La gran mayoría de mis amigos no son padres porque no se lo pueden permitir. A diferencia del baby boom de principios de los setenta, el de nuestros padres, nosotros somos una generación perdida porque no tenemos futuro y sin futuro no se puede traer a nadie a este mundo, que cada día pinta peor. Para ser padre hay que tener la seguridad de que ese crío va a tener todo lo necesario. Y para eso hace falta la tranquilidad que te da un buen sueldo o un buen cargo. Y eso cada día está más jodido. Bueno, no para todos.
La primera política famosa por su bebé fue Carolina Bescansa, que montó aquel número en el Congreso. Hace poco días Ramón Espinar, que disfruta de dos altos cargos (secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid y portavoz de Unidos Podemos en el Senado), ha anunciado que va a ser papá.
También Ada Colau, que tiene la edad de mis amigos pero peor curriculum que muchos de ellos, ha podido ser madre de su segundo hijo. La pareja de Colau es Adrià Alemany, que está en nómina en su ayuntamiento.
Pablo Iglesia e Irene Montero también han podido tener mellizos además de comprarse un lujoso chalé con piscina a las afueras de Madrid. Los 600.000 euros del casoplón serán pagados gracias a sus cargos y su sueldos, por lo menos tres veces el SMI.
También el comunista Alberto Garzón, coordinador general de Izquierda Unida, ha sido padre de su primera hija junto a su mujer, Anna Ruiz. Y tampoco podemos olvidar a la anticapitalista Teresa Rodríguez y al alcalde “Kichi”, que también están en estado de buena esperanza.
Intuyo que la próxima en la lista será Rita Maestre, de solo 30 añitos y emparejada con el hijo de un doctor en Ciencias Políticas vinculado al PSOE. Rita se casó en una propiedad de una de las familias más adineradas de Lucillos (Toledo) y cobra un dineral por su cargo de portavoz en el Ayuntamiento.
En fin, que a esto lo llamo yo fomentar la natalidad al menos entre los tuyos, los que hace muy poco repetían como loros aquello de “la casta”, toda una generación beneficiada por el maná del erario público. Gente, a diferencia de mis amigos y de un servidor, segura, a salvo, con futuro.
Ante los trabajos precarios, los sueldos de mierda y el siempre incierto futuro, militar en la “nueva izquierda” ha resultado ser la última y única oportunidad generacional para tener una familia y llevar una vida como la de nuestros padres. ¡Sí se puede!
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