“Ansiedad, pesadillas y una crisis nerviosa. Hay un límite de traumas soportables antes de que salga   a la calle y empiece a pegar gritos.” – Jasmine. Blue Jasmine.

De un leve estrés a convertirnos en un personaje de una película de Woody Allen hay un trecho, eso está claro. Pero lo que también es seguro es que nuestra generación es una generación estresada y ansiosa. El ritmo de vida, la manera de relacionarnos, el equilibrio entre trabajo y vida personal, y un largo etcétera de motivos pueden hacer saltar las alertas de nuestros nervios.

Por eso, vamos a ayudarnos del arte para mantenerlos a raya. ¿Y cómo lo vamos a hacer? Pues con mandalas y lápices de colores.

¿Qué son los mandalas? Los mandalas son representaciones simbólicas que en el hinduismo y budismo nos muestran las fuerzas que regulan el universo. Se trata de dibujos, generalmente de forma circular que nos acaban presentando el macrocosmos y el microcosmos, y las fuerzas que se complementan.

Tómate tu tiempo, ¿hace cuanto que dibujas? Los mandalas pueden ayudarte como una técnica de relajación. Colorear las formas de estos dibujos hace que nos alejemos momentáneamente de nuestros problemas y nos centremos en un ejercicio sencillo y creativo al mismo tiempo.

Cuando coloreamos mandalas nos permitimos dejar a un lado nuestras responsabilidades y volvemos a conectar con esa parte espiritual y ese niño que tenemos dentro. Porque con este sencillo ejercicio lo que hacemos es estimular el hemisferio izquierdo del cerebro para pintarlo. Esta acción hace que las acciones que provocan el estrés o la ansiedad queden en un segundo plano, como si nos olvidáramos de ello.

Además, al tratarse de colorear las formas simétricas de estos elementos, nuestro cerebro lo que hace es repetir patrones, enfocándonos hacia un objetivo concreto. Esta concentración está muy vinculada con la meditación, por lo que es otro motivo por el que pintar mandalas.

No entramos a hablar de esas fuerzas de la naturaleza ni de esa energía que fluye al estar trabajando con un círculo sagrado para algunas religiones. Pero lo que sí que es cierto es que colorear estas formas baja los niveles de ansiedad y podemos decir que nos limpia de malos rollos y energías.

En resumen, casi mejor sacar punta a los colores que atracar la farmacia, ¿no crees?