La joven tinerfeña Sara Herranz es una ilustradora que se ha hecho un hueco en el panorama nacional gracias a sus característicos dibujos. El blanco y el negro predomina en sus ilustraciones, la mayoría protagonizadas por mujeres que expresan mensajes sinceros y con un toque poético.
Sara Herranz se define a sí misma como una ilustradora introvertida, alguien utiliza su trabajo para mostrar algunas cosas que no sería capaz de compartir con los demás de otra forma. Es autora de los libros “Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí” y “La persona incorrecta”, que exploran en el mundo de los sentimientos.
Sara Herranz forma parte de la generación de jóvenes artistas como Flavita Banana o Misterpiro y en Más de Cultura somos muy seguidoras de su trabajo. Hemos aprovechado la ocasión y charlado con ella para que nos cuente un poco más sobre ella y su trabajo.
¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el dibujo?
Yo dibujando en el estudio de mi tía, con cinco o seis años.
¿Qué buscas transmitir con tus dibujos?
Intento compartir mi propia visión, mis pensamientos y reflexiones, y sobre todo me parece importante mostrar personajes femeninos como personajes universales, con los que cualquiera puede sentirse identificado.
El blanco y negro son los protagonistas de tus dibujos, ¿por qué esa elección?
Creo que viene un poco de mi gusto por el cómic y que estuvo inspirado por el personaje de Valentina de Guido Crepax.
¿Dónde nacen las historias que cuentas?
De lo que me rodea, de lo cotidiano, pero también el cine, la literatura, la música. Suelo apuntar las ideas en una libreta, en cualquier momento, por muy absurdas que me parezcan, porque nunca sé de donde puede surgir la siguiente ilustración.
¿A qué público está dirigida tu obra?
A cualquiera que se pueda sentir identificado.
¿Siempre que has dibujado lo has hecho pensando en compartirlo con el público o ese deseo llega después?
Ha llegado luego. Para mí es una forma de liberarme.
Muchos artistas usan las redes como escaparate para mostrar sus obras y medio para darse a conocer. ¿Es Instagram el nuevo museo?
Las redes te permiten llegar a mucha gente, pero no creo que sea un nuevo “museo” porque está sujeto a muchos condicionantes que no siempre me gustan (la tiranía del like, el algoritmo caprichoso…). Solo es una plataforma más en la que compartir tu trabajo.
En tus libros “Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí” y “La persona incorrecta” el amor es el protagonista. ¿Qué relación hay entre el arte y el amor?
Creo que es un sentimiento universal que todos hemos sentido y por eso es muy inspirador. De ahí que esté tan vinculado con la creación artística.
El sexo también está en los libros. ¿Es más fácil plasmar con dibujos amor o sexo?
Me apetecía que el sexo apareciera de una forma más obvia en el libro de La Persona Incorrecta. Al final el erotismo forma parte de mi trabajo y en este caso me ayudaba con la historia. Creo que tanto sexo como amor me ayudan en mi trabajo porque ambos muestran ese vínculo que nos permite acercarnos al otro a través de la intimidad.
Vivir del arte hoy en día es toda una odisea ¿cuál es la fórmula mágica? ¿Qué consejo le darías a los jóvenes que quieran ser ilustradores?
Como esta profesión es vocacional, mi consejo puede servir a cualquier persona que quiera dedicarse a aquello que le gusta: trabaja por mejorar cada día y no desanimarse.
¿Una ilustración que te emocione?
Me cuesta elegir una. Supongo que ahora mismo la serie que estoy haciendo sobre cómo vivo el confinamiento.
¿Qué hace Sara Herranz cuando no está dibujando?
En plena cuarentena, mi ritmo de trabajo ha bajado mucho. Me cuesta concentrarme y todo va tan lento que muchos días soy incapaz de dibujar. Es un momento extraño y me estoy dando un tiempo para adaptarme a esta nueva situación.
¿Nos podrías recomendar algún otro artista que te llame la atención o que te haya servido de inspiración?
Me encanta el trabajo de Adrian Tomine y Jillian Tamaki. Sus libros me están ayudando a pasar las horas estos días.
Nuestra revista se llama Más de Cultura y nos gusta acabar las entrevistas con la misma pregunta, ¿más de cultura y menos de qué?
Más cultura, mucha cultura y menos fascismo.
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