Las noticias están ahí. El cambio climático ya no es una amenaza, es una realidad y junto a los avisos de las ONG’s, y las aclamaciones populares, la ONU acaba de advertir que se impone un cambio en nuestro hábitos alimenticios. Estamos a tiempo de revertir la situación, pero es urgente, así que pongámonos manos a la obra.
Lo cierto es que la bajada de consumo de alimentos que proceden de los animales debe producirse y la tendencia más favorable es el veganismo. Pero ¿estamos dispuestos? Porque si bien la enumeración de beneficios que nos procura esta opción es clara: mejora la salud, reduce considerablemente nuestra presión sobre el medio ambiente, promueve el bienestar animal y nuestro beneficio nutricional se multiplica exponencialmente… no dejamos de ser bastante escépticos.
Aunque, como en muchos otros aspectos, si hablamos de cómo afecta todo esto a nuestro bolsillo, quizá cambiemos nuestra mirada.
Una de las concepciones imperantes acerca de un modo de vida más verde, es que parece que nos vemos obligados a consumir productos más caros. ¿Estamos seguros de que esto es así?. Depende de cómo lo gestionemos.
El Journal of Hunger & Environmental Nutrition– una revista norteamericana editada por profesionales de la nutrición, la seguridad alimentaria, la agricultura y el medio ambiente- ha realizado un estudio concreto sobre esta premisa.
La investigación comparó un plan de comida semanal de carne, con uno basado en vegetales, que incluían al menos 2000 calorías y 50 g de proteína por día. La investigación concluyó que eliminar la carne de nuestra dieta puede ahorrar, como mínimo 750 $ al año en compras.
Y eso no es todo. El estudio analizó también que un cambio en los hábitos alimenticios -a partir del cual, la población norteamericana eliminara productos animales de su dieta- supondría un ahorro estimado de 250 mil millones de $ en atención médica directa e indirecta no remunerada, por días perdidos en el trabajo.
Es cierto que existen productos que sustituyen a la carne que resultan caros, pero si lo que nos preocupa es el presupuesto, la mezcla de cereales y legumbres en recetas muy apetitosas, resulta una opción excelente y francamente asequible. Si la obsesión es la salud o el hierro que nos aporta la proteína animal, numerosos estudios certifican que son las verduras de hoja verde oscura, como la espinaca o el brócoli las que nos harán esa aportación y de un modo mucho más saludable y por supuesto más barato que cualquier filete de carne roja.
Si estas cifras le convencen queda otra cuestión, no menos importante, claro. ¿Somos capaces de convertirnos en veganos? ¿Podremos no consumir ningún tipo de carne, pescado o derivados?
Al hablar con cualquier vegano, lo común es que cada persona siga su propio proceso personal. Hay quienes comienzan evitando un tipo de carne en concreto: cerdo, cordero, ternera… Y paulatinamente van restrigiendo las demás. También hay quienes reducen considerablemente el consumo de animales. Comienzan con evitarlos un día a la semana, por ejemplo. Sólo este gesto ya es un considerable relax para la presión que ejercemos sobre el planeta.
Qué, ¿se animan? No parece difícil. Hay muchos artículos y literatura acerca de esta tendencia, imprescindible para evitar males mayores. Hace unos días les hablábamos de El Plan OMD de Suzy Amis Cameron. Es una manera de empezar, como otra cualquiera…ya nos contarán qué les parece. Eso sí, no pongan la excusa monetaria, no sirve…
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