Hay personas con mucha suerte a las que les ocurre varias veces al mes, a otra sólo les ha pasado una vez en la vida, y otros no lo han sentido nunca. Si alguna vez te has despertado sobresaltada y con un poco de sofoco después de haber experimentado una sensación extremadamente placentera mientras soñabas, enhorabuena, tuviste un orgasmo en tu séptimo cielo onírico.
Para ser más exactos, te tienes que encontrar en ese punto del sueño en el que no sepas si estás dormida o despierta y aferrarte como sea a ese sueño erótico en el que estabas inmersa. Comenzarás a sentir que una especie de impulso eléctrico como el del Satisfyer va creciendo por momentos y no lo podrás controlar. Te despertarás y te dirás a ti misma, ¡OMG! ¡Estoy teniendo un orgasmo!
Esto no es un mito o una simple sugestión, tiene nombre y apellidos. Se conocen como “sueños húmedos” o wet dreams que culminan en un orgasmo, y su nombre de pila sería algo así como Sleep-gasm.
¿Todas las personas podemos sentirlo?
Para saber si alguna vez podremos sentir este inusual placer hay que entender cómo se genera. La mayoría de estos sueños húmedos con final feliz se producen durante la fase REM. La sangre fluye con más fuerza también en nuestros genitales, algo que también ocurre durante la actividad sexual. El cerebro interpreta que existe más flujo sanguíneo de lo normal en los tejidos y lo traduce como si se tratara de una excitación sexual. Así que a priori, cualquier persona debería tener derecho a experimentar orgasmos en sueños.
Pero llegan las estadísticas y nos desestabilizamos un poco, o al menos los hombres. El sexo masculino tiende a experimentar orgasmos mientras duermen desde la adolescencia hasta los 30 años. A partir de ahí es bastante menos frecuente.
En cambio un 37% de las mujeres consigue llegar a estos orgasmos a partir de los 45 años de edad. La edad nunca nos había sentado mejor.
¿Puedo tener un orgasmo en sueños si nunca he tenido uno?
Desde luego. Una mujer, por ejemplo, que no haya experimentado nunca un orgasmo puede imaginárselo, porque lo haya visto en películas o leído sobre el tema. En el sueño aflora el inconsciente y todos esos conocimientos que hemos aprendido a lo largo del día se pueden convertir en fantasías eróticas que culminen en un orgasmo.
Además. Cuando dormimos las barreras mentales se vuelven difusas y podemos construir con nuestro inconsciente nuestros deseos más ocultos.
Técnicas para llegar al orgasmo mientras duermes
Lo más importante para intentar conseguir esa petite mort onírica es relajarse. Si sufrimos un estrés cotidiano constante va a ser muy difícil que lleguemos a un estado profundo de sueño, por eso os recomiendo realizar varios ejercicios de relajación antes de dormir.
Hay épocas en las que nos sentimos más o menos excitados, eso lo sabemos todos. Hay que aprovechar las que más y acostarnos con un pensamiento erótico rondando en la cabeza. Recordemos que los caminos hacia el orgasmo son inescrutables y los límites de la imaginación, también.
Algunas teorías dicen que durmiendo boca abajo se estimula la zona genital. Yo personalmente no lo recomiendo. Ante todo lo primero es la salud y una posición correcta para dormir siempre será de lado o en su defecto, boca arriba.
Por ahí dicen que estos orgasmos pueden ser más intensos que los que se experimentan conscientemente, yo sólo lo dejo caer…
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