Venus nació en el 2017 como una obra teatral que se estrenó en el teatro madrileño Pavón. Ahora, casi seis años después, llega en forma de largometraje a las salas de cine bajo la dirección de Victor Conde. Una historia de amor, de nostalgia, optimismo y homenaje a la Nouvelle vague.

La película es un viaje en el tiempo a través de las historias y recuerdos de varios personajes que coinciden en un bar. Hablamos con su director, Victor Conde, para que nos cuente qué hay detrás de esa historia y cómo ha sido el cambio del escenario a la pantalla.

¿Cómo nace la historia de Venus?

Una noche me quedé a dormir en un pequeño hotel de Barcelona del que conservaba muchos recuerdos. Durante la noche soñé que me encontraba allí con personajes de mi pasado que ya no estaban y que nos relacionábamos como si él tiempo no existiese. Como dice Modiano, como si el tiempo fuera transparente.

La película parte de una obra teatral, ¿fue muy difícil adaptar la obra al cine?

No me gustan las adaptaciones que sólo por el hecho de cambiar de lenguaje, en este caso de teatro a cine, se dedican a rodar exteriores sin sentido. La película sigue sucediendo en su mayor parte en un interior aunque su leguaje sea absolutamente cinematográfico. Conté además con la ayuda de Carlos J. Marín, un guionista de cine estupendo que me ayudó en el tránsito.

¿En qué ha cambiado el lenguaje cinematográfico del teatral?

En todo. La película me permite adentrarme en las miradas y en contar la historia con lenguaje cinematográfico. Una de las cosas más importantes que me han dicho es que parece que haya sido siempre una historia pensada para el cine.

Para quien haya visto la obra de teatro, ¿qué diferencias va a encontrar en la película?

La manera de narrar y el pulso son distintos. También hay personajes nuevos que no estaban en la obra teatral y que ayudan a contar la historia de una manera más profunda. En este sentido creo que la historia ha ganado en la transición.

¿Cómo ha sido también tu cambio al pasar a dirigir cine en lugar de teatro? ¿Qué experiencia te ha gustado más?

Yo antes de dirigir teatro venía ya del mundo del cine. Esa fue mi manera de entender la narración desde siempre. Creo que el teatro es más visceral, más inmediato, pero no más vivo. El cine es más técnico pero también es un arte más completo.

En la película hay muchos rostros conocidos, ¿cómo ha sido el proceso de casting?

Afortunadamente algo habré hecho bien en mi carrera como dramaturgo y director teatral que me ha permitido tener grandes amistades que además son gente de talento enorme y que se han volcado en la película. Es un film muy, muy indie y con un presupuesto que nunca hubiese permitido ciertos fichajes. ¡Están ahí porque ante todo son mis amigos y me quieren!

¿Por qué la elección del blanco y negro?

Por dos razones. La primera es que al tratar de representar distintas épocas en un mismo espacio con saltos constantes en el tiempo necesitaba que todo tuviese una unidad y el blanco y negro me la daba. La segunda y posiblemente la principal es que la película está rodada en un tono propio del cine de una época. Un cine que conservamos en blanco y negro en nuestra memoria.

Venus es un canto al amor y un homenaje a la Nouvelle vague.

La película es un canto a cómo nos gustaría que fuera el amor, no a como es en realidad. Todavía creo en el cine como fábrica de sueños. La Nouvelle vague representa como me gustaría a mi que fuesen el amor y la vida. Mujeres bellas, hombres atractivos, gente fumando y besos bajo la lluvia. Aunque eso ya no se estile mucho.

¿Cuáles han sido tus referentes en la construcción del proyecto?

Soy muy fanático del cine europeo de los años sesenta. De Truffaut, de Godard, de Antonioni. Una época en la que cada cine tenía una personalidad única. Pasé mucho tiempo junto a Pol Turrents, director de fotografía, estudiando ese lenguaje. También previamente con la fotógrafa Lucia Delgado, autora de las fotografías que aparecen en la película, sumergiéndonos en ese universo. Fue un proceso apasionante.

Las historias que protagonizan Venus comparten entre sí un toque de nostalgia.

Sí. Pero a su vez creo que hay un punto de esperanza y optimismo en ellas. Creo que la conclusión en última instancia es positiva. Permite soñar.

El espectador también puede viajar en el tiempo a través de sus protagonistas, ¿qué líneas temporales va a encontrar? ¿Por qué has querido hacer ese viaje en el tiempo?

El tiempo de Venus va desde finales de los 60 hasta nuestros días. Además salta de un momento en el tiempo a otro constantemente. Es una especia de puzzle temporal. Me interesaba mucho contar una historia de manera no correlativa. Creo que permite aproximarse a los personajes de una forma diferente.

En la revista nos gusta que nos recomienden talento, ¿última reproducción artística (película, obra, serie, libro, cuadro…) que te haya emocionado?

‘Los Que Bailaban’, de Amaya Galeote en el CDN. Vuelve en Marzo.

La revista se llama Más de cultura y nos gusta acabar las entrevistas preguntando, ¿más de cultura y menos de qué?

Más cultura colectiva. Más cine, teatro, expos y menos series y comida para llevar.