Teresa Soria Ruano es Silvia en la adaptación femenina de La extraña pareja que vuelve al teatro hasta el 27 de julio en el Teatro Amaya.

A pesar de ser precisamente su personaje, que no es de las protagonistas, el que rompe el hielo con el primer chiste, reconoce que la comedia es complicada ante el público

En nuestra charla confiesa que hay días que tiene que «volar», literalmente, vestida de su personaje para cambiar de teatro en cuestión de minutos. Así, pasa de la obra OFF que interpreta en el Teatro Lara para subirse al escenario del Teatro Amaya, en La extraña pareja.

Sin embargo, no sufre de crisis de personalidad y afirma que le encanta enfrentarse a nuevos personajes, como los que retrata en sus «dibus», como llama ella a los diseños que publica bajo el seudónimo de @tessaimpresa.

Ya hemos comentado en estas páginas que La extraña pareja es un clásico cinematográfico de Neil Simon que acaba de cumplir 50 años. Su adaptación a personajes femeninos, es la que se lleva ahora al teatro.

Las protagonistas son Flora, una mujer de mediana edad a la que acaba de dejar su marido y su amiga Olga que se ofrece voluntaria para que acogerla en su piso hasta que se encuentre mejor. El único problema es que la convivencia no resulta ser tan fácil como parecía.

Cuando se trata de un clásico, ¿no da miedo a que el público no la acepte de la misma manera? 

Yo creo que lo que se va a encontrar el público es una versión con elenco femenino que le va a recordar a la película clásica pero con los papeles invertidos.

Aquí en lugar de tener a dos protagonistas chicos tenemos a dos mujerazas. Los amigos igual, en lugar de los amigos que van a jugar al póker, tenemos a las amigas que van a jugar al Trivial.

La novedad es invertir los papeles y además hablar de algo que está ocurriendo en estos años: del feminismo. De la independencia, de poderío…

Incluso ha venido mucha gente a vernos que iba con cierto miedo porque hay gente que se ha visto la película muchas veces.

Pero creo que no defrauda, es una obra de teatro con muchísimo ritmo, muchísimos gags, Andrés Rus ha hecho un trabajo maravilloso tanto en la dirección como en la adaptación que es de él y de Elda (García), la actriz principal.

«La novedad es invertir los papeles y hablar de feminismo»

La historia es la misma. Dos amigos que se ponen a convivir por circunstancias y resulta que la convivencia es muy dura. Porque es así, por mucha amistad que tu tengas, luego el día a día es muy duro.

Se sienten muy identificados y con ese plus de que son dos mujeres por lo tanto no hay tanta comparativa con la película.

Tú personaje, irrumpe en esta convivencia. 

Mi personaje es uno de las amigas que va todos los días a jugar al Trivial y se lo pasa bien. Es esa necesidad de juntarse con las amigas y de seguir alimentando la amistad.

Lo menos importante es el juego, que a mí además me aburre bastante el Trivial (risas). Es lo que ocurre detrás del juego.

Pero la historia está en que a una de nuestras amigas le acaban de dejar y por lo tanto es el cómo nos afecta que de repente una de las piezas se mueva.

«Hay funciones donde el público entra muy rápido y otras te encuentras a un público muy duro y piensas que algo está fallando»

De repente las circunstancias son distintas y se van a vivir las dos a la casa donde jugamos, en casa de Olga. Es el cómo, sin pensarlo, nos acaba afectando muchísimo.

Antes podías fumar tranquilamente en casa de tu amiga Olga y ahora Flora te viene con el cenicero a cambiártelo cada cigarro que te fumas, que es el caso. Entonces no piensas que cuando algo se mueve te puede afectar tanto y sin embargo quieres volver a lo anterior.

Y es lo que muchas veces ocurre que cuando una ficha se mueve en una familia, cuando alguien dice cualquier cosa, cuando las circunstancias cambian, todo se tiene que volver a re colocar y cambiar.

Las amigas lo ven desde la barrera, salpicándoles, pero a pesar de todo la amistad triunfa y terminamos jugando al Trivial las veces que haga falta.

La comedia es quizás el género más complicado porque ante el primer chiste ya sabes si el público está dentro o fuera. ¿Cómo manejáis esto?

La comedia evidentemente es lo más difícil. A mucha gente les toca el drama y a mi me encanta el drama pero la comedia es muy difícil, el hacer reír.

«me gusta mucho el que me remueve. El teatro que me hace reflexionar»

Está funcionando muy bien. Estamos muy contentos. Es una obra de tanto ritmo, tanto gag que no nos ha pasado que nunca hayamos tenido risas.

Tengo una anécdota que siempre recuerdo. Un señor en El Rastro, cuando estábamos en los comienzos, apenas llevábamos un mes, paró a una de las actrices, y nos dijo: «os vi el viernes, llevo dos años con una mala época horrible y en dos años es posiblemente la primera vez que me he reído y que me habéis hecho desconectar durante una hora y 45 minutos y os lo agradezco». Eso es maravilloso.

Sin embargo en la comedia cuando hay un lapsus quizá es más ingenioso para salir del paso…

Sí, cuando es una comedia y el público está a favor, perdona más. En un drama si hay un tipo de lapsus y no lo solventas demasiado pronto es más difícil. Aún así yo creo que el público perdona mucho.

Hay veces que los actores somos los más exigentes con nosotros mismos pero al público lo tienes a favor. Sí que es cierto que el público entra mejor en una comedia si hay un pequeño fallo que si sucede en un drama, porque te puede sacar más de la historia.

Sin embargo, en una comedia sabes que el actor está teniendo un problema pero entras más en el absurdo, en la risa.

Como espectadora ¿Qué tipo de teatro te gusta ir a ver?

A mi me gusta mucho el que me remueve. El teatro que me hace reflexionar. Pero eso no quita que hace años yo cuando vi Burundanga me fascinó, me reí muchísimo. O con musicales incluso que aunque yo no soy muy de musicales, pero hubo una época en la que sí que iba más.

Creo que cada momento tu cuerpo te pide algo. Si me tengo que quedar con alguna quizá sea el drama que me remueve pero cuando hay una comedia bien hecha…viva la comedia bien hecha.

Y de repente ves un musical con un trabajazo de músicos en directo, de bailarines, de actores… y se produce la magia. Creo que hay que comprender cada estilo o cada género para el momento, creo que está bien ver un poco de todo.

¿Dónde te podremos ver en las próximas fechas?

Ahora estoy también en una obra que se llama OFF, de Marcos Fernández Alonso, trata sobre el teatro alternativo, metateatro. Y ahí estoy ahora mismo en el Teatro Lara.

Acabamos también de estar en el Teatro Lara con Polvorones, que seguramente volveremos en otoño.

También tengo un infantil (Candela y el libro mágico) sobre estereotipos de género con tintes feministas, una niña que no quiere llevar falda, que por qué tiene el príncipe que ser tan arrogante… el color rosa, ese tipo de cosas. En la que soy co- directora, co-autora, co-productora con una amiga.

Y ha sido un placer porque ha sido mi primera obra producida, escrita y dirigida por mí, osea que ha sido como mi bebé. Además yo soy feminista y también hago unas ilustraciones, me hago llamar TessaImpresa y bajo ese seudónimo hago ilustraciones.

Ilustraciones de Teresa Soria Ruano como @tessaimpresa

Yo les llamo «dibus» como mensaje con contenido feminista donde utilizo muchas veces el humor para reírme de cuestiones muy injustas.

Luego en teatro estoy preparando otra cosa, en noviembre tenemos otra que se llama Entre mujeres con la que tendremos una mini gira que también va sobre la violencia de género, de Begoña Isbert.

Osea que quieta no estoy, tengo mucho teatro (risas). Manejándome, porque el viernes tengo OFF en el Teatro Lara a las 20:15, salgo pitando al Teatro Amaya donde estarán todos mis compañeros con la escenografía montada y llego ya con el vestuario del personaje puesto para beber un vaso de agua y tirarme al escenario.

¿Más de Cultura y menos de qué?

Menos machismo. Queda muy bien con la obra en sí porque yo de hecho termino con una camiseta con el símbolo feminista.

Se trata del empoderamiento de Flora cuando le deja está hecha una pasa la pobre y piensa que no lo va a poder recuperar jamás en la vida y termina con un mensaje super positivo y muy empoderada.

Entonces, más de cultura y menos de machismo.