis Abellán, para «entender los procesos no como un trabajo terminado, sino como una búsqueda».
El Centro del Títere acaba de abrir sus puertas en la Calle Siete Ojos de Alcorcón y ya ofrece exposiciones y actividades para poner en valor un arte en pleno proceso de expansión.
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