Los estudios Universal han apostado por Ryan Gosling como el nuevo hombre lobo, un personaje que les ha dado muy buenos réditos. Puede que pase lo de siempre: otra película del montón que quiera contentar a todo el mundo, un guión mediocre o directamente malo y una borrachera de efectos digitales. Pero quién sabe, igual logran algo entretenido, como consiguieron con la modernización de la novela de H.G. Wells El hombre invisible de la mano de Leigh Whannell. Fue un buen ejemplo de recuperación de los monstruos clásicos de Universal Pictures.

Este anunciado proyecto (que todavía no tienen director asignado) es una estupenda excusa para recordar las películas, buenas y malas, que se han rodado sobre este fascinante personaje de leyenda tan famoso como el vampiro. Países de medio mundo cuentan, entre sus leyendas y su folclore, con historias de este ser que aterra pero a la vez representa un gran anhelo humano: deshacerse de las ataduras de lo civilizado y entregarse a su instinto salvaje y bestial.

Las mejores películas sobre hombre lobo

El lobo humano, 1935

Es la pionera aunque todo el mundo piensa que la original es El hombre lobo, de 1941. Su título original es El hombre lobo de Londres y en el rodaje tuvieron problemas con su protagonista. A Henry Hull no le gustaba el maquillaje lobuno creado por Jack P. Pierce. También en Universal estaban preocupados porque aquellos efectos de maquillaje podrían ser censurados en los Estados Unidos. Por eso los productores le pidieron a Pierce que disminuyera las cualidades zoomorfas de las escenas de transformación y también que el hombre lobo pareciese más humano. Boris Karloff y Bela Lugosi, que no tardarían en ser famosos, fueron considerados para los personajes que acabaron interpretando Hull y Warner Oland.

El hombre lobo, 1941

El primer diseño de Pierce para el licántropo fue finalmente usado en esta película en la que hacía de hombre lobo el mediocre Lon Chaney Jr (estaba pensada originalmente para Boris Karloff) y al que acompañaron el gran Claude Rains como el aristócrata Sir John Talbot y Bela Lugosi en un pequeño personaje (luchó por ser el protagonista sin éxito) que también se llamaba Bela. La película, que se estrenó solo dos días después del ataque a Pearl Harbor que hizo entrar en la II Guerra Mundial a los Estados Unidos, contaba con un guión influenciado por esa misma guerra, en concreto por las experiencias del creador del personaje del hombre lobo: Curt Siodmak. Tras una vida normal en Alemania, llegaron los nazis y con ellos un caos que convirtió al escritor en un salvaje a la fuga, un hombre acorralado por cazadores.

La maldición del hombre lobo, 1961

Oliver Reed fue el hombre lobo sesentero por excelencia y de la mano de la mítica compañía Hammer, en cuyos estudios se rodó la película, concretamente en el mismo castillo construido para su Drácula, de 1958. La mejor anécdota de este rodaje la protagonizó Reed, un conocido juerguista. Al acabar cada jornada, le gustaba seguir con su maquillaje y conducir como el hombre lobo aterrorizando a todos en la carretera. Imaginen el susto.

El bosque del lobo, 1970

Una de los mejores films con licántropo de los años setenta es esta película española dirigida por Pedro Olea y cuyo protagonista es un infeliz buhonero gallego que sufre ataques de epilepsia por los que es confundido por un hombre lobo. Buena recreación de la España rural, atrasada e ignorante y con un inmenso José Luis López Vázquez. Por cierto: Lobos de Agra (2012) fue un intento de hacer Un hombre lobo americano en Londres en Galicia. Una comedia que entretiene pero es bastante gruesa.

Un hombre lobo americano en Londres, 1981

1981 es, para el cine, el año del hombre lobo. Aquel año se estrenaron Aullidos (una estupenda locura de Joe Dante), Lobos humanos y Un hombre lobo americano en Londres, la mejor película que se ha rodado sobre hombres lobo y la mejor transformación de la historia del cine, obra del genio del maquillaje Rick Baker. Esta joya de John Landis (para él, su mejor película) es una perfecta mezcla de comedia negra con puro terror, con un montón de asesinatos, sangre, vísceras, decapitaciones y hasta almas en pena, como es el caso de Griffin Dunne, que se pasa la película descomponiéndose. Su compañero, el protagonista David Naughton, se había hecho famoso al protagonizar los muy populares anuncios de la marca de refrescos Dr. Pepper, Landis lo vio en uno de ellos y lo llamó entusiasmado para hacerle una prueba que superó. Tras la película, la conservadora marca no volvió a llamar a Naughton por las escenas de desnudos del film. Tampoco hizo carrera en el cine.

Lobos humanos, 1981

Su verdadero título es Wolfen y es una película ecologista con un final delirante pero valiente. No tiene un gran trabajo de maquillaje pero sí mucha sangre y también decapitaciones. Lo que más llama la atención de ella es que Depredador, rodada seis años después, copió de esta película sin complejo. En especial el uso de la visión subjetiva de los lobos y los sonidos distorsionados de sus víctimas, que no es que se parezcan, es que son idénticos. Otro “homenaje” a cuenta de esta película es el de James Horner, que se autoplagió en Aliens copiando temas enteros de la banda sonora de Lobos humanos. A destacar unas localizaciones fabulosas (un Nueva York devastado por la crisis) y la buena dirección de un realizador hippie que solo hizo dos films (rodó también el famoso documental Woodstock). Albert Finney funciona como protagonista y aparece Edward James Olmos haciendo de indio licántropo.

En compañía de lobos, 1984

Mejor película y Mejores efectos especiales en el Festival de Siges, esta reformulación de Caperucita Roja es una película extraña y de trama algo caprichosa, pero la puesta en escena de Neil Jordan es fabulosa y sus efectos especiales muy buenos. Del año siguiente es también Miedo azul, película más comercial y malilla (basada en una novela de Stephen King) pero con un hombre lobo que nadie de mi generación olvidará jamás: un cura tuerto.

Lobo, 1994

Rick Baker también hizo el maquillaje de esta película en la que Columbia, y no Universal, logró un reparto de lujo: Jack Nicholson, Michelle Pfeiffer (Sharon Stone rechazó su personaje), James Spader y Christopher Plummer. Mike Nichols convirtió en imágenes un guión de Jim Harrison (amigo de Nicholson que estuvo veinte años detrás del proyecto) y Wesley Strick (El cabo del miedo) con muchas posibilidades pero no del todo acabado. La idea de crear un hombre lobo cincuentón que se siente joven y liberado de sus miedos (es editor en una multinacional en un mundo globalizado, cada vez más ignorante y deshumanizado) era muy buena y la película entretiene, pero su tramo final es flojo. Tampoco ayuda ver a Nicholson saltando tras un ciervo en un estudio. Una anécdota curiosa: al estar Nicholson en el proyecto, Columbia le ofreció dirigirlo a Stanley Kubrick. Lo rechazó, como era de esperar.

Y las que no…

Las malas:

Son unas cuantas, principalmente por unos guiones lamentables pero también por unos maquillajes atroces. Vamos con ellas.

Yo fui un hombre lobo adolescente (1957): Jack Nicohlson estuvo a punto de interpretar a este hombre lobo antes que Michael Landon, que acabaría haciéndose mundialmente famoso por La casa de la pradera. Fue un subproducto cutre de la compañía experta en películas baratas American International Pictures y con ella lograron su film más rentable: costó 150.000 dólares y recaudó dos millones en taquilla. Y en realidad crearon la fórmula millonaria de Crepúsculo medio siglo antes.

La marca del hombre lobo (1968): Jacinto Molina fue un hombre muy atrevido y apasionado y también el hombre lobo español. No es decir mucho, los guiones eran penosos, los maquillajes deleznables, los presupuestos paupérrimos y sus interpretaciones bastante olvidables.

Underworld (2003): hombres lobo contra vampiros en una gigantesca estulticia que, por supuesto, fue un gran éxito de taquilla. Pertenece a ese género de películas que son más un videojuego que un largometraje.

Romasanta (2004): ¿se puede aburrir con una película de hombres lobo? Paco Plaza lo consiguió con los guionistas Alberto Marini y Elena Serra. Soporífera.

Van Helsing (2004): posiblemente una de las películas más imbéciles jamás rodadas en Hollywood y no exageramos nada. Dirigida por Stephen Sommers, el perpetrador de bazofias como la saga de La momia y G.I. Joe.

Crepúsculo (2008): dos protagonistas espantosos, un guión deplorable, amores adolescentes blancos, puros y castos… una de las películas de “cine fantástico” más ridículas hechas en décadas, otra muestra de que el cine mainstream se iba definitivamente al carajo.

El hombre lobo (2010): el último intento de Universal por lograr otro éxito antes de que veamos la versión con Gosling fue este espanto con Benicio del Toro y Anthony Hopkins. En esta película, atestada de horribles efectos digitales, hay una pelea entre un hombre lobo joven y otro viejo que es verdaderamente bochornosa.

Esperemos que el nuevo hombre lobo de Universal sea, al menos, entretenido y no salgamos aullando del cine.