Elena Briones escribe como devoción. No es la escritura lo que llena la nevera de su casa. Elena Briones es el nombre, pero Volantazos es un alias. Desde Más de Cultura hablamos con ella, sin saber muy bien cual de las dos partes está contestando las preguntas.
– Queremos empezar este cuestionario con una pregunta sencilla, ¿qué tal estás?
Siempre he pensado que la sencillez de esa pregunta radica, en que ni ella misma sabe que es una caja de Pandora. ¡Cuánta gente aprendió a mentir gracias a esa pregunta, y a la rapidez y superficialidad con la que la empleamos! Yo soy una de ellas pero lo estoy dejando. (jaja)
Así que seré honesta y le daré a la pregunta la importancia literal que merece. He salido de una época bastante mísera emocionalmente, el mundo está raro y no menos raros están los mundos interiores. Somos subidas y bajadas. A día de hoy disto mucho de estar en un pico, pero no me quejo, porque al fin, tampoco todo lo contrario.
– Empezamos por el principio, ¿quién es Elena Briones?
Me permito el lujo de contestar esta pregunta con palabras de personas importantes para mí. Conocedoras de mi psique como nunca yo lo seré.
“Elena es una mujer familiar, leal, enérgica, reflexiva, tozuda, cómplice.
Busca placer en todos los rincones y posee una infinita gama de grises, que más acertado sería llamarlo, gama de extremos. Porque ante todo, es intensidad.”
«Ella se atrevió a llamarme salvavidas, pero soy yo quien le debe la suerte de sentir atardeceres. Regala vida a borbotones. En esencia, es un ser de luz, aunque a veces se esconda detrás de las sombras, ilumina todo lo que toca.”
“Elena es diversión y coraje, fortaleza y debilidad, su mejor amiga y la peor de sus enemigas, es el sexo y el hastío, salud y enfermedad, el calor que más quema y el frío que más hiela, constructora de mil mundos y destructora de otros tantos, el insomnio y el placido sueño. La dualidad total del ser humano, profunda verdad.”
“Demandante de sus amigas y de su gente. Una gran abrazadora. Muy sabia. Nutritiva y a la vez voraz. A veces puede parecer un látigo, una resistente cadena. Y en otras, un cordón de seda, pero que a fin de cuentas, te ata.”
Elena Briones: «La escritura para mí no es dedicación sino devoción»
– ¿Cuándo decides dedicarte al mundo de la escritura?
En realidad no me dedico al mundo de la escritura como tal. Es otra labor la que me da de comer, la que me roba tiempo, la que me obliga a la rutina.
La escritura para mí no es dedicación sino devoción, al menos hasta ahora, ojalá el día de mañana se convierta en ambas cosas.
Lo que sí puedo decir es, cuándo comencé a escribir y por qué lo sigo haciendo. Era muy pequeña, pero con unas dudas y unos miedos y unos sueños demasiado grandes como para gestionarlo solo por dentro. Supe desde bien joven que igual que se necesita tener algo que llevarse a la boca para sobrevivir, pasa con el alma. Y ahí que cogí el lápiz de forma innata y empecé a salvarme.
– ¿Cuánto hay de Elena Briones y cuánto de Volantazos?
Con “Elena” me presento, con “Volantazos” me represento. Mi pseudónimo es la extensión, la excusa para poder mostrarme al mundo además de como persona, como perspectiva.
Podría decirse que Elena es la materia y Volantazos, el espíritu.
“Concédeme este latido”, su último libro
– “Concédeme este latido” es el título de tu último libro, ¿cómo lo definirías?
La vida y la muerte son pareja de baile.
Gracias a la primera, tenemos el tiempo para danzar, gracias a la segunda, podemos apreciarlo.
(¿Y la ironía? ¡La Celestina de esta pareja!)
Este es su rezo. Jamás sentirás a una sin el son de la otra. Hay quienes en los últimos momentos de su existencia, es cuando se sinceran, cuando se abren en dos y hacen visibles sus profundidades, curiosamente nace ahí su yo más vital, libre y clarividente.
Definiría este libro como un prematuro último aliento. En ocasiones la muerte es la única que avisa de que antes hubo vida. Mis hojas solo pretenden adelantarse a eso, zarandear el latir lector, dejando en sus manos temblores del mío.
Es, a fin de cuentas, una invitación sin escrúpulo alguno hacia la manipulación del sentir, del pensar, del imaginar, y todo lo que ello conlleva.
Retumbar o nada.
– Anteriormente escribiste “Aprovéchame de ti” ¿qué podemos encontrar en este otro libro?
La parte más bohemia, inocente, empática, soñadora y despreocupada de mi creación literaria, se encuentra en este libro.
También la prudencia (aunque con fugas inevitables), destaca al menos para mí, que a buen recaudo me guardé textos con cierto miedo a ser publicados. Este libro consagra a Volantazos como la eterna cuestión andante, pues por más que se conoce, más se pierde en la ambigüedad. Por más que analiza, más desmenuza. Dar la vuelta a todo por el simple hecho de ver a todo dado la vuelta, poniendo en la palestra temas que a la sociedad misma conciernen, haciendo así al leyente parte indispensable del juego, retándole a entenderme o a replicarme.
– ¿Quién te gustaría que tuviera alguno de tus libros en sus manos?
En el instituto tuve un profesor que durante el par de años que me dio matemáticas, hizo magia consiguiendo que me interesasen los números como si fueran letras.
Recuerdo a otra profesora, de ella aprendí a respetar el lenguaje y gracias a eso, el amor hacia las letras ha podido hacerse eterno.
Siempre los admiré como profesores porque sin esa etiqueta de por medio también educaban. Me encantaría que estas dos personas, referentes para mí, tuviesen mis libros en sus manos, como agradecimiento por tanta vocación, inspiración y humanidad.
«Siempre he pensado que escribir es 80% cavilar y 20% anotar»
– ¿Cómo es tu proceso creativo y de escritura?
Básicamente, muy desordenado.
Por lo general las horas mejor aprovechadas oscilan en la mañana, trabajo de noche desde hace más de diez años y eso ha hecho que mis insomnios sean diurnos.
Tardo demasiado en terminar un escrito definitivamente, siempre he pensado que escribir es 80% cavilar y 20% anotar. Me concedo sin remilgo el tiempo para ser más productiva en la abstracción, que en la precisión.
Generalmente todo lo que escribo comienza gracias a un pensamiento rápido y pasajero, una palabra que escucho o leo y quiero utilizar, una reflexión concreta y escueta que apunto y se queda ahí, hasta que más adelante me topo con ella y empiezo a ampliar y moldear la idea, en base a lo vivido, anhelado o inventado.
¿Quién sabe? Escribir es un misterio y tenemos la suerte de que jamás lo resolveremos. Inagotable fuente de creación.
– ¿Qué referentes tienes tanto profesional como en lo personal?
“Considero ilustre a toda aquella persona que sea capaz de gozar con el día a día.
Encuentro la inteligencia humana más cerca de una humanidad emocionada que de una humanidad instruida.
La sabiduría entiende más de carros que de carruajes.
La cultura es una mochilera de pies sucios que sin vestir de gala sabe mucho, pero, poco necesita aparentar.”
Este texto se halla en mi libro “Concédeme este latido”, con el título: Doña Sencillez.
No he encontrado mejor respuesta para esta pregunta.
Mis referentes, por así decirlo, siempre han sido muy “de barrio”. Y creo que eso es algo que me hace sentir bien conmigo. Dirigir mi admiración a personas cercanas que tienen el arte de luchar y sonreír a la vez.
– ¿Puedes adelantarnos algunos planes de futuro que tengas?
Ahora mismo estoy embarcada en dos proyectos que mantienen mi ilusión a punto.
Hace un año aproximadamente, decidí sumergirme, junto con Israel Molina, al placer de escribir un libro juntos. El manuscrito tendrá la suerte de contar con la destreza imaginativa y manual del grandísimo ilustrador, Joaquin Duarte, más conocido por redes como, “chicosalvaje”.
Sin duda alguna pienso que en este libro estará recogido el material más potente que haya escrito hasta la fecha. Estoy segura de que en gran medida, esto ha sido posible por lo que estos dos artistas despiertan en mí. Pura emoción.
El segundo proyecto en el que estoy sumida, lleva creándose desde hace unos cuatro años, sin saber en lo que se iba a convertir.
Soy amante del dibujo y siempre me ha gustado acompañarme de él en todo lo posible. Tatuajes en mi cuerpo, cuadros en las paredes de mi casa, compañía ilustrada en los libros que engendro. En mi cuenta de Instagram, mi gran y querido diario, no podía ser de otra forma, así que comencé a colaborar, al principio de forma esporádica, después de forma continua y constante, con diferentes ilustradoras e ilustradores, a día de hoy son más de 75 personas artistas con las que he tenido la suerte de crear. La esencia fundamental es, que toda ilustración es nueva, nacida y motivada por lo que mis letras les inspiran. También en otras ocasiones la colaboración sucede al revés, recibo una ilustración y de ella me impregno, escribiendo en base a lo que provoca en mí.
Desde siempre lo he considerado un hobby muy laborioso. Es por ello que a lo largo de los años, la idea de recopilar y trasladarlo de virtual a real, ha ido cobrando fuerza. Y también forma, pues en los debates internos, sabiendo que era necesario hacer una selección en el contenido, ganó por mayoría absoluta la idea de lanzar al mundo este proyecto reuniendo únicamente las colaboraciones hechas con mujeres. ¿Porqué? Muy sencillo, lo primero porque así me lo pide el cuerpo y el alma y lo segundo y no menos decisivo, porque así lo pide a gritos el proyecto mismo. Si alguien husmea en mi cuenta de Instagram, verá que la columna dedicada a las colaboraciones, es, en exacto resumen, una mujer rebelde de mil miradas distintas.
Pienso que en este caso, la criba y la guinda pasan a ser lo mismo. La razón de todo.
Gracias a todas ellas, por la ilusión compartida.
Por hacer posible esto.
Aún le queda mucho por delante al plan para ver la luz, pero ya, en mi mente, se ha producido el pistoletazo de salida y eso es lo más importante.
– ¿Podrías recomendarnos el último libro, canción, película, obra de teatro, o cualquier expresión artística que te haya emocionado?
El amor de mi vida es la música y hace menos de un año lo pude corroborar, una vez más, descubriendo al cantante “Ed Maverick”. Recomiendo toda su discografía en general, pero lanzaré el título del tema con el que le conocí y me enamoré en el acto, se llama “Acurrucar”.
Recomiendo el libro “Mi tormento perfecto”, de Israel Molina, anteriormente nombrado. De hecho lo recomiendo más como un acontecimiento que como un libro. Es un privilegio saber leer, entre otras muchas cosas, por poder leerle a él.
Si hablamos de teatro, de mi boca siempre saldrá el título de la obra, “Baile de huesos”.
Hace poco tiempo escribí una frase, que me viene ahora a la mente al recomendarla. Dice así: “Y será, en el juicio final, donde la muerte se relaje y la vida le agradezca tanta inspiración.”
Recuerdo que la primera vez que la vi, salí temblando. Otra que me hizo salir temblando y emocionada hasta la lágrima fue, “Pedro y el Capitán”. A esta obra le asocio el recuerdo de tener al lado a una muy buena amiga, impactada viendo cómo lloraba a moco tendido, nunca antes había llorado en su compañía y fue un shock verme así, para ella y para mí.
Me fascina el teatro que no me deja salir con la misma máscara con la que entré.
No puedo no mencionar “Rectify”, mi serie favorita, eterna desconocida. De culto sin duda.
Si se busca en ella acción o ciencia ficción, te defraudará. Su tema principal es, la puesta en libertad de una persona que lleva más de veinte años en prisión. Mantiene a lo largo de sus cuatro temporadas, una apabullante musicalidad tanto literal como metafórica. Si se busca en ella la belleza del silencio, la complicidad de la mirada perdida, de los diálogos profundos imaginarios y compartidos, de la pérdida de la esperanza y el reencuentro con la misma, del amor prójimo sosteniendo al propio, de la soledad en compañía y a solas… Si buscas en ella verdad, es muy probable que te conquiste de a poco dejándote huella.
Imposible olvidar cuánto me emocioné en Islandia, 360 grados de expresión artística.
Nada, absolutamente nada, como el arte de viajar para quedarme impresionada y caer rendida ante la maestría de la madre naturaleza.
– En Más de Cultura nos encanta descubrir nuevos talentos, así que te pedimos, si nos puedes hacer alguna recomendación de alguien a quien deberíamos seguir y entrevistar.
Comenzaré con la gran ilustradora, Marta Piedra. Tuve la suerte de toparme con su cuenta de Instagram al poco de hacérsela, desde entonces hemos ido haciendo colaboraciones conjuntas. He podido observar de cerca cómo alguien, con naturalidad, humor, sencillez, realismo y mucho talento, puede crecer con paso firme y hacerse un hueco merecido. De esa mezcla hace mucha falta en los tiempos que corren. Demasiado postureo. Su esencia perdura porque nunca fue impostada.
Quiero nombrar también a Mamen Monsoriu, escritora y librera valenciana. Ella hace de sus sueños, imperios. Escribe tan directo y crudo como a flor de piel vive. Todo logro que caiga en sus manos, estará en buenas manos, emprendedoras y apasionadas. Gracias Mamen, sobre todo, por la complicidad compartida tras las letras.
¡El amor te debe más de una!
– Nuestra revista se llama Más de Cultura, así que la pregunta es, ¿Más de Cultura y menos de…?
Conjeturas.
Porque ya sabemos que hablar es gratis, y está muy bien. Pero eso supone que a veces, escuchar, se convierte en un acto muy desagradable, incluso heroico.
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