Sin duda una de las figuras más destacadas del flamenco fue el cantaor Fernando Fernández Monje (Terremoto de Jerez). Conocido por su mote y su procedencia, el de Jerez, despertó todo tipo de sentimientos en el mundillo. Ahora, precisamente un arquitecto, es el encargado de construir la vida de este referente a través de las voces de los que le rodearon. Es Álvaro Mayoral, que se introduce en el mundo audiovisual con el documental TERREMOTO. Legará a los cines el próximo 8 de octubre de la mano de Begin Again Films. Hablamos con el recién estrenado cineasta sobre este proyecto.

¿Cómo llegas a este proyecto? ¿Tu pasión por la figura de Terremoto es anterior o se gestó durante la realización del documental?

La verdad es que lo que me llevó a iniciar este proyecto fue una necesidad cultural, precisamente. En el documental hay una declaración de José Menese respecto a este tema que, a mí al menos, me resultó muy reveladora.

De hecho, fue la carencia de información en torno a la figura de Terremoto de Jerez la que, ante el ansia de saber más, me impulsó a dejar un testimonio que yo necesitaba, y que pudiera ser recogido en un futuro por otros con las mismas inquietudes.

Mi pasión por Fernando Fernández Monje, “Terremoto de Jerez” comenzó exactamente tres minutos y doce segundos después de escucharlo por primera vez. Este es el tiempo que dura la malagueña que yo tenía en un recopilatorio de flamenco, y en cuanto terminó, supe que él iba a ser mi cantaor para toda la vida.

Me llegó al corazón de una manera que nunca me había llegado nadie cantando, y la necesidad de compartir eso fue lo que me llevó a comenzar el documental. Después, durante su realización, esa pasión se vio acrecentada con cada entrevista que hacíamos, y vi que la admiración que yo sentía, era totalmente justificada y compartida por mucha gente.

¿Fue complicado acceder a las voces de los protagonistas?

Para nada. Fue tan sencillo como preguntarle a la persona adecuada. Esa persona es Alberto Martínez, dueño de El Flamenco vive, la tienda de flamenco de referencia en Madrid. Él comparte esa admiración por Terremoto, y fue quien me puso en contacto con las personas clave para realizar una película con fundamento, que es lo que perseguíamos.

Una de esas personas es Manuel Valencia, uno de los tocaores más solicitados del momento, y familia de Terremoto. Él nos abrió las puertas de la familia de Fernando, y a partir de ahí todo fue rodado. Parecía que todo el mundo tenía necesidad de hablar de Terremoto y de colaborar en lo que pudiera. Y esto nos confirmó que lo que estábamos haciendo era necesario.

A mucha gente le sorprenderán algunos de los testimonios y datos del documental, pero ¿Qué es lo que más le ha sorprendido a Álvaro Mayoral?

Quizá lo que más me ha sorprendido es que, gracias a profundizar en la biografía de Terremoto de Jerez, he llegado a entender algo que sólo escuchando flamenco puede pasarte inadvertido, y es que se canta como se vive. El cante está influido por las condiciones políticas, socioculturales y económicas de cada época, haciendo del mismo una expresión única e irrepetible en constante evolución.

¿Crees que son buenos tiempos para el género documental? Sobre todo, los musicales han dado un salto tras la llegada de las plataformas…

Si, cada vez la gente consume más documentales pero no sólo porque estén más a mano gracias a las plataformas, sino porque tratan infinidad de temáticas diferentes enganchando al espectador. Atrás quedaron los tiempos de poner un documental para echarse la siesta.

¿Dirías que es un documental para amantes del flamenco o para un público universal?

Desde el principio hemos querido hacer un documental para un público universal, donde se cuente la historia reciente del flamenco a través de la figura de Terremoto de Jerez. Una historia que nos pertenece, que es patrimonio de la humanidad y que en muchos casos es desconocida.

Dicho esto, los amantes del flamenco van a encontrar un análisis minucioso de la vida y obra de Terremoto, a través de declaraciones de voces autorizadas e imágenes inéditas montadas a compás.

¿Qué ha sido lo más complicado para ti a la hora de enfrentarte a este proyecto? ¿Has aprendido cosas del proceso?

Lo más complicado sin duda ha sido compaginarlo con mi profesión, que nada tiene que ver con el mundo del cine, y conseguir conciliar con la vida familiar. Y esto ha tenido que ser así por la falta de financiación y el poco respaldo de las administraciones a este tipo de proyectos culturales.

Del proceso lo he aprendido todo ya que empezábamos de cero. Ha sido un master en producción y dirección de documentales en toda regla, al módico precio de unos ahorrillos y cinco años de trabajo no remunerado.

Ninguno de los cuatro del equipo habíamos hecho nunca algo parecido. Javier Guerra y yo somos arquitectos, Adrián Varela es periodista, y el único que tiene algo que ver con el mundillo es Nacho Rojas que estudió comunicación audiovisual, pero que tampoco se había enfrentado nunca a un proyecto de tal envergadura.

¿Tienes en mente nuevos proyectos? ¿Alguno que nos puedas adelantar?

Sí, de hecho desde que cerramos el guion de este primer documental, dejamos una puerta abierta a nuestro segundo trabajo, ya que por extensión y contenido, decidimos guardarnos una parte muy importante relacionada con Terremoto para contarla en el futuro.

Y como espectador ¿Cuáles son las historias que te atrapan?

Las que a priori no me interesan pero consiguen llamar mi atención, por sorprendentes o por cómo están contadas. Y creo que esto es algo que hemos conseguido con nuestro documental por los comentarios de quien ya lo ha visto.

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