La simbiosis entre el arte y la tecnología es algo a lo que nos hemos ido acostumbrando en los últimos años. Las ferias de arte y creación como ARCO muestran como ambos mundos convergen. El arte bebe y representa un mundo mecanizado donde el lenguaje tecnológico aprende a convivir con la creación artística. Uno de los nombres pioneros en España en fusionar ambas temáticas es Marisa González.
La artista Marisa González (Bilbao – 1943) es una de las precursoras en la aplicación de las nuevas tecnologías de la reproducción y la comunicación en la creación artística. Su obra está marcada por la relación de la sociedad con las tecnologías. En sus primeros trabajos, Marisa González usaba fotocopiadoras, después faxes y más tarde llegarían los ordenadores y el vídeo.
Representación de la vanguardia
Museos de referencia en el arte contemporáneo como el Reina Sofía exhiben con frecuencia el trabajo de artistas que se atreven a experimentar con los límites conocidos del arte, y la innovación protagoniza todas las propuestas. Desde videoarte o arte sonoro hasta piezas más tradicionales como pueden ser esculturas o pinturas, reflejan la incorporación del peso tecnológico en lo social.
Sin embargo, en la década de los setenta, no era tan común apreciar este tipo de simbiosis. Por eso, el nombre de Marisa González destaca entre el grupo de artistas de la época. Marisa González ha generado un nuevo lenguaje codificado por ella misma. Tras formarse en Estados Unidos, llega a España en los setenta y empieza a trabajar conceptos que aquí resultaban completamente desconocidos. Digitalización, manipulación de la imagen, electrografía…
Mujeres creadoras
La reproducción de las imágenes, y del fragmento y su repetición o generación de la forma como valores emblemáticos de lo contemporáneo, están presente en todo su trabajo. El trabajo de la artista realizado desde sus comienzos, en los 70, mantiene varias constantes de concepto y formales que se pueden percibir en casi todas las obras, en un denominador común: La utilización de la tecnología, la conciencia social y el reciclado.
La necesidad de reciclar ha sido y es una constante permanente. El rescatar lo inservible, inyectar nueva vida a lo ya rechazado para representar una narrativa visual, estableciendo un diálogo entre lo artificial y lo real, lo manipulado o modificado.
Referente de la vanguardia de los setenta y como mujer creadora, podemos ver su legado dentro de la experimentación del arte con nombres como Raquel Meyers, Joana Moll, Alv Adina, Aida Salán entre otras.
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