La visión que tenemos de Nueva York es la de una ciudad frenética, estilosa, con una agenda incansable. Sin embargo, la ciudad de los sueños no muestra su cara lavada a todos los recién llegados. Marc Wilkins explora la otra cara de la ciudad en La santa de lo imposible. A través de la vida de Paul y Tito, dos gemelos emigrantes.

La santa de lo imposible llega a los cines el 17 de marzo. Hablamos con su director, Marc Wilkins, antes de su llegada a salas de cine para conocer algunos detalles de la historia.

¿Cómo surgió la idea de La santa de lo imposible?

Me mudé a Nueva York desde Berlín como un inmigrante «privilegiado». Primero viví Nueva York como la ciudad de los sueños, un lugar que da una oportunidad a todo el mundo. Pero pronto descubrí que este sueño americano también puede utilizarse para manipular y explotar a sus soñadores. Cuando un amigo me presentó la novela en la que se basa mi película, me despertó curiosidad. Esta novela era una historia perfecta, con personajes inesperados, que exploraba la belleza y la tragedia del sueño americano de una forma que nunca había leído antes. Llamé a la editorial, me presentaron al escritor Arnon Grunberg y empecé, con mi compañera creativa Lani-rain Feltham, la adaptación para la pantalla.

¿Cómo fue el proceso de casting de la película?

¡Todo un reto! Los protagonistas son los hermanos gemelos peruanos Paul y Tito, que trabajan como riders en Nueva York. Son soñadores y, como forma de autoprotección, viven alejados de la realidad. Buscaba actores que pudieran representar este carisma ingenuo, curioso y anhelante. No quería estrellas de la televisión mexicana ni actores puertorriqueños americanizados para interpretar a los adolescentes peruanos.

Primero hicimos un casting por toda Nueva York. Después de que las agencias de casting habituales no pudieran ayudarnos, indagamos en las comunidades peruanas del Bronx y Queens, con la esperanza de descubrir el super talento desconocido que necesitábamos. No hubo suerte. Intentamos lo mismo en Miami y Los Ángeles, pero todos los actores que encontramos eran demasiado experimentados y seguros de sí mismos, no representaban la inocencia que buscábamos. Finalmente, encontramos a los hermanos gemelos Adriano y Marcelo en Cuzco, en los Andes peruanos. Nunca habían actuado, pero hacían música, tocaban la guitarra y tenían un talento natural para contar historias. Tuvimos que atrasar el rodaje, hasta que cumplieron 18 años, por razones legales. Nunca habían salido de su ciudad natal, hasta que vinieron a reunirse con nosotros en Nueva York para darles vida a Paul y Tito.

Los protagonistas son dos gemelos inmigrantes ilegales en EE.UU. ¿Buscabas un mensaje político en la película?

Por supuesto, La santa de lo imposible es política. La novela se escribió a mediados de los 90. Pero cuando rodamos la película, estábamos en plena era Trump. Mientras inmigrantes mal pagados lavaban la ropa blanca de los hoteles Trump, el presidente ordenaba destrozar familias y deportar niños.

Es raro encontrar una visión de Nueva York que no sea acogedora. La película muestra la parte más sórdida de NY. ¿Crees que la historia se puede extrapolar a otra gran ciudad?

Sí y no. Sí, ya que muchas grandes ciudades del mundo incitan a los inmigrantes a venir y trabajar por muy poco dinero, dando esperanzas de pasar de «lavaplatos a millonario». No, porque Nueva York, con su estatua de la libertad, es el icono de la esperanza, la libertad y las oportunidades para todos. Nueva York es el corazón del sueño americano, esperanza e infierno al mismo tiempo. La ciudad más seductora de nuestro planeta.

En la película hay muchas subtramas. Si hubieras tenido tiempo para desarrollar más a fondo la historia de otro personaje, ¿cuál habría sido y por qué?

La historia de Kristin. Es una mujer tan fuerte y radical. Me gustaría explorar de dónde viene, qué ha tenido que pasar para convertirse en un ángel de hielo. Su tristeza, su ira y sus ideales me intrigan.

Los protagonistas se mueven por una mezcla de fe, amor y deseo sexual. ¿Cuál es para ti el sentimiento predominante en los personajes?

El deseo sexual. En La santa de lo imposible el deseo sexual es sinónimo del anhelo de una vida mejor, de ser aceptado y respetado.

El papel de la mujer en la película queda eclipsado por los comportamientos masculinos opresivos. La madre de las gemelas sale con un maltratador y Tara debe prostituirse para sobrevivir.

Yo no lo llamaría «eclipsado». En efecto, Raffaella y Tara tienen que luchar contra el patriarcado, pero son los personajes más fuertes de La santa de lo imposible. Toman decisiones, luchan, salen adelante, mientras que Ewald, Paul y Tito van a la deriva, incapaces de existir sin la aprobación y la sublevación de las mujeres.

¿Cuáles son sus referencias a la hora de hacer cine?

No tengo referencias de forma clásica. Pero me influyen los primeros trabajos de Wim Wenders, y adoro el ritmo argumental de las películas de Denis Villeneuve.

¿Quién te gustaría que viese la película?

Todo el mundo. La gente intenta clasificar mi película en coming of age o cine social. Pero lo que me fascinó de la novela es que un tema oscuro y doloroso de nuestra sociedad se explora de una forma inesperadamente humorística, lúdica y poética. Espero que un público amplio pueda acceder al mundo de Paul, Tito y Kristin.

¿Qué te parece el estreno de la película en España?

Desde Buñuel hasta Almodóvar, el cine es una parte muy importante de la cultura española. Es un honor para La santa de lo imposible encontrar su público a través de la gran pantalla en España. Ojalá pudiera asistir y presentar mi película en persona.