Si hay una película que ha dado que hablar en los últimos meses ha sido La amiga de mi amiga. Definida por el equipo como el underground del underground, el filme es una comedia de enredos lésbicos y un canto al amor y a la amistad. La directora, Zaida Carmona, se rodeó de sus amigas para filmar una historia que funciona como homenaje al cine de Rohmer y a la amistad y que reivindica la comedia romántica más punki. Porque La amiga de mi amiga es también una representación del colectivo lgtb y del cine de autor más atrevido y divertido.
Hablamos con Zaida Carmona para conocer los entresijos que hay detrás de la película antes de su estreno en cines el próximo 3 de febrero.
¿Cómo describes la película a alguien que no conozca la historia?
La amiga de mi amiga es una comedia romántica, aunque a ratos no es tan comedia y a ratos no es tan romántica. Es también una comedia de enredos. Que pretende ser un homenaje a la amistad, al amor y también al cine. Es una película quiere ser un cuento moral, un canto a la juventud de chicas que ya no son tan jóvenes. Va sobre querer mucho pero querer regulín, de aprender a amar sin referentes, de pasarlo muy bien y de hacerlo algo mal.
¿Cuándo nace la idea de La amiga de mi amiga?
Nació en confinamiento, como tantas obras y tantas cosas de los últimos años. Confinada, me re-obsesioné con algunas películas de Rohmer. Un día se lo conté a Marc Ferrer por teléfono y él, que es el cineasta más valiente y kamikaze que conozco, me animó a escribir una especie de adaptación de El amigo de mi amiga pero protagonizado por mis amigas, muy bollero, por supuesto, en el que contara las historias que le contaba a él.
«La película transita entre la realidad y la ficción»
Así empezamos a coescribir la película, la idea surgió rápida, supongo que escribir esta ficción nos permitía, de alguna manera, salir de la hibernación obligatoria en la que estábamos sumidos. A partir del guion podíamos imaginarnos con nuestras amigas, con nuestras amantes, nuestros líos y en los bares de siempre.
La película es una carta de amor a la amistad y a Rohmer.
Cuando volví a ver las películas de Rohmer me impresionó su ligereza, el pavo que tienen las protagonistas y el hecho de que fueran una especie de comedias románticas tan absolutamente cinéfilas y bellas. En un marco tan aparentemente rígido como la Nouvelle vague. Nadie filma conversaciones como Rohmer, aunque tantos lo hayan (hayamos) intentado. Me gusta, también, las estructuras de sus guiones, a primera vista tan sencillas y tan bien “engarzadas”.
Eso se sumó a la idea que tenía en la cabeza desde siempre de hacer una primera película sobre la amistad. Una historia de amor de dos amigas, porque es un amor al que no hacemos mucho caso y que, a menudo, nos salva.
¿Cuánto hay de realidad y de ficción en la historia?
Entre toma y toma, la verdad asoma. Es difícil responder esta pregunta porque la película transita, constantemente entre la realidad y la ficción. Es un juego de autoficción en el que nos narrativizamos constantemente.
Podríamos decir que sus personajes (que no son otra cosa que la máscara que cada una proyectamos de nosotras mismas) son personajes reales viviendo situaciones ficticias. Situaciones ficticias que en algunos casos se parecen demasiado a la realidad.
«Sobre el equipo, llamé a todas las personas que admiraba y con las que quería trabajar»
¿Cómo escoges al equipo de la película?
Las actrices aparecieron de manera muy natural, como por intuición. La primera persona que tuve claro que quería que saliera fue Rocío Saiz, el personaje solo podía ser ella y está escrito para ella.
Sobre el equipo técnico, llamé a todas esas personas que admiraba y con las que quería trabajar: Gema Arquero, Tatiana Fernández, Alba Cros, Julia Yolanda, Marc Ferrer, Eric Monteagudo, Malva Sawada, Alexa Barrios, Diana Aller, etcétera etcétera.
Ahora tengo la certeza de que la película tuvo el mejor equipo con el que podíamos soñar.
La carrera por festivales es espectacular, desde San Sebastian a Rotterdam, ¿cómo te sientes?
Estoy entusiasmada y en shock. Lo que está pasando con esta película es pura magia, solo puede describirse así. Estoy orgullosa de lo que hemos hecho porque nos lo hemos trabajado muchísimo y hemos puesto mucho amor y curro en todo esto, estoy feliz y muy agradecida a los festivales y a mi distribuidora (Begin Again) por apostar por el underground del undeground, por ver dónde hay cine a pesar de la escasez de los medios.
«No es casualidad que un género asociado tradicionalmente a lo femenino sea denostado»
Las comedias románticas son un género a veces denostado por el sector más crítico de la industria, ¿qué opinas al respecto?
Pues que es una soberana tontería pero supongo que no es casualidad que un género asociado tradicionalmente a lo femenino sea denostado. También fueron denostados los melodramas en los 50 incluyendo a uno de los mejores cineastas de la historia como es Douglas Sirk porque hacía “películas para mujeres” (como si esto, por otra parte, fuera algo malo).
Por otra parte, es cierto que nos hemos tragado comedias románticas con unos valores y unos contenidos tremendamente machistas que nos han inculcado la toxicidad del amor romántico en el ADN.
Hace un par de años la comedia romántica parecía estar totalmente muerta, pero creo que está resurgiendo estos últimos años con propuestas muy interesantes que quieren reivindicar este género, el género (que ahora me atrevo a decir) es mi favorito. EL éxito de “La peor persona del mundo” para crítica y público es un ejemplo de que la rom-com está volviendo, con un lavado de cara que le sienta muy bien y, ¡qué gusto!
Una comedia romántica de enredos lésbicos, ¿es necesaria más visibilidad en el cine del colectivo lgtb?
Creo que son necesarias muchas miradas LGTB, muchas visiones, muchos referentes y muches cineastas que nos muestren una realidad querer, la suya. Nuestra identidad y nuestra realidad es diversa y compleja, no se puede visibilizar toda ella en una o dos películas al año, necesitamos muchas miradas que la reflejen y representen de manera poliédrica. Así que sí, es necesaria más visibilidad, más y sobre todo más diversa.
¿Crees que existe un avance en el cine para que se atreva con otro tipo de historias como La amiga de mi amiga?
Creo que hay avances, por supuesto, pero al final si te fijas en las películas lgtb queer están hechas en su mayoría desde el underground. La producción de La amiga de mi amiga es, como diría mi amiga Alicia Holgado, infraunderground, financiada mediante verkami y autofinanciación. La tuvimos que sacar adelante nosotras porque no había otra manera. Y necesitábamos “contarnos”.
Creo que en las series, por ejemplo, hay un avance en tramas y proyectos pero en las películas aunque se haya avanzado todavía queda mucho.
La industria audiovisual más mainstream está muy enquistada en lo que se supone que quiere el público y eso corta las alas a propuestas más innovadoras o arriesgadas. Es casi un milagro todo lo que ha pasado con esta película, poder estrenar en cines con una distribuidora que ha apostado por nosotros, que festivales de clase A nos hayan querido programar, es un hito y muestra que se ha avanzado y mucho pero ojalá más dinero y más medios para estas películas que están relegadas al nicho del underground.
«Me interesan las historias de gente que lo hace como puede y que se equivoca bastante»
Evitando spoilers, en la película todas sus protagonistas desean, son deseadas, aciertan y la cagan. No hay un protagonista ni un antagonista claro. ¿Tenías esto claro desde el principio?
Me gusta hablar de la película como un cuento inmoral (homenajeando nuevamente a Rohmer). No me interesan las historias de buenas y malas, me interesan las historias de gente que lo hace como puede y que se equivoca bastante, que erra de amor en amor. Creo que eso se parece muchísimo más a la realidad, al menos a la mía.
Está bien ver nuestros fallos, reírnos de nosotras mismas, saber que a veces, aunque queramos mucho, queremos regulín. En la película, por ejemplo, el personaje de Zaida parece una víctima y en realidad hace lo que le sale del coño, es egoísta y con el juego de “pobre de mí” y “qué buena y qué víctima soy” destroza a su verdadera amiga. Sin embargo, el personaje de Julia, que al principio parece el más antagónico es, probablemente, uno de los más coherentes, te guste o no cómo actúe. Me interesaba mucho este juego de no hay buenas ni malas, solo gente que se equivoca.
También me parecía muy importante quitarnos la losa de tener que retratar personajes ejemplificadores por el hecho de ser mujeres o personas LBT. A los heteros no se les exige esa excelencia humana, ¿no?
«A los heteros no se les exige esa excelencia humana»
¿Última obra, película, libro… que te haya emocionado?
El libro que más me ha emocionado de los últimos que he leído es, probablemente, La ocupación de Annie Ernaux. Esa mujer hablando de una obsesión problemática, criticable y desde una honestidad que te deja completamente destrozada, sobre todo cuando te sientes identificada con ella (que es demasiadas veces).
La revista se llama Más de Cultura y nos gusta acabar las entrevistas preguntando, ¿más de cultura y menos de qué?
Menos fachas, por favor, siempre
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