Si los vegetarianos nos bebiéramos un chupito por cada vez que un familiar dijera «por un día no pasa nada», «el cerdo de bellota vive como un rey» o la mítica «no hay que ser tan radical», las navidades serían mucho más divertidas. En MDC no queremos que lleguéis a enero con el hígado destrozado, así que hemos elaborado una guía para sobrevivir a las celebraciones familiares siendo vegetariano/a o vegana/o .
La cena de Nochebuena
Primera prueba, la cena de Nochebuena. Has escuchado por lo menos cinco veces aquello de «es sólo una fase» y la sonrisa falsa ya está empezando a flaquear. Entonces llega el cuñao de turno, y sin que le hayas mencionado una sola palabra sobre el tema, te suelta que ha leído en un tweet una teoría mágica que desbanca todas las razones científicamente probadas y contrastadas que puedas argumentar. Solución: Es imposible que ganes con la retórica, así que aplica la técnica Bridget Jones y pregunta dónde está el baño (aunque estés en tu propia casa), ¡huye!
25 de diciembre, fun fun fun
Comida de Navidad y resuena sobre los villancicos: «¿pero tu eras vegetariana o vegana?» ¿¡TANTO CUESTA ENTENDERLO!? No hay celebración en la que alguien no pregunte sobre la diferencia entre vegetarianismo y veganismo, y esta cuestión no entiende de edades ni de cultura general. Solución: Repítelo una vez más, pero esta vez llévate unos dibujitos preparados a modo de indirecta.
Nochevieja y las tradiciones
Nochevieja, ya estás a puntito de estallar. Alguien viene corriendo y te pregunta que qué deseo vas a pedir tras las campanadas. Mientras tanto, tu cabeza: «¡¿Acaso la sociedad cuestiona por qué alguien decide ponerse ropa interior roja, atragantarse con doce uvas o sumergir sus anillos de oro en las copas de champán?!» Por regla general, no. El por qué se asumen estas tradiciones como válidas y se penalizan aquellas basadas en la empatía hacia los animales es algo que cuesta comprender en pleno siglo XXI. Solución: Invéntate nuevas reglas y mantén a todo el mundo ocupado, así se olvidarán de la comida al menos un rato.
Año nuevo, vida nueva
Uno de enero, año nuevo y vida nueva. Prepárate, con esa resaca monumental que llevarás encima, a contestar todo tipo de preguntas absurdas. Esta vez la recepción será buena porque la gente empieza a pensar en buenos propósitos. Escucharás respuestas como «la verdad es que la carne es muy mala colesterol», «tengo que empezar a comer más verdura», «la carne falsa esa cómo sabe» y ojalá la de «la verdad es que nos estamos cargando el planeta». Esto te dará fuerzas, por lo menos, hasta Semana Santa. Cuando veas que los torreznos siguen siendo el plato principal perderás toda esperanza.
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