Néstor Ruiz Medina dirige 21 Paraíso, su ópera prima que llega a los cines el próximo 21 de noviembre. La película retrata en 21 planos secuencia el declive de una pareja que se dedica al porno amateur. María Lázaro y  Fernando Barona, responsables junto a Néstor Ruiz Medina del guion de la película, dan vida a los protagonistas de esta historia.

21 Paraíso es una reflexión sobre el amor, la intimidad, la sexualidad y las redes sociales. La ópera prima del director se estrenará en 21 salas de cine en exclusiva el día 21 de noviembre, en una apuesta de distribución diferente de Begin Again Films.

Hablamos con Néstor Ruiz Medina para conocer los detalles de esta historia tan especial y reflexionar sobre los tabúes sexuales, las redes sociales y la intimidad de las parejas.

¿Cómo nace la idea de la película?

Desde hace tiempo tenía la idea de retratar lo que hay detrás de un perfil en una red social y me interesaba más aún si se dedica a ello a nivel profesional. Las dos caras que puede dar dentro y fuera de las redes sociales, la vida real y lo que se vende a través de la pantalla. Me parecía una idea muy original y actual para una película. Siempre quise unirlo a un tema universal, como en el caso de 21 Paraíso es el amor. En la película, Onlyfans es solamente el marco, lo que realmente me interesa es la relación de amor que tienen los dos personajes principales. Lo que venden y lo que realmente son dentro y fuera de las redes.

«Onlyfans es solamente el marco, lo que realmente me interesa es la relación de amor que tienen los dos personajes principales»

21 planos secuencia y rodados en 16mm retratan el declive de una pareja. ¿Siempre estuvo en tu cabeza hacer la película de este modo?

El proyecto fue evolucionando según investigábamos lo que queríamos contar. Siempre supe que quería una narrativa distinta a la convencional para el largometraje. Fue casi la propia película la que nos dio las claves de cómo debía rodarse. Quería que cada momento que vemos en el largometraje fuera único e irrepetible, que los actores lo vivieran y eso fuera lo que capturáramos, de ahí el uso del plano secuencia.

Por otro lado es una película en la que lo más importante es el fondo, no la forma, tomamos la decisión de rodarla en 16mm no por la estética si no por el modo de rodar la película. En cine íbamos a tener que cuidar cada toma y estar muy seguros de lo que estábamos haciendo. Para mí eso era muy importante, quería no tener la posibilidad de repetir tomas, que tanto en el uso del plano secuencia como en esto todo lo que rodáramos fuera irrepetible.

Al rodar en cine todo el equipo tenía que estar concentrado al máximo y de alguna manera haciendo un salto de fe hacia lo que estábamos haciendo. En digital puedes ver en un monitor prácticamente el mismo frame final que va a ver el público, muchas veces hasta con una curva de color semi-etalonado, en celuloide hay un pequeño salto de fe que hasta que no te llega lo revelado no sabes 100% lo que estás haciendo. Ese salto de fe para mí es la clave de crear algo con alma, ese punto de riesgo.

Ambos actores entregan mucho de ellos mismos a los personajes, hay varias escenas de desnudos… ¿cómo fue la dirección de los actores?

Hablamos desde el principio, nada más nacer la idea, que tendrían que exponerse, tanto física como emocionalmente. Ambos siempre estuvieron encantados de dejarse llevar y confiar. Ha sido un auténtico placer trabajar con ellos, que se han dejado un trocito de su alma en la película.

Trabajamos con un equipo técnico que nos conocemos como si fuéramos casi una familia. Eso hizo que en el rodaje todo fuera mucho más cómodo y ellos se sintieran entre algodones en los momentos que se tenían que desnudar, tanto física como emocionalmente.

El guion está escrito junto a María Lázaro y Fernando Barona, los actores protagonistas, ¿cómo fue el proceso de trabajo? ¿Os conocíais previamente?

Yo ya conocía a María, es mi pareja, y hemos trabajado en varias ocasiones en guion juntos. Nos completamos muy bien. A Fer le conocimos un día haciendo un casting para María, le pedimos a un amigo común ayuda para la réplica y nos mandó a Fer a grabar con nosotros. Fue un flechazo artístico desde el primer minuto. Yo nada más verles actuar juntos supe que teníamos que juntarnos para hacer algo. La idea de contar la historia de una pareja que se dedica a Onlyfans ya rondaba por mi cabeza, así que solo hubo que juntar las piezas.

Nada más decidir que haríamos la película Fer se vino a vivir en la misma casa durante el proceso de creación. Convivimos durante meses para conocernos y así poder trabajar en el proyecto sin impedimentos. Teníamos unos horarios de trabajo en los que nos dedicábamos solamente a investigar sobre la película, al vivir puerta con puerta fue mucho más fácil encontrar los momentos.

¿Hubo mucho ensayo?

No tuvimos prácticamente ensayos al uso, lo que se conoce como ensayo de texto. Estuvimos preparando los personajes durante tres meses en los cuales dedicábamos el tiempo a conocer a Julia y a Mateo. Queríamos conocer la relación de esos dos personajes como si hubiera existido de verdad para así poder tener una libertad absoluta en el rodaje. Realizábamos mucha impro, muchas sesiones de hablar sobre los personajes, sobre nosotros y sobre todo conocernos bien para poder tener esa visión tan íntima que se muestra en la película.

La película reflexiona sobre la identidad digital y la identidad real, ¿crees que es posible separarlas?

Totalmente, lo que se muestra en las redes sociales está muy alejado a lo que es la persona en la realidad. Creo que la propia naturaleza de las redes sociales hace que no nos mostremos tal y como somos. María y yo trabajamos mucho con actores que se vienen a rodar con nosotros, y casi el primer contacto que tenemos de ellos es conocerlos en redes sociales. Muchas veces nos hemos encontrado una desconexión entre la persona real y la que muestra en redes. No digo que eso sea malo ni bueno, solamente que son dos identidades diferentes.

También plantea un debate sobre la sexualidad. Julia se siente juzgada por sus amigos en una cena en común. ¿Crees que en España se sigue viviendo con tabú la sexualidad?

Poco a poco cada vez vamos estando con la mente más abierta en este sentido, siento que las películas están tratando de adentrarse en estos temas cada vez más intentando mostrar tabúes. Aún así creo que queda mucho trabajo por hacer, tengo la sensación de que es más común y está más normalizado ver asesinatos o muertes en el cine que una escena sexual íntima cómo puede ser una masturbación. Cuando todo el mundo está mas cercano a lo segundo en su día a día que a lo primero.

«Hicimos una labor de investigación dentro de Onlyfans»

Para la construcción de la historia, ¿habéis hablado con personas que trabajan en Onlyfans?

Hicimos una labor de investigación dentro de Onlyfans hablando bastantes chicas y chicos para que nos contaran cómo funciona el negocio desde dentro. Qué es lo que más dinero les genera, cuales son sus motivaciones, incluso sus miedos de dedicarse a ello… Encontramos que alguno/as estaban más por la labor de abrirse y contarnos sus experiencias que otro/as. En algunos casos lo tienen más como una profesión seria a lo que dedicarse y en otros sin embargo es más un hobby que con un poco de suerte les da algo de ingresos. Fue muy inspirador escuchar las historias reales de gente que se dedican a ello para crear los personajes de Julia y Mateo.

¿Qué referentes has tenido a la hora de hacer la película?

Es imposible no acordarse de todos los clásicos de películas sobre pareja que se han hecho. Vimos muchas referencias de películas como La vida de Adele, Jamón Jamón, Antes del Amanecer… y un montón más por el estilo. Sobre todo nuestras referencias estaban en el cine Europeo, es más el estilo de narrar con el que conecto, donde no es tan necesario el texto para contar las emociones.

¿Última pieza artística que te haya emocionado y que nos quieras recomendar (película, obra, libro…)

Me gustó mucho Un amor de Isabel Coixet. Una película narrada con una sensibilidad muy especial. Y tanto Laia Costa como Hovik hacen un papelón en la película.

Como madrileño viviendo en Cádiz, recomendaría darse una vuelta por el barrio alto de Sanlúcar de Barrameda para conocer los bares más puros de allí, donde en cualquier momento tienes a alguien cantando o tocando las palmas que te hace saltar una lagrimita. Puro arte.

La revista se llama Más de cultura y nos gusta acabar las entrevistas preguntando, ¿más de cultura y menos de qué?

Más de cultura y menos de política. No me refiero a la política convencional, hablo de que hoy día todo cada vez está más politizado. Parece que toda película tiene que tener una opinión política sobre algo. Yo soy más partidario de que el cine también tiene que tener una labor de entretenimiento y evasión que no debemos olvidar.