Paco Plaza representa un antes y un después en el género de terror español. Director y guionista de la saga de REC, en 2017 hacía temblar al público con Verónica, basada en el caso real llamado expediente Vallecas, que tuvo lugar en los años 90 en el barrio madrileño de Vallecas. El 30 de agosto se transporta a la escena del narcotráfico gallego con el estreno de Quien a hierro mata.

El director se declara insensible a los spoilers, reconoce que no le importaría trabajar sobre un guion de comedia y nos desvela cómo fue rodar detalles reales de la trama como una comida de ancianos y un parto en directo.

Trailer de Quien a hierro mata, en cines el 30 de agosto

En un pueblo de la costa gallega vive Mario, enfermero en una residencia de ancianos donde todos le aprecian. Cuando el narco más conocido de la zona, Antonio Padín, recién salido de la cárcel, ingresa en la residencia, Mario lo cuida como a uno más.

Tras Verónica, dejas un poco apartado el terror para contarnos un thriller, ¿por qué te apetecía contar esta historia? 

Básicamente porque leí el guión que me envió Emma Lustres, la productora de Vaca Films y quedé fascinado con la historia. Me enganchó muchísimo porque no solo es un thriller.

Bajo esa estructura más clásica de película de género, lo que tenía era una complejidad en los personajes que me parecía muy atractiva y huía mucho de los arquetipos y los clichés.

«esta es quizá la película más terrorífica que he hecho. Porque la amenaza no viene de algo sobrenatural»

Es una película en la que no hay buenos ni malos. La reflexión sobre que nadie es tan bueno o tan malo me parecía muy interesante, sobretodo por un final que se puede ver en la película, que es el que yo leí en guión y que me dejó absolutamente sobrecogido.

¿Te ha servido tu experiencia con el terror para crear la tensión en Quien a hierro mata?

Puede ser, pero es verdad que esta es la película quizá más terrorífica que he hecho porque la amenaza no viene de algo sobrenatural, de un espíritu o unos zombies… sino que viene de una persona, y sobretodo de una muy buena persona.

Creo que eso es lo más interesante de la peli, que una muy buena persona puede ser capaz de cometer un acto terrible y atroz. Y de alguna manera la película nos habla de eso. De que todos nosotros tenemos dentro ese ángel o ese demonio y que en un momento dado podemos ser capaces de cometer cualquier atrocidad.

Y esa cuestión moral es el esqueleto… ¿Es una película para reflexionar sobre aquella gente que crucificamos simplemente por una decisión u opinión?

Yo creo que lo mejor que le puede pasar a una película es ser el inicio de una conversación. Una conversación con tus amigos, con tu familia o contigo mismo.

Que sirva de reflexión para darte algo en lo que pensar. Y en ese sentido, sí. Creo que vivimos tiempos en los que juzgamos y condenamos muy a la ligera colocando en dos bandos separados a la gente.

«mi idea era insertar un trozo de nuestra ficción en la realidad. Es un parto real»

Nos falta un poco de empatía y de entendernos unos a otros. Entender que en realidad nadie es tan bueno ni tan malo ni nadie tiene toda la razón. Prácticamente nunca.

¿Cómo lo has trabajado con los actores? Creo que habéis ensayado en el mismo centro…

Mi idea era intentar insertar de alguna manera un trozo de nuestra ficción en la realidad. Por eso tomamos decisiones como rodar la película en un centro geriátrico que estuviera en funcionamiento y que los actores estuvieran inmersos en ese universo.

Cuando salen comiendo es la hora de la comida real de los ancianos del centro. Intentábamos que todo el entorno y todo lo que rodea a la ficción fueran elementos reales.

También rodamos la secuencia del parto y es un parto real. Intentamos revestir con una capa de realidad toda nuestra ficción.

Luis Tosar tiene experiencia suficiente. ¿Recordarías algo que a priori no estuviera planteado pero al ver cómo lo hacía se haya quedado así?

Realmente reescribimos varias cosas del guión cuando ya sabíamos que lo iba a hacer Luis. Es un actor superdotado y sabíamos que es capaz de sacar oro y de dar vida a las páginas del guión.

Si algo caracteriza al trabajo de Luis es que nunca ves los hilos de la marioneta, nunca piensas: «¡Qué bien está haciéndolo!» Lo que ves es una persona sintiendo cosas reales y eso es un talento y un don extraordinario que tiene él.

» lo menos interesante es saber cómo acaba una película, pero jamás haría un spoiler de una peli mía»

Recuerdo dos secuencias en concreto que reescribimos porque nos dimos cuenta de que podíamos quitar todos los diálogos que había. Luis iba a ser capaz de expresarlo con una mirada.

He leído por ahí que eres de ese 1% de la población a la que no le molestan los spoilers… ¿tampoco si son de tus películas?

(Risas) Efectivamente no me molestan. Lo que respeto es que a muchísima gente sí le molestan entonces jamás haría un spoiler de una peli mía.

Lo que sí soy como espectador es insensible al spoiler. Es que me parece que lo menos interesante es saber cómo acaba una película. Lo más interesante es el camino que recorres hasta llegar a ese final. Si no, La pasión de Cristo no hubiéramos ido a verla.

¿Qué tiene este trabajo que no tengan los anteriores?

Es un cambio de registro. Es una película más abierta. En el género de terror somos muchos los seguidores, pero también hay mucha gente que es reticente a ver cine de terror.

Al tratarse de un thriller tiene un espectro de espectadores más amplio.

¿Y la comedia? En REC 3 la tocabas…

Sí que es un género en el que me sentiría muy cómodo. Si llega la propuesta apropiada, vamos, sin dudar.

Hasta entonces ¿Algún otro proyecto entre manos?

El próximo año empezaré a rodar una película que se llama «La abuela», que ha escrito Carlos Vermut y que es mi vuelta al cine de terror.