Aprovechamos que la obra de teatro «Acreedores» se podrá disfrutar en el Teatro Lara de Madrid los días 21 y 28 de septiembre y 5, 12 y 19 de octubre, para hablar con Elda García-Posada.

Ella es la actriz protagonista, pero también es traductora de varios idiomas y por su afición al mundo nórdico, dedica también parte de su tiempo a las labores de cooperación cultural con los países nórdicos. Ella y Andrés Rus (director de Acreedores) fundaron hace unos años la compañía Calibán Teatro, con la que ya han puesto en marcha numerosos espectáculos.

De su Erasmus en Suecia, su afición por la literatura y sus procesos de preparación para los papeles, hablamos en esta entrevista.

El joven artista Adolf, espera ansiosamente el regreso de su pareja, Tekla, una mujer espontánea y liberada con la que arrastra una tormentosa relación.

Mientras aguarda, encuentra alivio en las palabras de un extraño personaje, Gustaf. Pronto, el consuelo se transformará en destrucción conforme van abriéndose las viejas heridas, las inseguridades quedan al descubierto y las antiguas deudas comienzan a reclamarse. Acreedores. Teatro Lara. 

Te vimos hace poco en “La Extraña pareja” haciendo de compañera de piso un poquito desquiciante, nada que ver con “Acreedores”…

No, la verdad es que no tiene absolutamente nada que ver (risas). Son obras distintas y el personaje es diametralmente opuesto. Eso es lo divertido.

«yo siempre necesito encontrar una analogía con mi propio carácter o con mi propia vida»

A mi los dos personajes me fascinaban, tenía muchas ganas de hacer los dos. Uno siempre encuentra cosas que se parecen a tí.

Teaser de Acreedores teatro

Cuando se te presenta un personaje dispar a ti. ¿Hay que buscar conexiones?

Hay gente que no pero yo siempre necesito encontrar una analogía con mi propio carácter o con mi propia vida.

A partir de ahí, a medida que vas avanzando un poco en el personaje, también eres capaz de asumir rasgos que son totalmente distintos a ti y acabas integrándolos.

Y eso es lo maravilloso porque te permite meterte en la piel de otras personas que son muy distintas y entender a gente que en principio, de lo contrario, quizá no entenderías mucho por tener un carácter opuesto.

En este caso el trabajo actoral es arriesgado ¿Cómo te has preparado este personaje?

No lo sé (risas). Cada personaje es como un traje a medida, yo no creo en fórmulas infalibles.

En este caso, por un lado, intentar comprender los motivos del personaje. Por qué dice lo que dice, por qué reacciona como reacciona y sobretodo siempre ser su abogada defensora. Siempre tienes que defender a tu personaje a muerte, aunque pueda parecer abominable.

«soy traductora de sueco. Al principio fue una afición, nunca pensé que le podía sacar un rendimiento profesional»

Lo que me gusta bastante es trabajar de fuera a dentro. Sobretodo para los aspectos físicos o corporales. La Tekla de «Acreedores» es mucho más espontánea y sensual de lo que a lo mejor puedo serlo yo. Eso sí lo he tenido que trabajar desde el plano físico.

Adquirir posturas o modos de andar que no son los míos, es muy divertido.

Tu relación con Suecia…

Soy filosueca. Lo mío fue que por alguna razón me interesaba mucho la cultura nórdica y en general la sueca en particular.

La verdad es que era muy admiradora de los Bergman, tanto de Ingrid Bergman o Ingmar Bergman y había escuchado películas en versión original y el idioma me parecía maravilloso.

Me fui de Erasmus hace la tira de años, no voy a decir cuántos (risas), creo que fue una de las primeras Erasmus allí en Suecia, acababa de entrar Suecia en la unión Europea con lo cual ya te estoy dando una pista de lo vieja que soy.

«En el teatro tienes más margen para la imaginación porque los pensamientos de los personajes los tienes que poner tú»

Aproveché para aprender sueco y raíz de eso conocí a Stringberg. Allí tuve la oportunidad de ver de dónde había mamado Bergman.

Entonces esta obra será especial, por tu predilección por el mundo nórdico…

Sí, además yo soy traductora de sueco. Al principio fue una afición, nunca pensé que le podía sacar un rendimiento profesional. Pero luego, sin embargo, por pura casualidad empecé a traducir literatura sueca, empecé por Stringberg, precisamente, por una novela que se llama Banderas negras.

Se nos presentó la oportunidad de llevar esta obra a escena y a mi me entusiasmó. Es alguien a quién yo considero como un viejo amigo.

Amor y venganza son dos temas muy recurrentes a la hora de crear ficción ¿es más fácil cuando la obra está basada en un texto previo o todo lo contrario?

Lo cierto es que es más fácil. Porque una novela, aparte de los diálogos de los personajes, se mete también en sus pensamientos.

Depende de lo omnisciente que sea el narrador, pero puede explicarte sus razones, describirte sus reacciones físicas… Creo que a todos nos ha pasado, que a veces leyendo una novela te imaginas a tí misma haciendo a uno de los personajes.

En el teatro tienes más margen para la imaginación porque, aunque haya acotaciones, no está todo. Los pensamientos de los personajes los tienes que poner tú. Da más miedito, la verdad (risas). Pero también es más creativo.

Tú y Andrés Rus montasteis vuestra propia compañía de teatro (Calibán Teatro) en 2010, ¿depende mucho el teatro de los «ojeadores»?

Sí, este proyecto lo teníamos entre manos desde el año 2015. Lo iba a dirigir un director sueco además. Se presentó un poco como un proyecto de cooperación.

Siempre viene bien tener una sala que te sirva como experimentación. Invitar a críticos, a programadores… Porque claro, por mucho dossier que tú envíes, al final si no lo ven…

¿Qué hace Elda García cuando no está actuando?

Traducir, precisamente. Aunque necesito una pausa porque llega un momento que no puedo hacerlo todo.

La labor de traducir en cierto modo se parece a la de actuar aunque sea diferente. Se trata de querer transmitir un texto.

Me gusta escribir, también, un poco todo lo que tenga que ver con la literatura, el teatro y el cine.

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