La película Carajita, dirigida por Silvina Schnicer y Ulises Porra, hace un retrato de la diferencia de clases y las relaciones de poder a raíz de una tragedia en una familia dominicana. Carajita es la película candidata por República Dominicana para optar al Premio Goya a Mejor Película Iberoamericana.

Silvina Schnicer y Ulises Porra, proponen al espectador de Carajita una reflexión sobre los cuidados y el machismo y racismo predominante a través de la historia de Sarah y Yarisa. La relación entre Sarah, interpretada por Cecile Van Welie y su niñera Yarisa, interpretada por Magnolia Nuñez, sirve para reflexionar sobre la naturalización de las estructuras de poder en el ambiente doméstico.

Hablamos con los directores de Carajita sobre su carrera a los Goya, el éxito de la película en festivales y la desigualdad dominante en las relaciones sociales.

¿Cómo nace la idea de Carajita?

Silvina: La idea original fue de Ulla Prida, productora y una de las guionistas de la película junto a nosotros. Ella es Dominicana y vivió en su infancia la experiencia de ser cuidada por una nana. En cierto momento empezó a preguntarse por los lazos que se establecían entre las nanas y las criaturas de las que están a cargo, y allí surgió la idea inicial de la película.

¿Cómo conocéis a Ulla?

Ulises: Ulla nos contactó para que dirigiéramos la película después de haber visto nuestra ópera prima, Tigre. Por lo visto hubo algo en esa primera película que le hizo pensar que éramos los indicados para filmar Carajita, que en aquella época tenía otro título. Nosotros accedimos a dirigir la película después de unos meses de reescritura, en los que entre los tres encontramos una historia que realmente nos emocionaba y que a nivel político generaba interrogantes interesantes.

Ulises, tú eres español, y Silvina, tú argentina. La película está ambienta en Republica Dominicana, ¿cómo os acercáis a la realidad del país?

Ulises: A través de Ulla y del resto del equipo. Hicimos un trabajo consciente para tratar de ser permeables a esa cultura, la dominicana, que se nos ofrecía mientras desarrollábamos el proyecto. Fuimos a la isla y allí nos esforzamos por acercarnos humildemente al mundo que se abría ante nosotros, hicimos todas las preguntas posibles y nos ocupamos de observar.

De esos viajes salió el título de la película, ya que nos hizo gracia desde el principio esta expresión que usan los dominicanos para referirse a los pequeños o pequeñas que pululan por las casas. Usamos todo ese tiempo de desarrollo para aprender y, después, a la hora de hacer la propuesta, tratamos de encontrar los lazos entre lo que habíamos visto y lo que ocurre en nuestros países. De algún modo, en el fondo, el problema que trata la película es universal, ya que explora temas como la desigualdad, el privilegio de clase, el amor o el miedo.

¿Os daba miedo en caer en tópicos? ¿De qué manera os documentasteis?

Silvina: Sí, es lo que más temíamos. Nos documentamos viendo algunas ficciones y documentales, así como entrevistando a algunas nanas y a todo el entorno de Ulla. El problema de los tópicos, de todas maneras, es algo que hay que tener en cuenta siempre, también cuando filmas en tu país. Es algo que nos ocupa desde el primer momento, desde el inicio de la escritura de cualquier guion, así que en este caso sólo había que estar algo más alerta.

«Cómo es posible que una relación laboral tan vertical y asimétrica, tan sustentada en la desigualdad extrema, esté absolutamente naturalizada por la gente que nos la presenta»

La película retrata las relaciones de poder y la diferencia de clases a través de los cuidados y las “NANAS”. ¿buscabais dar algún mensaje concreto?

Ulises: Antes que ‘dar un mensaje’ nuestra intención al escribir una película es más bien la de formular una pregunta incómoda. Esa pregunta generalmente empieza siendo vaga o teniendo varias caras y se va puliendo a lo largo del proceso, hasta la entrega final. Nuestra primera observación del mundo de las nanas nos llevó a preguntarnos enseguida cómo era posible que una relación laboral tan vertical y asimétrica, tan sustentada en la desigualdad extrema, estuviera absolutamente naturalizada por la gente que nos la estaba presentando.

Y la pregunta era algo como: ‘¿Acaso en cada una de nuestras sociedades no consentimos y validamos todo tipo de situaciones injustas sólo porque forman parte de nuestras tradiciones, sólo porque nos las narramos desde cierta complacencia?’. Empezamos a jugar con esa idea con la intención de cuestionar, no a nuestros personajes, sino al sistema del que forman parte. Todos ocupamos un rol en el entramado de relaciones que implica nuestro sistema, y muchas veces defendemos lo indefendible sin darnos cuenta de que lo hacemos, sólo porque damos las cosas por hechas. Finalmente, la pregunta incómoda que propone la película podría terminar siendo algo como: ‘¿Basta con el amor para trascender las limitaciones sociales?’.

Los trabajadores internos suelen ser mujeres racializadas que muchas veces tienen que dejar a un lado su vida, como es el caso de Yarisa, ¿hay racismo en los cuidados?

Silvina: A nivel mundial, los servicios de cuidados están mayormente llevados a cabo por mujeres y, entre ellas, mayormente no caucásicas. Sí, hay racismo y misoginia en la constitución global de las sociedades en el mundo.

«A nivel mundial, los servicios de cuidados están mayormente llevados a cabo por mujeres y, entre ellas, mayormente no caucásicas»

La película ha tenido un gran recorrido por festivales, ¿esperabais este reconocimiento?

Ulises: No especialmente. Nosotros trabajamos tratando de hacer una película honesta. Pasamos mucho tiempo escribiéndola, pensándola, y después de la filmación estuvimos editando durante casi un año, buscando la mejor combinación, una que nos diera orgullo. Después sencillamente la película empieza a moverse y cobra vida propia. En lo concreto creemos que en parte tiene que ver con la suerte, con que en tal o cual circunstancia a tal o cual persona le guste y apueste por ella. Son cosas que pueden pasar o no pasar, y que no dependen única o necesariamente de la calidad de la película.

Ahora es la representante de Republica Dominicana a los Premios Goya, ¿qué esperáis de la carrera a los Goya?

Silvina: Nos encantaría ser una de las películas nominadas. Sería un premio enorme para un equipo alucinante y para un país que rebosa energía, talento y predisposición. Sería una gran noticia.

¿Quién os gustaría que viese la película?

Ulises: Todo el mundo, sin limitación. A nadie le hará daño verla. Es una película que se hace preguntas y que trata al público con respeto. Esperamos que pueda tener una buena difusión también en España. Sin duda participar de los Goya ayudaría mucho.

En la revista nos gusta que nos recomienden talento, ¿última representación artística que os haya emocionado?

Silvina: En estos días hay un grupo de teatro argentino haciendo una gira por España. Son las Piel de lava, con una obra llamada Petróleo. Si no es tarde vayan a verla. Es oro puro.

La revista se llama Más de Cultura, ¿más de cultura y menos de qué?

Ulises: Status quo.