Una tía y una sobrina viven encerradas en el salón de su casa y la única ventana que tienen al mundo es la televisión. ¿Te suena la frase «me rio por no llorar»? Pues algo así pensarás viendo Las Princesas del Pacífico. Teatro grotesco, comedia y melodrama en el Teatro del Barrio de Lavapiés.

Tía y sobrina llevan tanto tiempo juntas que han acabado por convertirse en un monstruo de dos cabezas. Feas, grotescas, diferentes… Apartadas de la sociedad, viven recluidas en un búnker de crochet para protegerse de nuestras miradas. Pero también desde allí nos miran y se ríen de nuestras desgracias para sentirse acompañadas.

Del 8 al 23 de diciembre puedes disfrutar este espectáculo creado por José Troncoso, Alicia Rodríguez y Sara Romero en el Teatro del Barrio, en el madrileño barrio de Lavapiés. Las Princesas del Pacífico está protagonizada por Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León.

De qué trata la obra

Agustina y Lidia (tía y sobrina) son dos personajes que viven recluidos en el salón de su casa, dos seres a diez minutos de la realidad, con una única ventana al mundo: la televisión. Ahí tienen su bastión para no resultar dañadas mientras se convierten en cronistas de las desgracias ajenas. Dos mujeres que se enfrentan como pueden a las miserias y avatares diarios, aplazando los pagos de la manera más naif, haciéndose invisibles dentro de su propia casa. Agustina y Lidia afrontan el día a día mirándose sin verse en esos programas que vomitan realidades aún más crudas que las suyas… ¿más crudas que las nuestras?

Pero, ¿Qué ocurre si por una vez la suerte les sonríe premiándolas con un fantástico crucero con el que nunca hubieran soñado? ¿Qué pasa si las enfrentamos a personas incapaces de empatizar con el micromundo que estos dos personajes han ido forjando? ¿Qué nuevas dimensiones adquiere su reducida visión del mundo?

Dos mujeres infranqueables, y al mismo tiempo vulnerables, capacitadas para afrontar las situaciones más desgarradoras. Dos seres a la par tiernos y grotescos. Dos personajes excluidos de la sociedad, desterrados a un salón de tapete y crochet en el que prevalece lo tradicional. Dos mujeres que quedarán unidas para siempre en una de esas crónicas que engrosan los programas de sucesos.