Fotografía Diego Jerez

Forman parte del lenguaje digital, los hashtag o ships dominan el transmedia, a veces involuntario, de la ficción española. Es el caso de #Luimelia, que surge de la pareja formada por Amelia (Carol Rovira) y Luisita (Paula Usero) en la serie Amar es para siempre de Antena3.

Su romance ha sido toda una revolución por no acabar mal, de momento e irónicamente hablando, puesto que la mayoría de las parejas lésbicas de las series históricas terminaban de manera trágica. No ocurre así con este ejemplo más de visibilidad LGTBI en tiempos difíciles, como demostrando que este amor siempre ha existido y merece el mismo espacio.

La actriz Carol Rovira se toma un respiro en su rodaje por Argentina para contarnos el reto personal que supone un personaje como el de Amelia.

En unos días tan importantes para el colectivo, recalca el regalo que es para ella tener un papel así. Pero también charlamos con ella de su pasión por la música y del proceso de preparación actoral haciéndose, incluso, entrevistas a ella misma. Se abre el telón.

Carol Rovira y Paula Usero en una secuencia de la serie

Empezaste en el mundo de las artes, con la música y luego pasaste a la interpretación ¿has pensado en unir ambos campos como en Goodbye Barcelona o por el momento prefieres seguir centrada en la interpretación?

Me encantaría. Para mí la línea que separa una cosa de la otra es muy delgada. Hay países donde los actores son muy completos: cantan, bailan, interpretan… sin etiquetarse o catalogarse en una cosa o la otra.

Son artistas con talento y punto. Aquí me da la sensación que tendemos más a diferenciar el actor, del cantante, del actor de musical. Aunque cada vez menos.

Quiero seguir creciendo a nivel musical. No descarto apostar más por eso, porque la música me hace infinitamente feliz.

Cuando te llega un guion, a veces no tienes tanto tiempo como el que te gustaría para preparártelo, sobre todo en la televisión. ¿Cómo se prepara uno el personaje para entrar rápidamente?

En primer lugar me gusta leer toda la información que tenga sobre el personaje y todos sus diálogos y anotaciones. Así me hago una idea general, a brocha gorda, de quién es.

Al fin y al cabo, somos la suma de nuestras palabras y de nuestros actos. Pero también somos pensamiento. Eso no suele estar escrito en el guion, así que como actriz es lo que intento rellenar yo.

Me gusta partir de mí, creo que somos muchas personas a la vez, así que intento elegir qué Carol hay en el personaje, qué le regalo de mí misma.

Y luego suelo escribir diarios del personaje, me hago entrevistas a mí misma y poco a poco voy descubriendo cómo pienso, cómo me expreso, cómo me muevo. Es un proceso muy bonito, me encanta.

«cuanto más lejos de ti esté el personaje, más reflexión, más aprendizaje y más elaboración»

Y si hay ocasión, poder ensayar con los otros actores es lo mejor. Ver qué relación tengo con los otros personajes que forman esta tela de araña porque al final esto también define quién soy.

¿Qué hay de Carol en Amelia?

Las ganas de vivir, de pensar que la vida es un regalo excepcional y de ser feliz con lo que una elige. Esto es lo que más.

También me identifico con esta lucha por ser cada día mejor persona, acompañar al otro y a uno mismo de la mejor manera, con el mayor amor y respeto posible.

Tu personaje en Amar es para Siempre, muy valioso para el colectivo LGTBI, ¿Cómo lleváis ser una de las pocas historias entre dos mujeres que no encierra un tremendo drama?

Siempre digo que para mí es un regalo haber podido dar voz a un personaje así, tan completo y poliédrico.

Amelia no es una caricatura, Amelia existe. Y existe en diferentes partes del mundo, en diferentes épocas y en diferentes contextos sociopolíticos, culturales y, en definitiva, en todos los colores.

«con las vivencias de compañeros y compañeras homosexuales más cercanos, que tienen que sufrir todavía discriminación, tengo documentación”

Y esa universalidad le da fuerza, le hace humana. Y como todo lo humano, no existe sólo el drama, sino que también hay mucho sentido del humor. Como en la vida misma. Y eso me encanta.

Cuando se trata de representar algo tan importante para otra gente ¿Reflexionáis sobre “hacerlo bien” por la importancia de la visibilidad?

Creo que es importante no meterse presión, no pensar en tener que “hacerlo bien”, porque sólo así podemos normalizar lo que estamos representando, tratar esta historia de amor como cualquier otra historia de amor.

No ponerle un plus, porque si le damos un valor extra, pensando en algo diferente, ya hay implícito un trato distinto, y eso se aleja del discurso que le queremos dar a esta trama. Que, en definitiva es que el amor entre dos mujeres es algo normal, que existe desde siempre y que seguirá existiendo. Y punto.

Hay quien dice que este tipo de papeles debería estar interpretado por actores o actrices con una orientación sexual igual a la del personaje, pero ¿si el actor o actriz es bueno no debería dar igual? 

¿Y si tienes que interpretar a un asesino, tienes que haber tenido la experiencia de matar? ¡Espero que no! ¡Por el bien de la humanidad! (risas).

«me escribió una chica contándome que su tía de ochenta años se puso a llorar cuando Amelia contaba lo que le habían hecho por ser lesbiana»

Mi opinión es que cuanto más lejos de ti esté el personaje, más reflexión, más aprendizaje y más elaboración como actor.

En alguna entrevista has dicho que “Con Luisita ha sido muy fácil enamorarse y llegar a entender el dolor que provoca no poder besar a alguien” ¿Te has documentado con casos similares?

Siempre intentas leer artículos sobre el tema, contextualizados en la época sociopolítica que estaba viviendo España.

Pero como he dicho anteriormente, esto es universal y atemporal. Así que simplemente escuchando los testimonios de la gente que me escribe por redes o las vivencias de compañeros y compañeras homosexuales más cercanos, que tienen que sufrir todavía hoy en día este tipo de discriminación, ya tengo toda la “documentación” que necesito.

De toda tu trayectoria ¿hay alguna secuencia o escena que recuerdes como un reto especial que luego una vez realizada hayas sentido que mereció mucho la pena el esfuerzo y la preparación?

Para mí toda la trama con el padre de Amelia y los electroshocks ha sido un reto muy grande. No me puedo imaginar qué fue tener que vivir algo así, es algo que sufrió mucha gente.

De hecho, cuando se emitió, me escribió una chica de latinoamérica (ahora no recuerdo qué país) contándome que su tía de ochenta años se puso a llorar desesperadamente cuando vio la escena donde Amelia contaba todo lo que le habían hecho por ser lesbiana.

Y su tía le confesó que ella también tuvo que pasar por lo mismo y que al ver esa escena lo revivió. Y eso para mi es sanar, curar las heridas, no olvidar para denunciar, para que no vuelva a pasar.

Así que mi trabajo tiene sentido cuando pasan esas cosas, es muy emocionante.

Fotografía @RodrigoVazquez

Fotografía Rodrigo Vázquez

En la vida real, a veces nos gustaría poder actuar y no podemos, ¿te ocurre esto en alguna situación?

Siempre hay situaciones que se dan, uno se queda bloqueado y luego te da rabia no haber reaccionado de otra manera.

Pero creo que lo importante es la reflexión posterior. Pensar cómo te hubiese gustado actuar, qué te hubiese hecho sentir mejor. Para cuando se repita el mismo patrón, tengas la oportunidad de hacer lo que no hiciste antes.

¿Recuerdas algún consejo profesional que te hayan dado y que se te haya quedado grabado?

Una gran directora y profesora de interpretación del Institut del Teatre, donde estudié, siempre nos decía “Partir de ti, pero partir”.

Y esta frase siempre me ha acompañado. Creo que es importante, como he dicho antes, regalar pedacitos de ti al personaje, pero no darlo todo, sino se convierte en ti misma y ¿qué tiene eso de interesante? lo emocionante es descubrir cosas nuevas que enriquezcan el personaje, que le hagan único y que se diferencie del que harás en otros proyectos.

Nos gusta que los entrevistados nos recomienden algo a alguien de cualquier disciplina cultural…,

Hace poco vi la película Cafarnaúm y me pareció una obra de arte. Salí muda del cine.

¿Más de Cultura y menos de qué?

Menos sofá.

Excepto si el sofá significa ver un capítulo de Amar es para siempre donde con aportaciones como la del personaje de Carol Rovira, se hace cada vez más visible la normalidad de todo tipo de formas de amar.