Jone Laspiur (Ane, Akelarre) protagoniza Negu hurbilak, una película dirigida por el Colectivo Negu que llega a los cines el próximo 23 de febrero. Un filme que explora el conflicto vasco desde el aislamiento, la espera y el eterno anhelo de identidad.

Rodada en la localidad navarra de Zubieta, el proyecto empezó como el trabajo de fin de grado de los directores, pero poco a poco fue adquiriendo mayor dimensión. Se estrenó en el Festival Internacional de Locarno, donde ganó una Mención Especial del Jurado y pasó por Seminci, Márgenes o L’Alternativa entre otros. Ahora llega a los cines con una espectacular acogida por parte de la crítica.

Hablamos con su protagonista, Jone Laspiur, para conocer a fondo la película, Negu hurbilak.

¿Cómo llegas al proyecto de Negu hurbilak?

Al proyecto llegué porque se pusieron en contacto conmigo Mikel Ibarguren, que es actor también, y Ekain Albite, uno de los directores. Me citaron, nos tomamos un café y me contaron un poco por encima. Yo en el momento tampoco era consciente de la dimensión que iba a coger el proyecto. Pensé que iba a ser algo muy pequeñito. Probablemente ellos tampoco sabían después lo que iba a ser. Me encajó desde el principio, confié mucho en ellos.

Tu personaje es el principal de la película. Los directores hacen mucho hincapié en que el proceso de documentación fue muy largo. ¿Cómo te preparaste el papel?

Fueron los directores los que hicieron varias entrevistas a personas que habían vivido situaciones similares a las que vive nuestra protagonista. Estas entrevistas no se filmaron ni se registraron por respeto a ellas. Ahí salió material muy interesante y ellos me lo transmitieron.

¿Has hablado con mucha gente que haya pasado por historias familiares?

Yo no tuve ninguna entrevista directa porque es un tema muy delicado y a estas personas o testigos creo que se les ha cuidado bastante. Pude trabajar desde el material que los directores me daban, desde lo narrativo hasta lo más corporal. Después ya vinieron horas y horas de conversación. El personaje se construyó mucho desde el contexto en el que estábamos, desde el pueblo de Zubieta, desde el invierno que nos rodeaba, el silencio, las condiciones climatológicas, la rudeza del pueblo… todos fueron elementos muy necesarios.

A pesar de ser un tema que está bastante tratado en el audiovisual, Negu hurbilak aborda el conflicto vasco desde los silencios, para ti, ¿qué es lo más interesante de la película?

Es verdad que este tema está rodeado de mucho silencio. Todavía hay muchas partes que no han hablado. Yo creo que el reflejo de estas personas que han tenido que huir, esconderse o desaparecer durante algún tiempo, estas voces, no han sido nunca contadas. En alguna entrevista que hicieron los directores a personas que han vivido estas situaciones, había gente que jamás había revelado cosas, que jamás había contado detalles de su fuga y que por primera vez en estas entrevistas se abrieron. Creo que hay una gran parte que todavía no se ha contado. Creo que todavía hay mucho sensacionalismo y mucho morbo alrededor de este tema en general, del conflicto vasco.  A mi me ha gustado mucho el poder trabajarlo desde este silencio, desde la duda, el dolor, el humanizar a estas personas. A mi también me parece muy importante.

«Me ha gustado mucho poder trabajar desde este silencio, desde la duda»

Para mi lo más interesante de la película es el hecho de que el personaje se va diluyendo con el tiempo, el paisaje, todo el contexto que le rodea. Me parece que refleja muy bien ese tiempo de espera, que no se sabe cuánto es, ni siquiera ella sabe cuánto es, el espectador tampoco sabe cuánto tiempo ha pasado desde que esta persona está huyendo. Me parece muy interesante que la protagonista se convierte en un elemento más del paisaje. Como que el paisaje la engulle, se la come. Hay planos preciosos de naturaleza, donde ella está entre helechos y árboles y entre la niebla y es un elemento paisajístico más. Me interesa mucho esa relación que también se ha construido del personaje con todo lo que le rodea y como va desapareciendo de alguna forma o va convirtiéndose en un fantasma. Ya no sabemos muy bien si ella es real o no. Y ese desaparecer, ese morirse, ese ir yendo, me parece algo de un valor poético muy grande.

El personaje al que interpretas se tiene que enfrentar a la soledad, sin embargo, cuenta con la ayuda de gente totalmente desconocida que se arriesga para protegerla. ¿Cómo enfrentaste esa dualidad?

La dualidad fue muy interesante porque yo tuve que trabajar muchísimo desde la contención. En esta película tiene mucho más valor lo que no se dice que lo que se dice. Tuvimos que jugar muchísimo con eso, ella en ningún momento puede revelar tampoco nada a las personas que la acogen. Hay un único momento en la película donde ella se abre un poco y nos cuenta más sobre ella pero como actriz también fue duro hacer todo ese trabajo del silencio cuando ese personaje tenía tanto que decir, tanto que preguntar, tantas dudas, tanto desasosiego. Ella misma no sabe qué va a ser de ella. Fue difícil trabajar este silencio con los personajes pero digamos que le cogí un poco de práctica durante el rodaje.

¿Qué anécdota recuerdas con especial cariño del rodaje?

Hay muchísimas porque estuvimos conviviendo con la gente del pueblo. Se puede decir que en la película la ficción y la realidad se unieron un poco y durante ese tiempo fuimos parte del pueblo. Estábamos viviendo los acontecimientos del pueblo, del invierno, por ejemplo, los nacimientos de las ovejas, los partos, las muertes de los cerdos… Entramos un poco en el ciclo natural del pueblo y de la naturaleza también. Eso fue bonito. Durante el rodaje había gente de alrededor o quien nos dejaba el caserío que de repente tenía que ir a ayudar a la oveja a parir, entonces íbamos. También la gente del rodaje, del equipo, participó en estas cosas del pueblo. Había comidas populares o encuentros del pueblo. La música era algo que estaba muy presente, se tocaba en la plaza del pueblo. Fuimos parte de todo eso.

La película pasó por Locarno, Seminci, Márgenes… ¿cómo habéis vivido todas estas selecciones en festivales?

Nosotros en ningún momento nos imaginamos que esta película iba a llegar a Locarno por ejemplo. Esto comenzó como un trabajo final de grado de alumnos de la Escac y ninguno nos habíamos imaginado esto. Fue una experiencia muy bonita. Cuando no das algo por hecho y ocurre, es un regalo de verdad. Todo lo que nos ha venido con la película es un regalo.

Tras el estreno de Negu hurbilak, ¿tienes algún otro proyecto en marcha?

Ahora mismo estoy preparando dos proyecto muy interesantes, dos películas, que se van a rodar este mismo año. Son dos personajes protagonistas y dos directores que me interesan mucho. No puedo contar nada más, pero estoy muy contenta.

Nos gusta mucho que nos recomienden talento. ¿Última expresión artística (obra, libro, película…) que te haya emocionado y que nos quieras recomendar?

Me encantó Poor things. Hacía tiempo que no veía algo que me sorprendiera tanto estéticamente.