Fotografía: La Vanguardia. 

Para los amantes de la adrenalina, la emoción y el vértigo existe un deporte: El street luge. Quizá lo hayan visto antes en su modalidad olímpica. En ella, vemos cómo los deportistas se deslizan en un trineo boca arriba acostados sobre una pista de hielo artificial.

Un deporte que cada vez reúne más adeptos enganchados a la adrenalina que les da practicar una disciplina que no utiliza ni timón ni freno para maniobrar. Así, el riesgo radica precisamente en las altas velocidades que puede alcanzar el individuo mientras se lanza al vacío. Velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora por la baja resistencia aerodinámica. El factor añadido de hacerlo tumbado es relevante.

Todo esto lo convierte en un deporte que necesita de un entrenamiento serio de varias horas semanales, así como un equipamiento exhaustivo anti golpes.

La dureza del asfalto 

Aunque el original se practique en el hielo, la variante es este street luge cuyo monopatín se fabrica de aluminio y se conduce sobre asfalto con la misma técnica. Su origen bebe precisamente del monopatín de descenso, puesto que los pilotos descubrieron que se alcanzaban velocidades más elevadas si conducían tumbados. Eso fue lo que provocaría que la longitud y la anchura de la tabla se hiciera mayor.

El luge cuenta con dos modalidades: individual y estilo parejas. Es un deporte bastante inclusivo porque puede ser practicado tanto por hombres como por mujeres. Sin embargo, a la hora de la competición, los participantes deben contar con las mismas condiciones relativas al peso del trineo o tabla y de los pilotos.

El límite del peso corporal es relevante también, puesto que existen participantes que, por encontrarse debajo de los límites del reglamento, se ven obligados a añadir peses para conseguir llegar al estándar adecuado para competir en las mismas condiciones. Una alternativa más para los deportes que derivan de los ya muy conocidos como las técnicas de longboard y skate.