Jose Gallego (@josegallegob) no diseña cosas para ponérselas, sino para evadirse. Estudió Bellas Artes en Valencia para recibir inputs de todas las disciplinas y posteriormente desarrolló su especialización en el mundo de la moda. Con sus colecciones ha llegado hasta Londres.
Forma parte de la cadena de talento artística que estamos creando gracias a Más de Cultura. Ahora que está de vuelta en Valencia, reflexionamos con él de lo que convierte a un estilo artístico en tendencia y nos especializamos como él en la moda para descubrir que las cosas están cambiando. Posturas menos sexualizadas para las mujeres y la cultura del reciclaje y la segunda mano para volver a dar vida a elementos del pasado.
Conocimos tu trabajo gracias al de Marina Yvette ¿Todo un honor que te recomienden no?
Sí, además he coincidido con ella en la universidad y somos muchos en el grupo pero que se acordara de mi es un honor. Además, me gusta mucho lo que hace, me parece muy interesante. En lo último que subió también está haciendo intervenciones sobre el cuerpo.
Estudiaste Bellas Artes en Valencia ¿Cuándo empiezas a interesarte por el diseño de moda?
Siempre he estado interesado pero me interesaba poderlo aplicar desde una perspectiva un poco más amplia. El arte en general me interesaba, la fotografía, la pintura y todo, quería tener una base formativa más amplia para poder luego controlar más ámbitos.
Decidí hacer Bellas Artes y especializarme a partir de ahí, pero empecé Bellas Artes ya sabiendo que quería dedicarme a la moda.
Dicen que en la moda todo vuelve ¿Esto es un mito?
Si es algo que se comenta mucho y también lo de que ya está todo inventado y que es, básicamente, recuperar. Hay tendencias que van volviendo pero personalmente no me gusta centrarme en las tendencias.
Hay elementos, por ejemplo en los 70 los flecos, los pantalones campana, se ponen en tendencias, al final acaba pasando y al cabo de unos años lo vuelven a recuperar.
¿Cómo determináis vosotros realmente lo que es una tendencia?
Yo por una parte veo las tendencias de calle, de lo que ves en Zara, por ejemplo, se llevan los colores, ciertos materiales… Es un intento por renovar y que la gente esté en continua búsqueda de renovar el armario y seguir comprando, porque si las tendencias se mantuvieran siempre, las compras decaerían.
Pero luego también estás las macro-tendencias, que es lo que más me interesa, lo que retrata el movimiento de la sociedad, la manera de vestir de la mujer o del hombre.
Como se ha visto, hemos pasado de los 2000 o 2010 de una figura más ajustada de cuerpo a distintos diseñadores que proponían más volúmenes o propuestas no tan sexualizadas de la mujer, por decirlo de alguna manera.
En tus diseños vemos prendas femeninas. ¿Es más interesante diseñar para el cuerpo de la mujer?
Ahora la moda masculina sí que se está abriendo más y hay creativos que experimentan tanto con el cuerpo de la mujer como el del hombre. Pero sí que es verdad que siempre se ha experimentado más con las formas femeninas y en cierto modo me gusta.
Me veo rodeado de mi madre y de todas las mujeres. Me gusta trabajar en eso porque es como un distanciamiento. Es una manera de crear sin decir: «yo me pondría esto».
Me gusta que las cosas sean prácticas y que tengan un sentido pero no diseño prendas para ponerme. Sino para evadirme.
Normalmente ocurre lo contrario ¿El estilo que llevas se corresponde con lo que diseñas?
En efecto, no tiene nada que ver. A mi me encantan los pantalones vaqueros y una camiseta normal. Con eso soy feliz. Sí que he diseñado algunos abrigos y me gusta que tengan un toque diferente pero sí, no tiene nada que ver.
¿Qué estímulos recibes del exterior que te incitan a crear?
Siento que me veo bombardeado por imágenes constantemente en Instagram y hay muchas cosas que me impactan y me gustan. Pero lo que verdaderamente me inspira ahora es la gente que se está preocupando por utilizar nuevos materiales o maneras de producir las prendas buscando un enfoque más sostenible. Mirando hacia el futuro.
Preocuparse por trabajar con fibras que a la vista son normales pero que los procesos son más sostenibles. También preocuparse por rescatar ropas de segunda mano que están estropeadas… Eso es en lo que me inspiré para la última colección que acabo de hacer.
Me divierten mucho los collages que haces de cuadros clásicos. ¿De dónde viene esa idea?
Fue a partir de una asignatura que realicé en Bellas Artes en la que teníamos que trabajar a partir del concepto de la burbuja y realizar una pieza artística. En ese momento estaba mucho en boca el tema de los influencers, el impacto que tienen en Internet y en la percepción actual las imágenes y la cultura que crean.
Yo quise imaginarme cómo sería esa cultura de influencer en la época de Velázquez. Si él tuviera que financiar sus cuadros a través de distintas marcas de la actualidad, cómo las tendría que incluir y cómo cambiaría eso sus cuadros.
Hay muchos cuadros en los que a algunos mecenas los sacaba dentro porque eran los que le habían financiado el cuadro. Pues, de esa misma manera, cómo incluiría distintas colonias, bolsos o marcas dentro de la estética del cuadro. Es lo que me inspiró.
Las redes sociales lo han cambiado todo.
Son un arma de doble filo. Son muy importantes y pueden ayudar mucho, pero a la vez también te pueden hacer perder mucho tiempo y centrarte demasiado en ellas. Pero sí que son muy importantes y es, de momento, la única herramienta que tengo yo en la que poder enseñar lo que hago. Si no es por instagram muchas cosas ni tendría motivación de realizarlas, porque si no las va a ver nadie…
Vienes recomendado por Marina Yvette, ¿Seguimos con la cadena? ¿Nos recomiendas a alguien?
Hay una compañera Claudia, del mismo curso que ella se centra más en fotografía y producción audiovisual hizo un documental super interesante y ahora está realizando otro y pinta muy bien. Me gusta mucho su perspectiva de tratar lo que es el arte.
¿Más de Cultura y menos de qué?
Menos de comprar sin pensar. Hay que comprar pero haciendo una compra inteligente. Saber a qué empresas estás comprando y qué es lo que estás financiando con eso.
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