Llegué tarde a One Day at a Time. Y cuando digo tarde, quiero decir muy tarde. ¿No os pasa que cuando hay que elegir una serie que ver, las sitcom son las que se quedan relegadas? De este modo, los dramas de una sociedad distópica siempre van a ganar a esa comedia que te hace reír en capítulos de media hora. A mí me pasa.

El caso es que este mes de febrero leí que One Day at a Time lanzaba su nueva temporada y fue el momento de empezar la serie. Las críticas habían sido buenas y de esta manera, One Day at a Time se posicionó en primer lugar en el listado de series por ver.

¿Y de qué va One Day at a Time? Esta serie de televisión nos cuenta el día a día de una familia americo-cubana, los Álvarez, formada por tres generaciones diferentes que viven en el mismo hogar. La protagonista es una mujer divorciada que lucha por sacar adelante a sus dos hijos, siempre con la ayuda de la abuela. Una familia formada por una madre que se desvive (Justina Machado), una abuela cubana con altas dosis de drama queen (Rita Moreno) y dos hijos en la edad del pavo (Isabella Gomez y Marcel Ruiz). ¿Estereotipos? Todos. ¿Humor? Por supuesto. ¿Actualidad? Sí. Yo me quería quedar a vivir en esta familia.

Y, ¿cómo es posible que una serie que es un remake de otra ficción de los años 70 sea tan actual? Porque en ocasiones sorprende que esta serie familiar pueda tener los pies tan en la tierra, y se moje en algunos temas que normalmente no se suelen tocar en este tipo de productos audiovisuales.

Porque gracias al humor, en One Day at a Time se habla de racismo, de homofobia, de abuso sexual, de la depresión, del consumo de drogas, de la vejez y de un largo etcétera que hace que esta serie no se quede solo en algo que ver para pasarlo bien. Porque podemos educar en valores y mostrar realidades diversas gracias a la televisión.

Pero, ¿por qué digo que llego tarde a One Day at a Time? Porque al poco de ser estrenada su tercera temporada, Netflix la canceló aludiendo a un bajo nivel de audiencia. Y es que aunque One Day at a Time haya sido un altavoz para minorías que normalmente no tienen su espacio en las series de televisión, no ha sido lo suficientemente rentable para seguir estando en su catálogo. Una decisión que no sólo me dejó triste por la pérdida de la historia de Los Álvarez, sino por todas aquellas personas que habíamos encontrado nuestro refugio en esta serie.

Ojalá haya una segunda oportunidad para One Day at a Time y podamos seguir viendo a esta familia en acción, pero sobre todo, podamos disfrutar de una manera de contar historias y tocar temas que habitualmente se hace desde otra perspectiva.