El consumidor cultural cada vez tiene menos tiempo para disfrutar de la amplia oferta de contenidos. Las plataformas de VOD y contenidos en streaming, llegaron para solucionar el problema y, de paso, para reforzar la idea de que la gente está dispuesta a pagar por la cultura si la oferta le merece la pena. Sin embargo, de los creadores de «la magia del cine se pierde al ver una película en pequeña pantalla» llega: «¿Y si pudiéramos ver espectáculos de artes escénicas a la carta?»

El servicio de contenido bajo demanda se cuela también en el teatro, la danza e incluso la ópera para ofrecer una alternativa más para consumir estas artes. De este modo, el teatro queda al alcance de todos los que no puedan desplazarse a un teatro, y resulta más asequible económicamente.

Los franceses, siempre a la vanguardia, fueron los primeros en introducir esta revolución en 2008 con Medici.tv, que ahora se erige como líder en cuanto a catálogo de ópera y música clásica. Actualmente el precio de suscripción es de unos 14 euros al mes y en su oferta se incluye un catálogo de más de 2.000 espectáculos y unos 200 directos anuales en colaboración con instituciones prestigiosas de la cultura francesa.

Más actual, también existe en el país la plataforma Opsis TV  con estrenos de teatro y también sesiones de off . Como novedad, incluye una plataforma para profesionales destinada a escuelas y programadores de teatros, que evitan desplazarse para ver las obras.

Un fenómeno que no dista tanto de las salas de cine que desde hace tiempo se utilizan para la retransmisión de otros espectáculos como óperas, conciertos e incluso festivales como el de Eurovisión.

En ese contexto en Barcelona nació PlayTheatres, una plataforma en activo desde 2018 que incluye unas 70 obras creadas por compañías catalanas que no encontraban su hueco en el complicado mundo de la distribución teatral. La suscripción a esta plataforma es más barata (8 euros al mes) y cuenta con una opción similar a la de Filmin, el usuario puede alquilar por unidades y no sólo por catálogo.

En paralelo, en Madrid se ha creado AllTheater, un espacio más enfocado a las compañías independientes que apuestan por la experimentación teatral. La suscripción es de 3 euros y se pueden disfrutar de formatos inmersivos como obras en 360 grados.

Por su parte, el Reino Unido, también tiene la suya: Marquee, a la que en apenas un año ya le ha salido competencia: Digital Theatre. En Estados Unidos, Broadway HD  lucha por convertirse en lider y Cennarium se abre a contenidos de compañías internacionales y danza contemporánea.

Para valorarlo, como siempre, el arma de doble filo. ¿Se pierde así la esencia del teatro o, como ocurre con el cine, llega a más gente que por localización o economía no se lo podría permitir? ¿Estamos democratizando el mercado dando cabida a compañías independientes o devaluando una producción teatral? Juzguen ustedes mismos.