Fotografía: David Villaraco @byvillaracostudio
Interpretar a un miembro del colectivo LGTBI ya es complicado, pero también a uno del gremio policial. Son los dos retos a los que se ha enfrentado la actriz Silvia Sanabria en la ficción de TVE Servir y proteger. Con altos índices de audiencia, la serie le brinda la oportunidad de interpretar a Nacha.
Charlamos con la colombiana sobre su preparación, sus orígenes y lo que supone para ella dar vida a un personaje tan completo. Nos confiesa que, aunque en España somos más abiertos, el horario de la serie y el filtro heterosexual provoca que muchas de sus secuencias sean censuradas. Me pide que, si podemos, alentemos con esta entrevista a que en el próximo #UnaNoviaParaNacha, sea la definitiva.
Hoy en día un papel LGTBI en una serie con un público tan amplio es un regalo ¿no?
Sí que lo es. Te puedes permitir expresar y compartir ese lugar que para muchas mujeres del colectivo LGTBI es tan importante ocupar. Esa libertad de la expresión del amor, poderse sentir libres sin tapujos, sin el qué dirá la familia o los compañeros en un campo en el que por ejemplo estamos rodeados de policías. Que no se juzgue como una condición sexual sino que se trate con naturalidad.
¿Es importante también en cuanto a tus raíces colombianas? En Latinoamérica más problemas por la aceptación del colectivo y hay necesidad de referentes.
Sí, es bastante más complicado. También quizá porque las familias son un poco más conservadoras.
Sobretodo si nos vamos a la parte religiosa que empuja muchas cosas de este concepto a lo erróneo. Es como un pecado. Está mal visto. Eres como la oveja negra o como que se le metió a alguien un demonio. Por eso es complicado.
«un beso lésbico está más vetado. Sin embargo, un beso pasional de una pareja heterosexual es más largo si lo cronometras en la pantalla»
En algunas familias de Colombia se convierte en una vergüenza. Les pueden llegar a retirar la palabra, como si tuvieran una enfermedad. No para todas, ojo, porque yo por ejemplo en mi familia tengo tanto primos gays como familiares lesbianas y lo hemos asumido muy bien. Aunque ha costado, tengo que reconocerlo.
Creo que aquí se gestiona todo con mayor naturalidad. Desde Colombia me escriben por instagram muchas personas diciéndome si les puedo ayudar porque han intentado confesarle a sus familias que son lesbianas y les han cerrado la puerta. Te ven un poco como consejera.
Eso sí que es verte en un papel que no te hubieras imaginado nunca.
Exactamente. Para mí es una delicia. De hecho, es una pena que por el horario o la franja horaria no podemos fluir de una forma más libre en todo lo que es una relación amorosa en el día a día de cualquier persona.
No podemos fluir a una escena de cama un poco más sellada. No podemos darnos un beso más apasionado por el horario. Hay un condicionante de que un beso lésbico está más vetado. Sin embargo, un beso pasional de una pareja heterosexual es más largo si lo cronometras en la pantalla. Estas pequeñas luchas tienen sus matices que condicionan.
Eso que destacas también lo han destacado alguna vez Paula Usero y Carol Rovira por sus papeles en Amar es para Siempre.
Es que a veces se han llegado a cortar escenas. Vamos a ser sinceros, a veces hay que mojarse. Han llegado a cortar algún trozo de alguna escena donde se ha ido un poco más allá.
«no me ha sido nada difícil. Solo desde el punto de vista de no querer maltratar al colectivo»
Por ejemplo, la mano al tirante del sujetador o algo así y sin embargo en una escena heterosexual vemos como se llega a quitar el traje completamente. Una tontería como esa pero es un detalle del tipo: «aquí está bien porque sois un hombre y una mujer y aquí está mal porque sois dos mujeres».
Algún día se conseguirá…
Lo vamos a conseguir (risas).
Hay un hashtag de #UnaNoviaParaNacha porque has pasado por muchas parejas en la serie pero siempre pasa algo ¿Te van a dar una relación estable?
Madre mía. Pues mira, yo quisiera saberlo. Si me llevas a averiguarlo con esta entrevista… poned algo sobre qué opina la gente, sobre cómo lo hacemos. Desde Argentina o República Dominicana, me escribe la gente por privado y me lo dice: «una novia para Nacha».
Es muy curioso. Porque además estos días como ya se ve que se va a acabar la trama de Rocío y Nacha me escriben mucho por instagram en plan: «no me puedo creer que otra vez te van a cortar el rollo. Por favor, queremos que Nacha sea feliz».
Es muy bonito ver a la gente volcada y ahí seguimos en la lucha. Ella va teniendo sus romances y al final las relaciones se van agotando porque no podemos fluir más. No podemos mostrar más a veces. A ver si la casamos, tiene hijos, una vida normal…
¿Ha sido más difícil el trabajo de preparación para hacer de policía o el de hacer de mujer lesbiana?
Ha sido más complicada la parte policial que el lado lésbico. En el fondo te tengo que confesar que no me ha sido nada difícil. Solo desde el punto de vista de no querer maltratar al colectivo con alguna de mis actitudes. Que no digan: «las lesbianas no somos así» o algo así.
Siempre lo he querido tratar con muchísimo cariño y respeto. Con naturalidad desde lo que yo conozco de mi familia, mis amigas que son lesbianas, de la gente que me rodea… y no he querido ni siquiera estereotipar.
Siempre hay una parte del colectivo que tiene su esencia masculina un poco más desarrollada y hay otra parte del colectivo que son mujeres lesbianas muy femeninas, muy delicadas y he querido no pasar a ninguno de los dos extremos, sino mantener un balance para que nadie se sienta estereotipado.
«si queremos contar una historia del día a día hay extranjeros que no tienen que cambiar su acento para ir a conseguir un trabajo»
Ha sido mucho más difícil la parte policial. Desde luego. Porque siempre tienes que ir con más cuidado a la hora de tratar las leyes, hablar de algo que es profesional y que tiene un código. Del mismo modo que con lo otro, si te pones como una policía chunga algunos te podrán decir que no son así todo el rato.
Hay que saber hacer todo con un cierto protocolo y quizás esa parte ha sido más difícil. Lo otro ha sido fluir desde el cariño y el respeto y desde el escuchar a tu compañera. Porque al final es una cosa de amor. Es tan sencillo como eso. Es muy bonito darle un beso a una compañera y estar en complicidad y disfrutarlo. No hay ningún problema.
¿Has tenido que fingir el acento en alguna ocasión?
Me ha pasado siempre. También por tener una raíces muy marcadas. En mi caso concretamente que soy muy latina físicamente por una descendencia muy indígena o rasgos libaneses por parte de madre… es verdad que el físico me condiciona con el acento. Lo marca mucho más.
Alguna vez he hecho cursos con coachs para castellanizar el acento pero alguna vez en cámara me han dicho: «está muy bien el acento pero es que en cámara eres latina».
Y también es una ventaja porque he aprendido a jugar con otros colores de acento. Se me da muy bien hacer el argentino, el mexicano, el venezolano, el cubano… porque al final dentro del perfil latino ¿cuántos acentos hay? empiezas a jugar y eso también tiene su encanto.
«tenemos que ser multiculturales, muy abiertos a todas las religiones, las razas, las costumbres… porque eso nos hace grandes»
Pero sí que es verdad que yo no lo considero necesario porque llevo aquí en España diecisiete años y cuando te vas a relacionar con un español te comunicas, te entiendes y te expresas con tu acento.
En mi caso he echado raíces aquí, tengo familia aquí y amigas que se han casado con españoles, tienen hijos y al final si queremos contar una historia del día a día hay extranjeros que no tienen que cambiar su acento para ir a conseguir un trabajo de abogada en un bufete, por ejemplo.
De los papeles que has tenido ¿a alguno le guardas especial cariño?
Sinceramente este es al que más cariño le tengo hasta ahora. Antes tenía otros pero como en este realmente es donde he pasado ya tres años largos y he aprendido a navegar entre aguas de diferentes colores… este personaje quedará siempre en mi corazón.
Además, Nacha es un personaje muy rico. Además de ser extranjera tiene esa parte policial, es muy justiciera pero también bastante exigente y dura cuando tiene que serlo.
Es muy amiga de sus compañeros, generosa… y esa parte del colectivo que es tan bonito. Realmente este ha sido mi primer personaje importante y me llevaré un buen recuerdo siempre.
Has vivido en muchos sitios, ¿se lleva uno un aprendizaje de cada uno?
Por supuesto. He vivido en Portugal, dentro de España en las Islas Canarias, en Inglaterra… en mi país, en Colombia, donde he crecido y de donde son las raíces que me empujan. Siempre estoy muy conectada a ello porque es lo que me hace ser fuerte.
Pero sí que es verdad que de todos los sitios donde he estado me llevo cosas de la cultura. Me gusta mucho encontrarme gente con distintas religiones o formas de ver la vida. Y aprender a respetar la forma en la que cada uno ve la vida sin judgar, aprender desde ahí.
Hoy en día además estamos en un momento en el que tenemos que ser multiculturales, muy abiertos a todas las religiones, las razas, las costumbres… porque eso nos hace grandes.
Nos gusta que nos entrevistados nos recomienden el talento de otros.
Últimamente he estado muy orgullosa, por ejemplo, de una compañera que estuvo con nosotros en la serie, Mina El Nammani. Ahora está en la serie de Netflix de Élite.
Ella es de origen marroquí pero realmente se ha criado aquí en España y digamos que por el hecho de pasar bajo estas mismas circunstancias, desde otra cultura y ver cómo la quieren, como su personaje aporta tantas cosas y muestra tantos colores, estoy super orgullosa de que le esté yendo tan bien y de que en Netflix en este caso le hayan abierto las puertas a una actriz como ella.
¿Más de cultura y menos de qué?
Más multicultura y menos juzgar sin saber.
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