Las brujas siempre han sido un motivo muy atractivo para explotar en el cine. Por la gran pantalla han pasado un sinfín de hechiceras que se han representado en mejor o peor medida. En esta lista aparecen aquellas que además de brujas, llevaron el estandarte feminista durante todo el largometraje. Porque quitando los conjuros, los gatos negros y las escobas voladoras, las auténticas brujas han sido siempre aquellas mujeres que se revelaron contra los estándares que imponía la sociedad.

Antes de meternos en materia vamos a conocer el contexto, y nada mejor que el primer documental ficcionado de la historia, Häxan: La brujería a través de los tiempos (1922). Una joya del mundo ocultista dirigida por el danés Benjamin Christensen que resulta terrorífica y enternecedora a partes iguales.

Dibujado este panorama y de vuelta en el mundo moderno, quiero inaugurar esta lista con la que es en mi opinión la obra maestra por excelencia del cine sobre brujas poderosas. Suspiria, del maestro Darío Argento, combina una atmósfera perversa cargada de misterio con las coreografías de una academia de danza femenina.

Recalcar que me parece muy digno el remake de 2018 dirigido por Luca Guadagnino. Un aquelarre de bailarinas que culminan su coreografía en una secuencia gore dedicada a los amantes del género.

 

El terror italiano siempre ha estado un escalón por encima históricamente, por cineastas como Argento y por filmes como La maschera del demonio. Una cinta de terror gótico dirigida por Mario Brava con cierto romanticismo siniestro que le proporcionaba el perfecto tratamiento de la fotografía en blanco y negro. Barbara Steele en la piel de una bruja que renace de entre los muertos para cobrarse la venganza de aquellos que le quitaron la vida en el pasado.

Cuando pensamos en brujas cinematográficas, lo primero que aparece en nuestra cabeza es Disney. Maléfica, Madam Mim o Úrsula son las más reconocibles. En MDC somos más fans de la tercera por su relación con Divine, pero si hay una bruja de Disney que nos fascina esa es la Bruja Novata.

Todos recordaréis a Angela Lansbury viajando en el fondo del mar sobre su propia cama, o luchando sobre su escoba junto a armaduras invisibles. Un clásico del cine basado en el libro de Mary Norton que se mantiene impecable pasen los años que pasen.

Treguna, mecoides, ¡trecorum satisti!

Cuando los millennials llegamos a la adolescencia, en los videoclubs se rifaban Jóvenes y brujas. Miles de niñas se montaban su propio aquelarre en casa recitando «Rígida como una tabla, ligera como una pluma». Veremos qué tal el remake que tiene pendiente estrenar HBO 20 años después.

Si viajamos a Latinoamérica encontramos en medio de la selva amazónica a la hechicera que aparece en Urubú. La ópera prima de Alejandro Ibáñez Nauta en homenaje a su padre, Chicho Ibáñez Serrador, el maestro del cine de terror en España por antonomasia. Un viaje sensorial por las entrañas de Brasil y sus misterios que llega a las salas el próximo 18 de septiembre.

Más allá del Amazonas y en un mundo ficticio se encuentra Aughra, la hechicera del clásico de animación El cristal oscuro (que ahora también tiene serie en Netflix). Es la guardiana del pasado y una representación del mundo encarnada en el cuerpo de lo que parece una señora con muy mala leche.

Nada como un clásico entre los clásicos para cerrar esta lista: Las brujas de Eastwick. Con un repartazo encabezado por Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer, estas tres brujas exploran los límites de sus poderes tras invocar al mismísimo diablo (Jack Nicholson). Una película que en su época obtuvo el distintivo de alarde feminista pero que en la época actual valdría la pena revisar. Aún así, brujas como las de Eastwick o las de Hocus pocus, serán siempre una parte destacada de la historia del cine noventero.