Entre la madera y el granito nacen los personajes del escultor Francisco Leiro. Ánimas que miran al vacío o a ti como espectador y que están guiadas por el artista gallego, quien deja que sea el propio público el que las interprete.

Quién es Leiro

Francisco Leiro (Cambados, 1951) pertenece al grupo de artistas del siglo XX que protagonizó un cambio de dirección en el arte español de principios de la década de los ochenta. El clima de euforia que rodeó al nacimiento de la joven democracia española se manifestó en el arte en la forma de una explosión plural que incluía artistas como: Ferrán García Sevilla, Juan Muñoz, Manolo Quejido, Susana Solano, Juan Uslé y Miquel Barceló.

Empezó haciendo bustos de muertos en Galicia, su tierra natal, esculturas por encargo y tras años de práctica, en 1983, recibió una invitación de la galería Manolo Montenegro para participar en una exposición en Madrid. A partir de ahí, su nombre empezó a sonar en galerías, su trabajo se hizo un hueco en el panorama artístico y hoy expone en todo el mundo.

Al principio de su andadura, mediados de los años 70, Leiro formó parte del grupo Foga (Fato Onirista Galego). Con tan solo dieciocho años ya había celebrado su primera exposición individual pero pronto optó por desarrollar su carrera en Nueva York donde vivió 20 años. Una ciudad que sigue siendo para él una gran fuente de inspiración.

Su obra

Hijo de padre ebanista, la madera está en la mayor parte de los trabajos de Leiro. A ella se suman también materiales como el granito, el vidrio y el mármol.

En sus exposiciones, predominan las figuras humanas, de rasgos no identificables y con un aire de nostalgia, misterio, humor e ironía. El humano es el epicentro. Leiro mezcla de lo clásico y lo contemporáneo y hace que la madera cobre vida y forma en sus exposiciones un bosque animado de figuras huamanas.

Juega con las dimensiones y sus esculturas están hechas para ser observadas desde todos los ángulos. Entre los referentes del gallego están Max Ernst, Francisco Asorey, Picasso, Txomin Badiola y Pello Irazu. Aunque Leiro juega con la imaginación del público, en algunas de sus obras demuestra su vertiente más crítica y social como en Réquiem (2005) o Alepo 2 (2016), que abordan temas como el Prestige o la guerra de Siria. 

Si todavía no le conocías y te gusta el arte y la escultura, anímate a descubrir la obra de este artista.