Si trabajas o conoces el mundo del cine sabrás de sobra que hay tres letras que provocan infartos y alegrías según a quien se le pregunte. Es el famoso y temido Virtual Print Fee o VPF.

Pero para entender qué significa y por qué es un asunto temido por las distribuidoras, primero necesitas saber qué es el DCP. Sí, todo son siglas. El Digital Cinema Package o Paquete Digital Para Cine es el formato utilizado para transmitir cine digital, audio, imagen y flujos de datos. Es decir, es el mejor formato para proyectar una película en cines y el más utilizado por las grandes salas. Muchas de las pequeñas, aun proyectan en Bluray o combinan Bluray y DCP en sus salas dependiendo de la instalación que haya en cada una.

Cuando peor estábamos, cuando mayor crisis había, el estado decide que los proyectores de 35 mm deben desaparecer y que el futuro es el proyector digital. Con lo cual estamos de acuerdo, el problema es que este proceso de digitalización de las salas no es barato y no todos pudieron asumir su coste.

En el año 2016 el número de pantallas con proyector digital en España ya superaba las 3.300, es decir, más del 90%. Entonces ¿Cómo han asumido los cines este cambio?

Ahí es donde entra el protagonista de esta historia: el Virtual Print Fee. La tarifa o el precio por la copia virtual que se exhibe en una sala cinematográfica. Y muchos diréis: ¡Pero como puede ser eso, si en realidad me estoy ahorrando la fabricación de una copia gracias al formato DCP! Es correcto, pero aquí entran los integradores capitaneados por Ymagis. Empresas que a cambio de ofrecer su maquinaria a los cines que no podían digitalizar su sala, les endeudaron durante años. ¿Y quién paga la deuda? Aquí es donde entra la distribución.

En los cines que trabajan con estas empresas (que suelen ser las multisalas), la distribuidora tiene que pagar por lo que costaría la copia si fuese analógica, aunque no lo sea. Todo para sufragar la deuda que los cines tienen con las empresas de VPF. Esa cuota que tienen que pagar por cada película, cada sala o cada pase, es el VPF. La única alternativa para saltarse el impuesto es proyectar en Bluray, pero con el cambio de equipos, la mayoría de proyectores solo admiten DCP ¿Vais entendiendo la horrible consecuencia de todo esto?

Este sistema que las majors americanas encontraron para sufragar el enorme gasto de la transición a lo digital, pronto se extendió a todo el mundo y la realidad es que actualmente son las distribuidoras las que pagan el coste de la instalación de los equipos. La medida surge como intención de terminar cuando la inversión quede amortizada y los exhibidores hayan terminado de pagar lo que les costó cambiar los proyectores. Sin embargo, no parece ser una medida efímera y la realidad es que las empresas integradoras como Ymagis financian la compra e instalación de equipos con la recaudación del VPF que cobran por usar dichos equipos en las salas.

La consecuencia de este asunto, desconocido para el gran público, es que sólo las majors americanas o las grandes distribuidoras pueden asumir el proyectar sus películas en las grandes salas de cine (la mayoría en España por el aluvión de cadenas como Cinesa o Yelmo). Hay una buena parte del cine que se crea en nuestro país que no se visiona o solo llega a las salas pequeñas o locales a consecuencia de este impuesto abusivo que en muchos casos sobrepasa los 700 euros. ¿No es contraproducente invertir en hacer cine de mayor calidad si luego no se pueden asumir los costes de las salas? Nosotros también pensamos lo mismo. Por eso, muchos cines independientes han adoptado su propia fórmula. Conocedores de lo que supone el VPF para las distribuidoras, algunos exhibidores optan por saltarse la figura del integrador y negociar las condiciones con las distribuidoras es el conocido como VPF de independientes.

Por todo esto, la próxima vez que vayas a alguna multisala y te pasees por las películas que tienen en cartel. No te enfades por no ver la película independiente que crees que debería proyectarse, no es que la sala no apueste por ese tipo de cine, probablemente se deba a que el equipo de la película no puede afrontar ese VPF. Menos mal que en el castellano hay diferencias entre la V y la B, porque si no fuera así, estaba claro: Basta, Por Favor.