Gloria Fuertes nació tal día como hoy hace 101 años. El año pasado ya se celebró su centenario, pero nunca está de más sumarse a las felicitaciones y conmemoraciones, sobre todo cuando hablamos de una figura imprescindible en nuestra literatura.

Porque sí, Gloria Fuertes es un referente en la literatura, sobre todo infantil, y fue quien a muchos niños y niñas nos abrió la puerta hacia el disfrute de leer. Como ella misma decía, “Un niño con un libro de poesía en las manos nunca tendrá de mayor un arma entre ellas”, y aunque sea por eso, hay que darle las gracias.

Cada uno tiene su propio recuerdo de Gloria Fuertes, pero está en el imaginario colectivo con su voz ronca y dulce al mismo tiempo, contándonos rimas de animales, pacifismo, medio ambiente y unos globos que volaban por la televisión de nuestro país.

Si quieres descubrir más de Gloria Fuertes, nuestra recomendación es el libro que desde Blackie Books dedicaron a esta mujer: [amazon_textlink asin=’8416290733′ text=’El Libro de Gloria Fuertes. Antología de poemas y vida’ template=’ProductLink’ store=’masdecultura-21′ marketplace=’ES’ link_id=’cb16b3b7-8f23-11e8-b5ac-5b2189d761f3′] Un repaso a su obra y también a sus vivencias.

Mucho se puede contar de Gloria Fuertes, pero nadie mejor que ella misma podría describirse, por eso terminamos este artículo con este poema.

AUTOBIOGRAFÍA

Gloria Fuertes nació en Madrid

a los dos días de edad,

pues fue muy laborioso el parto de mi madre

que si se descuida muere por vivirme.

A los tres años ya sabía leer

y a los seis ya sabía mis labores.

Yo era buena y delgada,

alta y algo enferma.

A los nueve años me pilló un carro

y a los catorce me pilló la guerra;

A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas

y a ir a los pueblos por zanahorias.

Por entonces empecé con los amores,

-no digo nombres-,

gracias a eso, pude sobrellevar

mi juventud de barrio.

Quise ir a la guerra, para pararla,

pero me detuvieron a mitad del camino.

Luego me salió una oficina,

donde trabajo como si fuera tonta,

-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.

Escribo por las noches

y voy al campo mucho.

Todos los míos han muerto hace años

y estoy más sola que yo misma.

He publicado versos en todos los calendarios,

escribo en un periódico de niños,

y quiero comprarme a plazos una flor natural

como las que le dan a Pemán algunas veces.