En el número 37 de la calle del General Martínez Campos hay una verja, que pertenece a una maravillosa casa, que da un patio, bueno no, a tres. Porque así lo diseño su dueño, Joaquín Sorolla.

Valenciano de nacimiento y reconocido internacionalmente por sus bellísimas escenas de playa, Joaquín Sorolla vivió durante dos décadas en el corazón de Madrid con su amada esposa Clotilde y sus tres hijos. Circunstancias de la época, con tuberculosis por medio de una de sus hijas, la recomendación del médico les hizo trasladarse durante una época a Cercedilla, donde el artista pasó sus últimos años y donde finalmente murió.

Pero estábamos entrando en su casa en el distrito de Chamberí. Podría pensarse que, añorando el olor del azahar o de los limoneros de su tierra natal, creó como acceso a la casa, un patio inspirado en Valencia, pero no. Su fascinación por los Reales Alcázares de Sevilla, el Generalife de Granada y por Florencia, le llevó a crear tres espacios que previamente esbozó y pintó para después crearlos, plantarlos, cultivarlos y decorarlos tal y como él imaginó.

Las fuentes, los azulejos, las cerámicas, las plantas, árboles y flores elegidas convierten el acceso a la casa en un oasis que, tanto en su época como en la actual, aisla completamente del bullicio, el tráfico y el ruido constante del Paseo de la Castellana que queda a un paso de allí.

La casa fue pensada y construida por indicación del propio Sorolla y tuvo claro que se convertiría en hogar, inspiración y taller. Así la imaginó y así la creó. Con tres plantas, ahora convertidas en espacios donde se expone su rico y espectacular legado. Quizá lo más característico y agradable de este particular museo es que no lo parece…porque visitas una casa y en una casa no hay catenarias, ni indicaciones, ni carteles de prohibido.

Hay retratos familiares, objetos cotidianos –en este caso material de pintor, bonitos espejos y muebles escogidos.

Dicen que los vecinos de Chamberí , según estudios del Ayuntamiento de Madrid, son de los que más satisfechos se siente de vivir donde viven. Desde luego es un distrito cuidado y hermoso, quizá con pocos árboles. Joaquín Sorolla esto lo solucionó creando su propio jardín y es sabido que los vecinos lo consideran “el parque más cercano”.

Ahora, en las noches de verano, el Museo sigue abierto al público. Las visitas guiadas con el fresco nocturno son muy recomendables. Y aunque son para todo el que quiera acudir, reservan algunos días para que vayan los vecinos chamberileros. Una bonita manera de conocer las historias y el modo de vida de un vecino ilustre, que no dudó en cambiar la brisa de Valencia por el frescor de sus limoneros en su jardín madrileño.

El próximo 30 de agosto la visita guiada a la Casa-Museo Sorolla está reservada para los vecinos de Chamberí.

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