Fotografía: Pablo Guidali.

Bajo la dirección y la coreografía de Rubén Olmo, el Teatro de la Zarzuela de Madrid se prepara para recibir a La bella Otero del 7 al 18 de julio.

Una reflexión sobre el maltrato, la ambición, el éxito, la incapacidad de amar y la soledad que nos lleva a conocer a través de este ballet operístico la vida de Carolina Otero, conocida como La bella Otero, que fue una de las más famosas e influyentes bailarinas de finales del siglo XIX.

El espectáculo nos lleva desde la aldea gallega de la que procedía la artista hasta el mundo de la Belle Époque Parisien, un viaje a través de la música. Rubén Olmo es también el director del Ballet Nacional de España, se toma un tiempo para hablar con Más de Cultura de los detalles de esta poderosa obra.

¿Cómo ha sido esa selección musical que conforma esta fusión de estilos? ¿En qué os habéis basado?

Conté con diferentes compositores porque necesitaba diferentes colores musicales y diferentes registros. Pasábamos de Pontevedra a la Belle Epoque de París, diferentes formas de su vida y por eso necesitábamos diferentes registros dentro de la danza española.

Supongo que no es fácil en una obra que trascurre en tantos escenarios y épocas con culturas y estilos diferentes crear esos espacios, no sé si todos ellos han estado desde el principio cuando se planteaba la función.

Sí, fui corrigiendo para que tuvieran muy claro que es una música hecha para danza, que teníamos que contar la historia. Para eso tenía que ser una música descriptiva de la vida de La Bella Otero y sobre eso hemos ido trabajando.

La Bella Otero Patricia Guerrero Inma Salomon Sara Arevalo Ana Agraz Fotografia Maria Alperi

La Bella Otero. Patricia Guerrero, Inma Salomon, Sara Arévalo y Ana Agraz. Fotografía María Alperi.

Patricia Guerrero en el papel protagonista, prestigiosa bailaora, ¿Cómo has trabajado con ella para entrar en la piel de Carolina?

Patricia es ahora mismo una de las máximas figuras de los jóvenes actuales y habíamos trabajado ya muchísimo juntos. Nos conocíamos mucho y ella en su naturaleza tiene ese magnetismo especial que necesitaba para el personaje.

Más que una gran bailarina o una gran cantante era una figura con un magnetismo especial todo el mundo tiene que mirarla. Eso es una de las cualidades que tiene Patricia.

Hemos trabajado sobre las pequeñas cosas que hay en La Bella Otero para sacar la danza de todas las ilustraciones, todos los dibujos, fotos, posiciones…etc.

¿Cómo es ese momento en el que te dicen que vas a dirigir el Ballet Nacional de España?

La verdad es que para todos los coreógrafos es un honor. Desde la dirección del ballet puedes hacer un gran trabajo, tienes todas las posibilidades y la verdad es que fue uno de los momentos más felices de mi carrera.

¿Ha cambiado algo el Rubén Olmo coreógrafo de los inicios con el Rubén Olmo que es director?

Tampoco cambia nada en sí porque ya había dirigido mi propia compañía o el ballet flamenco. Aquí te enfrentas a una casa más grande, pero realmente no cambia nada en el aspecto de cómo dirigir o coreografiar. Eso es una parte que llevo yo y a la que se han ido adaptando las personas del Ballet Nacional. Cuando hay un cambio de dirección cada uno tiene un concepto o una fórmula para llegar a donde quiere.

¿Tienes en la cabeza ese momento en el que decides que el baile es lo tuyo?

Sí, totalmente, fue desde muy pequeño. Encontré la danza en mi vida y desde muy pequeño ya sabía que era a lo que me quería dedicar y lo que me iba a tener enganchado durante toda la vida. Ese momento no se olvida.

Tengo la sensación de que en el mundo de la danza se destaca mucho cuando el origen del profesional es humilde, como en tu caso, en una barriada de Sevilla. ¿Tiene que ver con la disciplina o la élite sobre la que se sustenta una profesión como la danza, que requiere de tanto trabajo y esfuerzo?

Totalmente. Es verdad que el baile, o las artes escénicas en general, tienen una forma, una élite, pero cuesta muchísimo. Hay que trabajar muchas horas, dedicarse en cuerpo y alma a esta profesión.

Tenemos muchísimos ejemplos siempre en los que coincide que hay figuras que vienen de esos barrios o familias más humildes. Pero tampoco es una cosa que tenga que ser así. Hay mucha gente que también ha nacido en una familia que se lo ha podido dar todo y han trabajado muchísimo y llegado a ser figuras de la danza. Pero creo que ayuda mucho el tener que luchar por ti mismo.

Los espectáculos que se salen del teatro tradicional y que incluyen música o baile son los más adolecidos por la pandemia, ¿Cómo lo veis vosotros?

Ya no solo la Bella Otero, ha sido complicado desde el principio poner en marcha los ensayos, hemos tenido que hacerlos por separado, siempre con la mascarilla… ha sido un proceso complicado y hemos tenido que reinventarnos varias veces por la caída de muchas giras o el cierre de los teatros. Nos hemos acercado a las personas que lo están pasando mal ahí fuera, para que sintieran el ballet nacional un poco más cerca y pudieran disfrutar también de todos esos invitados que venían.

¿Más de cultura y menos de qué?

Yo sobre todo creo que en España tenemos muchísima cultura a un nivel y calidad muy grande y no nos podemos olvidar de ella. La cultura en España es una de las más importantes del mundo. Entonces, yo no quito nada, pero si le daría muchísima más importancia a la cultura que tenemos en este país.