Es posible que alguna vez hayan pensado en capturar para siempre momentos que uno sabe que no se van a volver a repetir. Como si de una maleta de recuerdos se tratase, el poder de la imagen hace que el cine resulte un instrumento perfecto para congelar los momentos y reproducirlos para siempre. De nuevo otra vez pretende ser eso, una cápsula en el tiempo que cuenta una historia común a muchos. Una catarsis de su propia directora, Romina Paula, que, a través de un personaje que podría ser ella misma, o todas las mujeres que exploran la maternidad como una decisión propia, sirve de discurso compartido.

Así, la directora argentina estrena esta película el próximo 16 de octubre en España de la mano de Begin Again Films.  Nos presenta a su versión de Romina. Ésta ha decidido volver a Buenos Aires, a la casa de su madre tras darse un tiempo con su novio y padre de su hijo de tres años. Trabajando como profesora de alemán, Romina tiene que volver a aprender quién era antes de ser madre.

Tras hacerse con Premio Horizontes Latinos de la 67 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y sobrevivir a una cancelación de estreno, De nuevo otra vez está preparada para dejar un poso muy importante en los espectadores. Hablamos con Romina Paula que escribe, dirige y protagonista esta cinta sobre tantas mujeres en crisis.

Te estrenas en el terreno de la dirección, ¿Esto es más fácil siendo actriz o es una experiencia totalmente nueva?

Es nuevo lo de hacer las tres cosas. Porque yo en realidad dirijo teatro y lo de dirigir y escribir no es algo tan nuevo para mí. Y en cine ya he actuado. Lo nuevo es hacer las tres cosas juntas porque en teatro, cuando escribo y dirijo, no actúo.

«La maternidad como una elección, que debería serlo»

Pero la verdad es que lo disfruté mucho. No lo sufrí. Eso es bastante (risas).

Hay muchos personajes que exploran la maternidad pero en esta película eran precisamente más importantes las preguntas que se hace la protagonista más que la maternidad en sí ¿No?

Sí, claramente. Para mí era como compartir esas preguntas sobre ese momento de la vida con el resto de vidas paralelas, como su amiga que no es madre.

La maternidad como una elección, que debería serlo. Y luego, una vez que lo has elegido también es el mundo de lo nuevo y lo imprevisible. Aunque sea el vínculo más atávico creo que siempre empieza de nuevo. Algo de eso quería poder compartir en esta película.

Ruedas con tu madre y tu hijo. ¿Esto ha sido más fácil o más complicado?

Para hacer esta película entendí que teníamos que ser nosotros. Sobre todo yo. Quería filmar a mi madre y en un momento pensé en que hubiera una actriz que hiciese de mí.

«También estaba lo de querer filmar a mi madre en su casa que son cosas que en algún momento van a desaparecer»

Pero luego también tenía que conseguir un niño, porque no iba a poner a actuar a mi niño si no era yo. Se empezaba a alejar y ya no sabía si me interesaba tanto esa película.

Por eso, cuando me preguntan sobre cómo dirigí a mi madre y a mi hijo, no los dirigí para nada. El modo era, en realidad, estar dentro. Creo que era el modo de dirigirlos, estar con ellos.

¿Has pensado en lo bonito que va a ser cuando Ramón sea más mayor y vea esta parte de vuestra historia como familia guardada de esta manera?

Bonito o odiará a su madre… (risas). Sí, ahora lo estaba viendo ahí en la pantalla y ya no es esa persona. Era muy pequeño.

«Todo el mundo cree que es mi diario íntimo y es divertido. El juego de lo verosímil»

También estaba lo de querer filmar a mi madre en su casa que son cosas que en algún momento van a desaparecer, quería capturarlas para mí y Ramón al final quedó capturado de pequeño.

Es autobiográfica pero no es un documental, hay un guion detrás.

El guion está súper escrito. Por supuesto que el niño no dice lo que le digo que tiene que decir, pero las situaciones sí están escritas. Documental no es para nada. Sentiría que estoy engañando a alguien si lo atrajera diciéndole que es un documental.

Y, de hecho, nosotros somos nosotros pero puestos en situaciones de ficción. De todas maneras, cuando escribo ficción también me gusta ese juego con la realidad.

Las novelas que escribí son todas en primera persona y personajes femeninos, por eso todo el mundo cree que es mi diario íntimo y es divertido. El juego de lo verosímil. Decir «podría ser real». Y la gente cree que lo es pero tampoco importa realmente.

¿Por qué esta idea de introducir también esa parte de las fotografías y los monólogos a cámara?

Eso es lo último que le agregué a la película cuando escribí el guion. En un principio eran los monólogos con las diapositivas y luego todas las escenas de la acción en el presente. Pero teníamos otra etapa de rodaje y sentía que tenía a estos actores disponibles y había poco de ellos y mucho de nosotros.

«El momento de la pregunta y de la duda, me parece un momento muy vital y lleno de posibilidades»

Por eso escribí estos tres monólogos con ideas que tenía en ese momento y que siento que, de alguna manera, esos personajes también podrían ser desdoblamientos o idealizaciones de ella. De vidas posibles o de ideologías posibles. Suelo escribir cosas así. Reflexiones sobre ciertos temas de actualidad.

Creo que hay extras que son los propios vecinos de la casa de tu madre ¿no?

Ah sí, (risas). Sí, son las vecinas de enfrente de mi mamá. Las mujeres que hacen yoga con ella. De hecho, en la casa de una de ellas estaba el catering y comíamos todos allí, en el garage de la señora.

Tengo vínculo con ellas. Son amigas de mi mamá también y prefería eso. De hecho, en las dos fiestas que hay son todos amigos, les pagamos porque es un rodaje legal (risas). Prefería que hubiera un clima cálido y de cariño.

La vida no tiene manual de instrucciones, ¿La creación y el arte tampoco? ¿En tu caso improvisas o hay proyectos en los que te gusta más trabajar?

Un poco y otro poco. Voy siguiendo lo que aparece. No soy tanto de ir a por algo y estar años intentando conseguirlo. Siento como si tuviera unos deseos y una fantasía y los voy alimentando, pero luego voy fluyendo con lo que va apareciendo.

Es una extraña combinación. Si que le pongo fuerza a ese deseo pero hago las cosas necesarias para conseguirlo. Es como una mezcla de esas dos cosas.

Me llama mucho la atención esta frase que usaste en una entrevista: «Me parece más interesante cuando alguien se pregunta las cosas que cuando se las contesta».

A mi me pasa eso en general cuando escribo o cuando hago cualquier cosa. Nunca tengo certezas o respuestas. También siento que cuando uno se responde algo o llega a un lugar de certeza, hay algo que se estanca.

Por momentos se puede tener certeza, porque si no uno enloquecería. Pero luego, el momento de la pregunta y de la duda, me parece un momento muy vital y lleno de posibilidades. Es un poco lo que le pasa a mi personaje en la película, que está en ese momento donde todo puede suceder y todos los caminos son posibles. Me parece que la gente en crisis está como más disponible. La gente que ya decidió todo está como más blindada.

¿Qué se va a encontrar el espectador en De nuevo otra vez?

Siento que por el lado de lo formal: las diapositivas, los distintos lenguajes, puede llegar a ser interesante. Y luego lo de vincular siento que es algo es bastante universal, algo de lo que contamos.

Una madre con su hijo pequeño. Una mujer más grande con su hija adulta. Siento que en algo de los vínculos uno se puede reconocer.

¿Más de cultura y menos de qué?

Menos de especulación.