Fotografía: Freedom or Death – Ana Rujas. De Lucía Sun.
Descubrimos a la fotógrafa Lucía Sun (@keff_lucia) en una charla con Victoria Solano (diseñadora de Verbena). Se acuerda de ella precisamente por un tema muy de actualidad, la campaña #iamnotavirus contra el racismo a la comunidad asiática. Su estética nos da pistas de su origen asiático pero su acento nos confirma que no miente cuando dice que es gallega.
Apasionada de los fotogramas y comunicadora de historias, me cuenta que la melancolía es un tema que le inspira. Me entero de historias de pantanos, barcas hinchables y modelos convertidos en profesionales de la producción. Sobre el mito del fotógrafo fotografiado también hablamos, según ella, mirar por el objetivo de una cámara es algo muy íntimo y esconde la expresión, por eso, a ella, que lo suyo es observar, le gusta estar detrás.
Se pone delante para contestar a las preguntas. Sus respuestas, también son un retrato.
¿Cuándo pasó la fotografía de ser un hobby a convertirse en algo más profesional?
Desde que era muy pequeña siempre he tenido muy claro que quería hacer algo que me gustase. Si vamos a tener que trabajar casi 350 días al año, que sea algo que me guste. Y desde que era muy pequeña me llamaba mucho la atención todo el mundo audiovisual, el tema de contar historias, poder crear, poder tener un pensamiento en tu mente, una idea y poder materializarlo en algo que puedas ver y escuchar. Que puedas representar.
Me fui a Madrid a estudiar comunicación audiovisual porque tenía claro que quería ser directora de cine (risas). Y nada, me di cuenta de que era una carrera en la que no aprendía mucho, era todo muy teórico, y que cuando quieres hacer proyectos, como por ejemplo una web serie, es muy difícil porque necesitas tener un equipo detrás.
Surgió una chica que quería que le hiciese fotos y yo tenía una cámara. Me aventuré y me resultó muy fácil y muy creativo. Descubrí que lo que yo realmente quería hacer eran fotogramas y de una manera más eficiente.
En mi mente tenía una idea y con pocos medios podía llevarla a cabo. Me empezó a gustar y antes de terminar de la carrera comencé y luego me metí a trabajar en producción de eventos, algo que no tiene nada que ver conmigo, pero bueno, a partir de ahí ya si que me empezaron a contratar marcas, pequeñas publicaciones para hacer cosas y me fui metiendo ahí.
También te digo que, cuando empecé, aprendí por mi cuenta. Lo único que sabía hacer era con tampón de clonar, alguna corrección selectiva de colores y poco más. La cámara la usaba como sabía. Pero la verdad es que para lo poco que sabía… lo sabía usar bien.
Empecé a hacer e-commerce también y me establecí como profesional. De cara a la galería parece que es mucho más de lo que es, pero al final me he dado cuenta de que ser freelance es muy difícil y conlleva un montón de cosas. Creo que en España, por ejemplo, no es un trabajo que esté bien retribuido. Pero al final, cuando algo es tu pasión, lo haces con alegría. Ahora trabajo de freelance y en una empresa de e-commerce haciendo fotografía de producto y de modelos.
Con las marcas no siempre es fácil ¿Has tenido suerte en cuanto a la libertad creativa?
Es que es muy difícil encontrar clientes que quieran pagar bien o que sepan realmente lo que quieren. Tiene una idea pero tiene poco presupuesto, ideas incompatibles, cambios constantes, falta de comunicación… Por eso es muy difícil.
Se acordaba de ti Victoria Solano precisamente por esa campaña @imnotavirus_19, sobre el racismo que ha provocado el coronavirus.
Este proyecto surgió cuando empezó el tema del coronavirus, pero cuando no había llegado aquí a Europa. Había ciertas cosas que había experimentado yo y gente de mi entorno poco creíbles, pero que al final pasan.
Asuntos racistas que no crees que puedan pasar en 2020. Micro-racismos de típicas cosas que, si te tomas a coña, no pasa nada, pero realmente no deberías tomártelas a la ligera.
Que de repente haya memes sobre el coronavirus y te preguntas: ¿Ahora por qué la gente no juega con eso? Porque es un tema serio para todo el mundo. Pero hasta que no vives eso en tu piel parece que le quitas la importancia que tiene.
Me escribió una chica que pensaba que debíamos hacer algo sobre el tema. De hecho, empezó como un movimiento, pero creo que la comunidad china, en el tema de reivindicarse nunca se ha pronunciado lo suficiente, por no decir casi nada.
Surgió un hashtag por Europa con el lema de «No soy un virus» y me di cuenta de que realmente era la típica foto de alguien asiático con un papel y creo que al final hay cosas que, aunque suene una estupidez, a nivel estético tienen que representar lo que quieres decir. Por ejemplo, cuando vas a una entrevista de trabajo vas vestido de una manera porque la imagen que proyectas representa lo que eres.
Entonces, me di cuenta de que la imagen que representaba era muy pobre. No tenía la potencia suficiente ni un sentido unificado. Por eso pensé en que era una manera bastante fácil y divertida, en cierta manera, en la que yo me sentía que podía colaborar o que yo podía hacer bien. Intenté hacer unas fotos que expresasen mi visión acerca de esto y cómo el racismo está presente.
Pensé que intentar expresar o comunicar algo a través de imágenes podía ser una manera directa de llegar a un público mayor y de dar a entender esa consciencia de lo que está pasando. Llevar a la reflexión. Creo que a veces las imágenes son mucho más potentes. A lo mejor en esta sociedad que vivimos, que todo lo queremos rápido e impactante, necesitas tener una imagen que te haga pensar.
Reuní como a 20 chinos antes del estado de alarma y lo hicimos en un día. La verdad es que fue muy divertido. Creo que estoy consiguiendo lo que quería. Dar a conocer algo. Al final, cuando no estás metido dentro de la movida, no te enteras de este tipo de racismos. Creo que es algo que ya lleva habiendo desde hace mucho tiempo pero que al final como la sociedad china es una sociedad que, entre que está poco integrada y realmente la gente no se expresa…
Me escribió una chica por Instagram diciéndome «mira, me gustaría comprenderte pero no puedo. Por vuestra culpa no puedo ni a trabajar ni a estudiar. ¿Qué tal si os hacéis responsables de esto?». Y se trata de otra chica que, curiosamente, pertenece a otra minoría porque es negra y lesbiana. Y yo estas cosas no las entiendo. Y dije: «se lo voy a intentar explicar». Y su contestación fue: «bye» (risas). Pensé que por pertenecer a una minoría tendría que ser más empática pero no, la verdad es que te encuentras a gente que nunca pensarías.
Cuando la foto es un retrato ¿Qué aspectos te gusta resaltar o con qué te gusta jugar?
Yo realmente me considero comunicadora de historias. Me gusta verlo así. Es muy importante para un artista tener una identidad. A veces ves fotos y sabes que es suya por el color o por lo motivos que utiliza. Pero yo, por ejemplo, me gusta experimentar con todo. Me parecería aburrido hacer siempre un tipo de foto con la misma estética.
Reflexionando sobre mi obra, me di cuenta de que a mi lo que me gustaba hacer es crear escenarios y crear historias. Sentir que la foto que estoy haciendo podría representar un fotograma de una película o de un cortometraje. Sentir que detrás de todo eso, que es un instante que capturas, puede haber una imaginación detrás de eso, bestial. Que una persona pueda ver una fotografía y pueda imaginarse su propia historia.
Lo que me gusta de los retratos es captar ese tipo de emociones. Captar sensaciones. Como cuando escuchas una canción y te lleva a un punto. Eso es lo que me gustaba, sentir que una fotografía me podía llevar a un punto. Como si estuviera viendo una película. A lo mejor a veces no es contar historias, sino contar o expresar sensaciones.
Por ejemplo, la melancolía es un tema que me gusta mucho. Muy recurrente y que me genera como una especie de estado semi-inconsciente. Pero al final soñar es divertido y te hace escapar un poco de la realidad.
¿Y el mito este de que al fotógrafo no le gusta que le hagan fotos?
Totalmente cierto. Pero también he pensado sobre eso. Me pongo muy nerviosa. Parezco un pato mareado. Me he dado cuenta de que tiene que ver mucho con la mirada.
Cuando yo miro desde un obturador a alguien, realmente la estoy mirando, pero ella no sabe que la estoy mirando. Cuando nos vemos cara a cara tú estás viendo mi reacción, mis expresiones faciales, te puede dar a entender una idea de lo que estoy pensando, pero si yo te hago una foto, te miro a través de un objetivo pero no puedes ver mi cara.
Mirar a una persona es algo muy íntimo y cuando alguien te fotografía o te hace un vídeo y no tienes esa confianza, el hecho de que te fotografíe es como si te está desnudando sin que puedas saber lo que está pensando. Para mi es algo que me pone muy nerviosa, el hecho de ser observada.
Gestionas también el espacio fei.
Sí, somos tres socios. Ha sido el mejor momento para abrir un local (risas). Inauguramos en noviembre/diciembre.
¿Expones ahí tus obras?
Pues mira, no (risas), tengo solamente una obra. Mis otros dos socios son artistas, entonces uno hace esculturas y el otro hace obras de arte con el tema de abejas y tema de resina. Todo el espacio está plagado de obras de arte.
Y claro, la gente llega allí y dice: «ah, que bien, no veo obras tuyas ¿Y tú qué haces?» (risas). Y yo: «bueno, yo hago fotos…» y claro me preguntan si tengo alguna por ahí y solo tengo una.
El problema es que, cuando hay tantas cosas, creo que es importante, más que intentar exponer lo que es tuyo, que todo tenga una armonía. Todo el tema que yo hago de moda y tal, cuando hay una representación muy ilustrativa de una cara, es bastante difícil de vender o de exponer. Porque, tiene tanto protagonismo, que verlo todos los días en tu casa tiene que ser difícil.
Tengo muchas obras de paisajes pero la verdad es que no he tenido tiempo, ni económicamente me he visto capacitada, como para llenar todo el local de cuadros.
La idea que teníamos era de, como yo me dediqué a la producción de eventos, tener un local donde pudiéramos tener nuestros proyectos. Yo por ejemplo lo utilizo como estudio de foto. Tengo otro compañero que lo utiliza como taller para hacer cosas. Es un sitio donde queremos que pasen cosas.
Creo que en Madrid hay muchos sitios de eventos pero no hay ningún sitio que vea que tiene como ese punto de arte, como una cuna del arte. Desde mi punto de vista ¿eh? creo que muchos espacios tienen como una falta de carácter o de esencia de arte. Por eso era importante para nosotros buscar un concepto que fuera artístico y que fuera para todo el mundo. Por eso nos embarcamos en esta obra monumental, que además era un garaje de automóviles e hicimos un cambio total de todo.
Fuiste pregonera en el orgullo 2018, qué importante es que en ese tipo de espacios no estén siempre los mismos ¿no?
Pues sí, las verdad. Fue un poco random porque dije «¿Qué hago yo ahí subida? Me va a ver todo el mundo. Toda mi familia se va a enterar». Pero me parecía algo diferente y algo divertido. Y me lancé.
¿Algún trabajo que recuerdes con especial cariño?
¡Uf! Un montón. Te puedo contar una de historias… Te va a parecer una tontería ¿eh? Pero recuerdo uno que hice hace un año y medio. Que fue una campaña que hice para una marca de Kimonos.
Nos fuimos a las afueras de Madrid. Había dos modelos y un montón de figurantes. Chicos que había conseguido la diseñadora en el último momento. Las fotos eran en un pantano que parecía literalmente una playa, era espectacular. Me acuerdo que pusimos las tablas de escenarios que pesan una tonelada, y teníamos que meterlas dentro del lago. Compramos una barca hinchable para subir a las chicas. Osea, pasar el lago, subir a las chicas en las tablas… y no había gente de producción, ayudaban los propios modelos. Yo iba en pijama, por que hacía mucho frío. Fue bastante divertido.
En cierto momento nos dejamos el maquillaje en una de las colinas y estábamos haciendo las fotos en la otra. Mandamos a dos modelos en barca de un lado al otro…fue muy divertido y muy gracioso. Porque lo que me gusta de las fotos no es simplemente el hecho de hacerlas, sino el proceso. No es sentarte en un sitio 8 horas. Cada día es una aventura.
¿Te apetece seguir con la cadena de talento? ¿Alguna recomendación?
¡Es difícil! Propongo dos personas. Una chica que se llama Teresa Rofer, que hace cosas 3D inusuales muy interesantes. Además creo que es una chica que no se si lleva mucho tiempo, pero todo el material que tiene me parece muy interesante.
Y luego mi socio y amigo, Jesús (@le.moratiel). Es un artista al que le está yendo muy bien este año. Hace muchas cosas con resinas y con abejas, También tiene material visual de 3D, tiene conceptos muy interesantes todos enfocados a temas de animales, vegetación, es muy interesante.
¿Más de Cultura y menos de qué?
Menos contaminación digital. Me he dado cuenta, en este confinamiento, de que pasamos mucho tiempo viendo tele-basura, cosas por Instagram, viendo cosas para entretenernos. Y realmente creo que los momentos en los que me he sentido mejor o que he sentido que estaba haciendo algo «productivo», era cuando salía a la terraza a fumar, o cuando estaba pensando.
A veces, dedicamos tanto tiempo a estar entretenidos por no pensar y conocernos más a nosotros mismos, que al final es una auto-engaño. Estamos intentando descubrir sitios para no estar con nosotros mismos.
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