Nacho Carretero publicaba Fariña en 2015, sobre la historia sociocultural del tráfico de drogas en Galicia y desde entonces no han dejado de lloverle éxitos. Quizá el más sonado fue la serie homónima dirigida por Carlos Sedes y Jorge Torregrossa que extendió el éxito de la novela. Sin embargo, no ha sido la única adaptación de este brillante ensayo. El texto tiene su propio cómic y también la versión teatral. Después de una gira por Galicia  en 2019 con teatros abarrotados y una aterrizaje en Madrid post-covid, la versión teatral de Fariña dirigida por Tito Asorey se podrá ver en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid hasta el 11 de abril.

Marcos Pereiro, María Vázquez, Sergio Zarraeta, Víctor Duplá, Cristina Iglesias y Xosé A. Touriñán encarnan a esos vecinos que bajo la batuta de Asorey hacen partícipe cada noche al público de la historia. Hablamos precisamente con este director y actor del mayor reto de la obra, adaptar semejante historia ya hacerlo de manera original: «Fue un proceso intenso pero sabíamos que teníamos que contarlo desde nuestro humor, desde la retranca y la comedia. Por eso apareció el tema de la sátira y el esperpento, los espejos deformantes. A partir de ahí ya fue encauzándose todo».

Fue entonces cuando se dieron cuenta de que Fariña no debía ser sobre personas individuales, sino de paisaje: «donde Galicia fuese la protagonista. También la música en directo, que sabíamos que tenía que tener una importancia capital. Nos apetecía que tuviera ese punto, contar a través de la música porque Galicia es un lugar muy musical y queríamos nuestro folklore. A partir de ahí fue saliendo el espectáculo». Se refiere a la inclusión de la música en directo diseñada por Laura Iturralde que constituye uno de los platos fuertes y lo que contribuye a crear el viaje emocional del espectador.

Quizá Fariña sea la prueba de que cuando una historia es buena no importa en qué formato se muestre, puesto que siempre va a atrapar al espectador. Para Asorey, «cada formato lo cuenta a su manera», sin embargo sí que consideró importante que  la obra fuera algo «que solo se pudiera hacer en teatro».

Fariña

El dramaturgo recalca que su intención era hacer algo que no recordase a la serie, que según él, ya es impresionante. Así, durante la representación se introducen elementos tales como una foto real de los chicos del equipo de fútbol para introducir el drama: «Viene dado por ese gusto de que la realidad irrumpa en escena y sobre todo aparece en un momento donde, hasta entonces, es todo una fiesta. Queríamos que cuando los niños empiezan a enfermar y a morir fuese como un choque con la realidad. Cuando la muerte llega, la realidad aparece«. Es así como nos explica que su manera de transformar todo lo anterior en una especie de fantasía e ilusión.

Es una buena época para los creadores y artistas gallegos. Coincide con nosotras Tito, que repasa algunos de los gallegos que inundan la escena teatral estos días (Marta Pazos en la Abadía, Chévere en El Canal, Matarile también en la Abadía), «hay actores gallegos por todas partes en Madrid», comenta divertido.

Por eso, cree que la producción gallega «está viviendo un momento muy dulce del teatro y eso es una manera de posicionarnos en el mundo. Aunque aún falta mucho para una normalización creo que se está habiendo todo lo que se trabajó aquí en Galicia durante muchos años». Un inicio de lo que sienta las bases de una próspera industria. Por el momento, Fariña se puede disfrutar en Madrid hasta el 11 de abril y, en el resto de formatos, cuándo y dónde el público desee.