Clarice Alves es una joven actriz brasileña que lleva toda la vida dedicándose a la interpretación. Este mes estrena su primera película como protagonista en España, Urubú , la ópera prima de Alejandro Ibáñez. Hemos hablado con ella para conocerla un poco mejor y para descubrir algunos secretos de la película que rinde homenaje al maestro Chicho Ibáñez Serrador, antes de su llegada a los cines el próximo 18 de septiembre.

Para quien todavía no te conozca mucho, ¿quién es Clarice Alves?

Soy brasileña, vengo de Río de Janeiro. Llevo haciendo teatro y estudiando interpretación desde que tengo 13 años. Empecé en una compañía de teatro en Río y me mudé a Europa muy joven, vine con 17 años con mi familia, con mi marido. Aquí nos hemos afincado, llevamos 14 años. Urubú es mi primera película española y además es un honor que haya sido rodada en Brasil, un regalo.

¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con la interpretación?

De pequeña me encantaba ver los making-of de las películas. Yo veía muchas telenovelas de pequeña porque en Río tenemos esa cultura y me encantaba descubrir lo que había detrás de la cámara. Eso me enamoraba, conocer cómo funcionaba todo. En el videoclub alquilaba las cintas con películas que incluían un making of, con los profesionales dando entrevistas, los actores explicando como preparaban el personaje… Siempre tuve muchas curiosidad por participar y descubrir ese mundo.

Eva es una mujer que se sacrifica por intentar salvar a su familia, ¿cómo has construido tu personaje?

Eva es una mujer que está pasando un momento muy complicado con su pareja, no están bien y ella va a un viaje de trabajo de su marido como un intento de salvar su familia y su matrimonio. Tienen una hija, el marido es español… He observado mucho la realidad . Hay muchas parejas de diferentes culturas, nacionalidades. Alejandro quería que la parte cultural fuera muy real.

Hemos estado casi dos meses en la Amazonia y eso te coloca directamente en situación. También he estudiado y me he preparado con mis maestros. Al estar en el entorno, tanto Carlos Urrutia (su pareja interpretativa en Urubú) como yo hemos vivido muy intensamente la realidad de los personajes. Hemos dormido y viajado en barco, hemos estado en la selva… hemos pasado por todo lo que ellos han pasado y eso nos ha ayudado bastante.

¿Cómo ha sido el rodaje de Urubú en plena selva? ¿Alguna anécdota que podamos conocer?

La verdad es que ha sido duro. Sobre todo para los españoles que no conocían esa zona. Alejandro ya había grabado un documental y él sabía lo que había y estaba preparado. Yo soy de Brasil y también sabía a lo que nos enfrentábamos pero creo que la parte técnica ha sido de lo más complicado. Teníamos que actuar de acuerdo al clima, se programaban horarios y no se podía seguir nada… Caía una lluvia que duraba horas, el río subía y ellos tenían programado grabar… todo tenía que adaptarse al momento. Esto para la parte técnica fue muy complicado y nosotros, los actores, teníamos que estar siempre disponibles. Es como un entrenamiento constante, muy distinto de estar en un estudio.

Ha sido un rodaje duro porque no había confort, estábamos viviendo realmente en el medio de la selva. Una aventura que para mi fue un regalo.

¿Qué ha significado para ti rodar en tu país?

Ha sido muy especial. Al empezar a hacer el casting dije: «esto tiene que ser mío». Yo no había estado nunca en la Amazonia y era un viaje que quería hacer con mi familia desde hacía años. Me apetecía estar ahí, vivir eso. Yo me considero española y brasileña y para mi Urubú iba a ser un regalo y lo iba a disfrutar mucho. Me siento muy afortunada de tener esta oportunidad, poder estar con el equipo y enseñar una parte de mi cultura, ha sido un regalo enorme.

¿Por qué la gente debería animarse a ir al cine a ver Urubú?

El momento que estamos viviendo es muy peculiar y es muy importante apoyar al cine y a nuestra cultura para que siga moviéndose esta máquina. En el confinamiento todos hemos necesitado ver ficción, ver producciones y creo que Urubú en este caso ha sido un homenaje muy especial que Alejandro ha intentado hacer a su padre.

Él ha hecho Urubú como un homenaje al cine de su padre. La película tiene muchos sentimientos y carga emocional para España. Es una muy peculiar y muy atrevida, un guiño  a «Quien puede matar a un niño». Tiene un mensaje muy potente con respecto a los niños y a la sociedad, toca puntos muy importantes. Urubú hace que la gente despierte, tiene sentimientos y reflexiones que me parecen importantes para la sociedad.