Fotografía: Manuel Melgar

La primera vez que Javier Corcuera escuchó hablar sobre Javier Heraud, fue en su propia casa. De la voz de su padre, el que había sido muy buen amigo del poeta, lamentándose por la prematura muerte que le arrebataría a Perú, una de sus joyas de la literatura. Ahora el cineasta retrata su historia en El viaje de Javier Heraud, que se estrena de la mano de Begin Again Films.

Tras unos doce documentales, este lo define como el más personal, puesto que cuenta con Ariarca Otero, sobrina nieta del poeta Javier Heraud, como protagonista. Decide abrir el baúl de los recuerdos y reconstruir la historia de su tío abuelo acribillado en el río Madre de Dios a los 21 años. Se iba así una de las promesas de la poesía peruana.

¿Cómo decides convertir la historia de Javier Heraud en este documental?

Javier Heraud siempre estuvo presente en mi vida familiar porque fue un poeta muy amigo de mi padre. Su temprana muerte, que fue antes de que yo naciera, siempre fue un tema de conversación.

Luego comencé a conocer su poesía y a quedarme cada vez más impresionado de todo lo que había hecho este chico en su corta edad de 21 años. Ya tenía dos libros publicados y se había hecho guerrillero. Siempre pensé: debo hacer una película sobre él algún día.

«siento que he compartido con él una especie de amistad a través de sus amigos»

Quería que fuera una película que se contara desde el presente. No una película de una generación de hace años, sino traerla al hoy. Porque Javier Heraud es un eterno poeta joven. Al conocer a Ariarca, su sobrina nieta, que tenía la edad de él cuando lo mataron, 21 años, y rodar con ella, conseguí eso y me lancé a hacer la película.

Tu padre sale en la película, imagino que para ti eso es muy especial. 

Para mi fue muy importante esta película porque es la más personal que he hecho. Conseguí rodar con mi padre poco tiempo antes de que falleciera.

Lo único que me entristece es que nunca pudo ver la película. Para él fue su hermano. Nunca superó la muerte de Javier Heraud y verlo en la película y poder contar lo que él sintió. Que quede y perdure ahí es una satisfacción.

¿Ha cambiado lo que conocías de Javier a lo que conoces ahora una vez has hecho el documental?

Sí, claro, lo conozco más. En realidad me sorprende más porque pude acceder al baúl de los recuerdos familiares y descubrir poemas inéditos, cartas inéditas, escribió muchísimo más de lo que publicó y tuve acceso a todo eso.

Luego también a través de las personas que estuvieron cerca de él he ido dibujando un poco la personalidad de Javier. Entonces de alguna manera siento que he compartido con él una especie de amistad a través de sus amigos.

La película es un poco eso, se intenta que el espectador al salir del cine sienta que ha estado un rato con Javier Heraud tomándose un café o una cerveza.

En la película escuchamos algunos de sus versos pero ¿Javier Corcuera tiene alguno que considere su favorito?

Es difícil porque me gusta mucho la poesía de Heraud. Quizás por destacar una característica muy importante de la poesía de Heraud, tienen un carácter premonitorio muy fuerte. Hay varios poemas donde él cuenta cómo lo van a matar, incluso define el escenario, pero no uno, sino varios.

Con un grado de exactitud importante cuenta lo que le va a suceder. Incluso hay un poema que se llama Las moscas que es un poema juguetón que se ríe de las moscas que posan en sus libros y les dice nunca las perseguirá con papel de periódico. Es un poema muy simpático y ligero pero que al final gira en los últimos versos y dice algo así como: «lo único que le pido es que el día que me maten en el campo…». Y eso es lo que sucedió, lo que le pasó a él con los bichos que había en la selva. Eso es lo que más me sorprende.

Sólo espero no alimentarla
y no verla en mis entrañas,
el día que si acaso
me matan en el campo
y dejan mi cuerpo bajo el sol.

Sólo espero no alimentarla
y no verla en mis entrañas,
el día que si acaso
me matan en el campo
y dejan mi cuerpo bajo el sol.

Las Moscas – Javier Heraud

Una parte impactante del documental son esas imágenes del poeta fallecido ¿Por qué consideraste importante enseñarlas?

Fue muy pensado porque son imágenes fuertes, pero me convencí por varias razones. Una de ellas es un testimonio que sale en la película. Uno de los testigos de la muerte de Heraud, que en cierto momento se emociona. Fue el quién lo sacó de la barca y lo subió a un coche para que se lo llevasen.

Se lo está contando a Ariarca y no puede continuar contando y se parte. Le explica y le dice: es que una cosa es contarlo y otra cosa es ver el cadáver.

«me gusta tratar con la realidad, con las personas que vivieron las cosas y construir a partir de eso un relato»

A partir de ese testimonio pensé que no solamente había que contarlo. Me fié de lo que dijo este hombre en ese testimonio porque creo que da importancia ver la dimensión de lo que fue. Porque fue una cacería y también era el cierre para la película. Pensé que era un documento importante.

¿Crees que Heraud no sería considerado tan importante para la historia de la literatura si hubiese fallecido en otras circunstancias?

Ya era famoso, ya había ganado el Premio Nacional de Poesía, era relevante, el más importante y el menor de su generación. No podemos saber cómo hubiera evolucionado como poeta y hacia donde hubiera ido pero probablemente hubiera hecho cine porque era su otra ocasión y a eso se fue a Cuba.

Lo que si es verdad es que su muerte prematura lo convirtió en un símbolo. Javier Heraud siempre tendrá 21 años. Y siempre será un poeta rebelde. Evidentemente la calidad de su poesía es incuestionable pero su muerte lo llevó a otro lado. A una especie de referente de la gente joven, de alguien que lo entrega todo.

Es una buena época para los documentales, ¿por qué te interesa más este género que la ficción?

En realidad siempre he hecho cine documental y es un género en el que me siento bien porque me gusta trabajar con la realidad y sobretodo me gusta mucho hacer películas sin saber cómo van a ser.

«Hay muchos documentales de autor muy valiosos que no se ven en España en las televisiones públicas»

Porque si algo diferencia la ficción del cine documental es que nunca sabes qué película estás haciendo. En el documental es como una aventura. Cuando te enganchas, ya se te hace raro hacer una película sabiendo como va a ser. Ahí me muevo bien y me gusta tratar con la realidad, con las personas que vivieron las cosas y construir a partir de eso un relato.

Es verdad que es un buen momento para cine documental se está rodando muchísimo cine documental. En América latina muchísimo, en todos lados. En realidad es un buen momento.

Es una lástima que no exista un apoyo más importante. En España no se está apoyando al cine documental como se debería apoyar, no se pone el documental de autor en la televisión pública ni en las privadas.

Hay muchos documentales de autor muy valiosos que están en festivales importantísimos, ganan premios y no se ven en España en las televisiones públicas, se estrenan con mucha dificultad, creo que para lo que está dando el cine documental no se está haciendo lo que se tiene que hacer.