Debajo de la almohada, en una bolsa individual, en una caja…en cada familia española la tradición es bien sencilla. El niño deja su diente de leche al acostarse y el ratoncito Pérez le deja una propina por regalo. Lo que no saben los padres es que el ratón está haciendo negocio de verdad, porque ese diente podría valer más que unos euros.
Pérez, que lleva muchos años siendo freelance, o falso autónomo, vaya usted a saber, se debió de enterar de que muchos padres ya guardaban las células madre del cordón umbilical de su bebé en bancos extranjeros para, en el caso de que su hijo desarrollase una enfermedad grave como la leucemia, poder hacerle un autotrasplante de médula. ¿Por qué en el extranjero? Porque en España solo se puede almacenar esta sangre si es para donación.
Sin embargo, aunque este artículo suene a broma, va totalmente en serio, y es que los dientes de leche otorgan a las familias una segunda oportunidad para hacer lo mismo en la infancia, la adolescencia incluso en la madurez. Los científicos del Centro Nacional para la Biotecnología de los Estados Unidos han publicado un estudio que revela que los dientes de leche contienen células madre que han estado menos expuestas a daños medioambientales y que por lo tanto, pueden resultar valiosas para regenerar nuevas células en otras partes del cuerpo.
De ahí que no debamos deshacernos sin más de los dientes de leche, y mucho menos cambiarlos por unos simples euros. En el interior del diente, en la pulpa, se encuentra este tejido que se crea en el útero y que permite recuperar ese código beneficioso para regenerar las células dañadas.
Y como todo en la vida, ya existen empresas que comienzan a comercializar con este servicio. Una de ellas, de origen americano, llamada Stem Save, ha instaurado su sede española en Galicia a través de la clínica Guitián, en Vigo.
Así, la clínica comienza a guardar este material a modo de seguros o reservas biológicas. Sin embargo, advierten que para aprovechar las muelas, parte importante para esta extracción de células madre, no vale con traer el diente cuando ya se ha caído, sino que se deben extraer con anterioridad.
Y lo que se estarán preguntando muchos. ¿Cuánto cuesta la broma? Según datos de esta clínica, el precio del proceso es de unos 600 euros (incluyendo la extracción y transporte) y unos 100 euros anuales de criopreservación.
Vamos, que el ratoncito Pérez ya era una empresa unicornio, y él, sin saberlo.
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