Visto desde fuera, ¿qué nos podría aportar un documental cuya premisa es la falsedad? Más de lo que creemos. No es una disciplina que se explote mucho en la industria, aunque tuvo su zenit en los años setenta. Además de considerarse trabajos de culto, los documentales ficcionados nos sirven a nosotros, espectadores novatos, para aprender una cosa fundamental en la vida: no creernos todo lo que nos cuentan.

Tampoco es que con esta lección pretenda convertiros en negacionistas, pero creo que es un ejercicio bastante interesante para nuestro día a día. Quizás también porque los telediarios y programas comienzan a parecerse cada vez más a un falso documental. Tertulianos absorbidos por sus propios personajes, realities totalmente guionizados… Al final estos trabajos de los que os hablo a continuación van a parecer más auténticos que la propia «realidad».

F for Fake (1973)

Sin lugar a dudas, el realizador que más disfrutó con los falsos documentales fue Orson Welles. Después de la experiencia que adquirió con la recreación radiofónica de La guerra de los mundos (1938), en 1973 estrenó F for fake. Una película en la que Pablo Picasso era engañado por dos falsificadores que aseguraban que una imitación era realmente una obra suya. Nada era verdadero, ni siquiera los propios personajes.

La cosecha de los espaguetis (1957)

Un medio de referencia como es la BBC también se subió al carro de los reportajes falsos el 1 de abril de 1957. Esta cadena inglesa, decidió emitir en su programa Panorama una pieza en la que se explicaba cómo se “cultivaban” los espaguetis. Esta broma, perfectamente planeada, caló en gran parte de los espectadores, ajenos a la noticia de que ese día se celebraba el Día de los inocentes.

Las imágenes son fantasía.

101 actos de amor (1971)

Eric Jeffrey Haims fue un listo. Y es que se valió del formato documental para emitir contenido pornográfico pasando desapercibido por los ojos de la censura. En 1971, poco antes de que se legalizara el cine X en EEUU, el director presentó una especie de entrevista en la que la reputada sexóloga Ann Foster trataba a tres mujeres que estaban sexualmente insatisfechas. En la cinta aparecían todo tipo de secuencias eróticas justificadas bajo la prescripción de “terapia”.

El incidente del lago Ness (2004)

Un clásico del cine de culto que sirve a la vez como sátira y como elemento conspiranoico. Esta ficción-documental, nos muestra al director alemán Werner Herzog en su búsqueda desesperada por capturar una imagen del monstruo del lago Ness. Los diálogos, las imágenes, todo avanza de forma natural y poética, casi creíble, hasta que aparece el sujeto en cuestión, y la broma sale a la luz.

Este trabajo de Zack Penn, es una crítica brutal a los clichés de los documentales y a las verdades sesgadas que muestran. Una broma inteligente bastante entretenida.

Operación Luna (2002)

El falso documental que se enseña como ejemplo en todas las clases de cine es, sin duda, Operación luna de William Karel. Una historia que cuestiona la llegada del hombre a la Luna en el Apolo 11 y que muchos divulgadores consagrados se creyeron.

Un engaño perpetrado de una forma muy audaz en el que acusaban al presidente Richard Nixon de falsificar esas imágenes históricas en estudio con Stanley Kubrick a la cámara. A simple vista, parece una absurdez supina, pero cuando empiezan a incluir entrevistas a personalidades como secretarios de Defensa y la CIA, la cosa cambia.

En esta película se inspiró Jordi Évole para emitir Operación Palace en 2014.

El Cerro de los dioses (2020)

A las puertas de su estreno, también en España, llegará a los cines el 30 de octubre El cerro de los dioses. Coincidiendo con la famosa festividad de Halloween, está ficción realista con tintes de serie B, trata sobre el oscuro camino por el que tienen que pasar los actores para conseguir fama y éxito.

 

*Imagen de portada: Operación Luna (2002)